miércoles, 29 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. ¿Y tú qué harías?


Hoy me he despedido de John hasta el sábado, se va a Managua por temas de su ONG. Me ha llamado Escalante para ir a cenar a la casa de los médicos y allí estaba Dilayla. La conozco porque hacemos deporte juntas con Xiomara y las otras chicas. Les he enseñado algunos ejercicios en un gimnasio improvisado, en el garaje de Jacqueline.
Dilayla tiene 22 años y siempre una respuesta para todo. En sus comentarios hay siempre un implícito “calla que tú no sabes nada”. Desde el principio tuvo detalles que no me gustaron, como el preguntar el precio de todo lo que ve: mi iPod, mi cámara, el portátil (que no es mío y ni pajolera idea de cuánto le costó a GH). La primera vez que se fijó en mis zapatillas de correr me dijo. “Tienen amortiguadores!!!” supuse que se refería a la cámara de aire… “Cuando te regresés a España me las regalás”.
Esta noche me fijé en como coqueteaba con todos los doctores extranjeros y entendí que su fuerte personalidad es fruto de un simple complejo de inferioridad. Quiere salir de aquí y la única forma posible es de la mano de alguno de estos médicos o de un cooperante.
Después de la cena nos quedamos juntas fregando los platos y ella empezó a hablar de los hombres. Yo esquivé todas las preguntas íntimas que me planteó y al hablar de un médico del grupo me dijo:
- Ah no, con ese no.
- ¿Por qué?
- Porque es negro
- No te entiendo
- Yo soy racista.
Lo dijo rotundamente como si estuviera dando el nombre del ganador del Oscar a la mejor película.
Dijo que entendía que los negros son iguales que ella ante la ley, pero que la ley es una cosa y la realidad otra muy distinta. Que ella tiene unas normas morales y una de ellas es no tener nunca una relación física o sentimental con un negro.
- ¿Y si conocieras a un chico inteligente, amable, cariñoso guapo y dulce? (Allí me faltó añadir rico, sólo así la habría hecho dudar).
- Sería amigo mío, nada más.
- No creo que él quisiera Dilayla, si fuera tan maravilloso probablemente no quería ser amigo de alguien con tus principios.
Y soltó una carcajada enseñando una ortodoncia del siglo XVIII.
Lo siguiente fue un largo e incómodo silencio. No sabía qué hacer, si levantarme e irme (y demostrar, por lo tanto, que soy tan intolerante como ella) o intentar hacerle entender algo de lo más básico que he aprendido de mi familia, de mi educación, de mi trabajo, de la vida…
Me quedé callada como una estúpida.
Luego nos reunimos todos en los sofás a ver una serie neozelandesa que me tiene totalmente enganchada: Flight of the Conchords. Lo mejor desde Faemino y Cansado. Pero ese capítulo lo vi distraída, dándome cuenta de que en cualquier momento, en el entorno más insospechado, puede surgir una situación que ponga a prueba tus principios y reaccionar como una babosa.
¿Qué habríais hecho vosotros?
28/08/07

1 comentario:

  1. Yo no sé que habría hecho, supongo que depende de en que momento me pillase. Lo que si te aseguro es que da lo mismo que le hubieses dicho otra cosa, no iba a cambiar sus ideas por lo que tú le habrías podido decir. Yo también me sorprendo cuando encuentro gente con esos prejucios, me parece alucinante cosas que a mí me parecen tan básicas, pero desgraciadamente hay bastante gente que las mantiene. Para mí son pobres personas, el problema es que se encuentren en alguna posición de poder que pueden perjudicar a los demás. Asík que no te sientas mal por ello. La Maga

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