jueves, 17 de febrero de 2011

Para Luís. Capítulo 4

El sol atravesaba el doble cristal del apartamento. Cuando pidió los muebles por Internet era de noche y no cayó en que por la mañana le despertaría muy temprano.

Por una vez está bien, pensó, y decidió conocer su nueva ciudad de rascacielos y chabolas y comprar, de paso, unas cortinas.

Luís salió a la calle y caminó sin rumbo, viendo todas aquellas caras diferentes y notando sus prisas, al contrario que él, que empezaba a disfrutar ya de sus largas vacaciones.

Notaba como sonreía sin querer, como si la alegría se le escapara por la comisura de los labios, sintió la calma y la euforia mezcladas, y ganas de gritar que lo había conseguido, que él y sus amigos lo habían conseguido.

Y por un momento creyó que todo el mundo era feliz.

Pero en un solo segundo esa idea estalló, un coche negro apareció por una esquina y se lanzó entre la gente, a gran velocidad, sin importarle embestir a su paso bicicletas, carros o incluso personas. Luís lo tuvo claro en seguida, “vienen a por mí, me han encontrado”. La ciudad era para él nueva, no sabía adonde ir ni dónde esconderse, corrió con el corazón congelado y sintiendo por primera vez que todo aquello no había valido la pena.

Entonces oyó los disparos incrustarse en las paredes que dejaba atrás, y supo que le habían traicionado…

martes, 15 de febrero de 2011

Próxima parada...Tú





No cuesta nada hacer promo de un amigo si el producto es este.

lunes, 7 de febrero de 2011

Para Luís. Capítulo 3

Capítulo 3

Está lejos, muy lejos de sus amigos, ahora sus socios en un delito. “No haremos daño a nadie, bajo ningún concepto” Eso fue lo imprescindible para todos: podían convertirse en ladrones pero no podían cambiar tanto como para llegar a ser asesinos.

Robar, robar algo que no es de nadie, que pertenece a la historia, al tiempo. Un tesoro es un tesoro, es inherente al propio concepto que lo roben –piensa L.-

Ahora hay que ser paciente, no volverse loco con el aislamiento, con el vacío y con la nostalgia. “No hace ni diez días que llegué aquí y ya añoro hasta el cocido madrileño, me espera un año duro. Tendré que aprender a controlar la melancolía. No puedo volver, no puedo llamar, no puedo escribir… No debería pensar”

Cucho saltó del sofá y caminó curioso por el gran apartamento.

“Tal vez me haya sobreestimado. Tal vez para mí sea más difícil que para los demás vivir sin lo que amo. Tal vez no necesite todo ese dinero…”

Los diez días de huída le han agotado mentalmente y ya casi no sabe ni qué quiere.

“Mi cabeza, mi cabeza… debo ocuparla… Mi cabeza…”

Head on de Jesus & Mary Chain suena para intentar distraerle. Cucho vuelve y le mira desde el umbral del salón como un vecino que se quejara de la música en una fiesta.

“Tienes razón… yo tampoco tengo el ánimo para esto.”

viernes, 4 de febrero de 2011

Para Luís. CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 2

350 millones…

Tantas veces había cantado que no quería ser rico

Don't want to be a richer man
Ch-ch-ch-ch-Changes

350 millones.

Durante un año tendrá que estar lejos de todo y de todos, esa es la condición. El plan era ese.

L. lo tuvo claro, 12 meses en otra ciudad, en otro país y ningún contacto con ninguno de los cinco.

Ellos no saben dónde está L. Ninguno le dijo a nadie dónde se escondería. Cada uno escogió una letra, la inicial de un país. Cada uno una letra, la única garantía de no encontrarse en un año.

Esa última vez juntos L. escogió la A, no por tener ya un destino elegido, sino por Audrey Hepburn. No escogió un lugar, escogió una cara en la que esconderse durante un año.

Había pensado mucho en cómo sería su vida si todo salía bien, si conseguían el dinero. Pensó en los lujos, pensó en lo trivial, pensó en todo lo nuevo y en todo lo que echaría de menos. Pero en realidad nunca le puso tierra a ese sueño y por eso cuando eligió letra no tenía pensado ningún país.

A, de Audrey Hepburn.

Y ahora ve el cielo de ese país que empieza por A, con una luna fea, como sucia, en su nuevo ático lleno de cajas.



jueves, 3 de febrero de 2011

Para Luís

Hace unos días mi amigo Luís leyó algo mío y dijo que le había gustado mucho.

Acordamos en que yo le escribiría algo por encargo. Le pedí unas coordenadas, un hilo central, temas que le gustaría que aparecieran en el relato.

El muy asqueroso respondió esto:

jajajaja!! a ver: cucho, audrey hepburn, nuestro grupito de incondicionales tito isra incluído, la nave de tito isra, un cocido madrileño, la luna turca de venecia, corto maltes, changes de david bowie, head on de jesus&mary chain y por último un tesoro escondido de la época fénicia valorado en 350 millones de pavos.

jajajaja!!! toma ensalada!!! Mmuak

Bueno, es una faena, pero ya me había comprometido así que me puse con ello. Imposible escribir un microrelato con toda esa papilla sin sentido, estoy escribiéndole un cuentico por capítulos.

Lo comparto con vosotros.


CAPÍTULO 1

L. miraba la ciudad desde el amplio ventanal del ático recién ocupado, las cajas se amontonaban contra las paredes.

“Lo haré entre mañana y el sábado” pensó.

Ahora era rico, podría contratar a alguien que lo hiciera por él: abrir todas esas cajas y sacar su vida de ellas. Sus recuerdos escondidos entre chips de poliestireno, los sueños aún no cumplidos envueltos en papel de burbujas.

No, no quiere que nadie toque nada de eso. Ahí están las fotos de Ángel, Alfredo, Isra, Carlos, Alex… y las de ellas.

Ni por todo el oro del mundo.

Ni por los 350 millones.

“¿Dónde habrá algo parecido a un cenicero?”

El único cuenco que había en la casa lo ha utilizado para dar de beber a Cucho, que le mira desde el sofá, triste también…