jueves, 30 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Los Chiles


He pasado toda la noche con un monstruo encerrado en el armario de mi habitación. A las 6.00 he llamado a uno de los técnicos para que viniera a mi casa y actuar.
Mario se ha presentado en cinco minutos en una de las motos de GH.
- Vamos a ver qué tienes ahí
Y nos acercamos al armario. Yo no tenía miedo pero sí estaba tensa, Mario estaba muy tranquilo. Cada uno agarró uno de los tiradores del cajón y empezamos a moverlos lentamente…
Y allí estaba, la hija de la grandísima puta. Una rata del tamaño de un zorro, que nos ha mirado de reojo enseñando unos colmillos de tres centímetros.
Cerramos el cajón de golpe, fuimos a por unas pastillas de óxido de zinc, un veneno superpotente que podría acabar con la ganadería de Osborne en un plis.
Abrimos el cajón echamos, dos pastillas sin tocarlas con los dedos y cerramos otra vez. Ahí revientes demonio maldito. Si algún día nos vemos en el infierno, te cobraré la noche que me debes.

Hoy salgo a una de las comunidades que atendemos, Los Chiles. En una pirueta profesional, me transformo en Gener, la intrépida reportera. Mi tarea de hoy es entrevistar a algunas familias de esta comunidad. En Los Chiles hemos desarrollado un proyecto de aguas, repartiendo filtros para que dejen de beber la que les llega de la fuente, que está contaminada. Con este proyecto estamos reduciendo índices de enfermedades y por tanto el absentismo escolar y mejorando el rendimiento de la población infantil. El departamento de comunicación me ha pedido que escriba sobre el impacto del proyecto, no al nivel técnico sino metiéndome en las casa de la gente y tal. Cuando lo termine lo enviaré a España y allí, los periodistas de verdad, Gabi Y Belén, escribirán un artículo genial para el número 22 de la revista de GH.

Mario no tiene carnet de coche, así que me siento al volante y al lodo!!!!
Creo que en todo el trayecto no he podido pasar de 30km/h. No me extraña que los vehículos no duren más de tres años aquí, llegar a nuestras escuelas es como bajar por el cráter de un volcán.
La verdad es que tengo ganas de poder poner 4ª alguna vez… pero eso tendrá que esperar.

Por la tarde Mario y yo hemos ido a certificar la muerte y levantar el cadáver de mi huésped de anoche.
Había pensado enviaros una foto de la bestia, pero he creído mejor que me vierais en acción periodística, por si teníais pensado comer o cenar después de leerme.

Hablando de cena, Esacalante me ha invitado esta noche a cenar en el Kaoma. Al segundo bocado me he sacado de la boca un pelo de metro y pico, negro y grueso.
Me he girado con asco hacia la cocina y he visto allí a la risueña cocinera agitando sobre los fogones su melena de Pocahontas.
Nos hemos levantado de la mesa después de aceptar las disculpas del encargado y hemos dado un paseo por el muelle. Al final hoy no habré comido ni cenado.

De repente, a las 20.00, como una cenicienta de garrafón, me he largado a toda prisa para leerles a las niñas el cuento de esta noche.

Sentada en mi butaca les he leído mientras las tres me escuchaban con los cuerpos echados hacia adelante, en sus sillas, todo era perfecto hasta que…
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh-. Gritó Francesca. Todas se pusieron en pie mientras miraban aterradas hacia el suelo, cerca de mi butaca.
Me giré y vi una araña peluda y marrón del tamaño de mi mano.
- Matála, matála,!!!!
- Mátala tú, que está en tu casa!
Francesca, que a sus nueve años es la más valiente de la casa, le lanzó su chinela sin mucha puntería y la araña se asustó y empezó a dar saltos –yo no sabía que las arañas saltaban- y a acercarse a nosotras.
Todas empezamos a correr y a gritar, parecíamos gallinas histéricas mientras la pobre Victoria, botaba en brazos de su madre sin entender nada.
Al tercer chinelazo, la araña matacaballos, que así se llama, ha muerto aplastada.
- Es por culpa del veneno que echaste. Alborotaste a las arañas del campo.
No te jode! Ahora va a ser culpa mía que esta casa sea el túnel del terror.
30/08/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Monstruos S.A.


Son las 2 de la mañana. Me ha despertado un ruido molesto y continuado. No de repente, sino paulatinamente hasta abrir los ojos y quedarme escuchando ya totalmente despierta. Primero he creído que era el aire del ventilador moviendo una bolsa de plástico en algún punto de su recorrido. Pero al ruido del plástico le acompañaban unos golpes y unos chasquidos.
Me he sentado en la cama para escuchar mejor.
El sonido viene de mi armario y es inconstante.
He cogido mi linterna frontal, que está junto a mi almohada y mi libro. Ahora todo está iluminado en mi rectángulo blanco: la mosquitera que enmarca las cuatro esquinas de mi cama y los barrotes de madera del cabezal y los pies. El ruido vuelve a impulsos y golpea contra la madera del armario. Dios! Hay algo en mi armario. Asomo la cabeza por una esquinita de la mosquitera y hay un cajón medio abierto. Me levanto y, con la luz de mi linternita, llega el silencio. Ahora sólo se oyen los insectos del jardín.
De una patada cierro el cajón y enciendo la luz de la habitación. Silencio.
Cojo el portátil y el teléfono y vuelvo a la protección de la cama, como si mi mosquitera fuera de titanio y, sea lo que sea lo que hay ahí, no pudiera hacerme nada estando yo en mi blanco cubículo. Mensaje a Scarlet: “Creo que hay algo en mi armario, por favor ven” No. “Hay algo en mi armario, ven corriendo con un palo, tengo mucho miedo” Sí.
Nada, no veo ninguna luz que se encienda tras la ventana de su habitación.
El ruido vuelve, bolsas de plástico revolviéndose y golpes.
Tengo todo el vello de mi cuerpo erizado.
Hay una pequeña rendija en el cajón, ya sé lo que haré, ¡incienso! ¿Incienso? ¿En qué sesión de meditación aprendí que el incienso era un arma infalible contra los monstruos de la noche? Claro probablemente lo que Bush buscaba en Irak era un inmenso arsenal de barritas de sándalo. No tengo nada más. Le meto un palito encendido por la rendija. Silencio. Otro palito.
Sigue sin haber luz al otro lado del jardín, Scarlet no va a venir con ningún bazooka a salvarme.
Pam, pam, no le gusta el sándalo, ¿se estará enfadando? Probablemente la cólera le hará comerse todos mis sujetadores.
En Barcelona, llamaría a Morales y ella vendría. Ahora debe estar tomándose un café en su cuarta planta, a 9.000 Km., sana y salva.
Cric cric. Definitivamente viene del tercer cajón.
Repasemos los capítulos de National Geographic. Fauna de Centroamérica: el colibrí. Hubiera sido muy bucólico, pero jamás he visto ninguno. El puma. Asomo la cabeza por la mosquitera, no cabe en ese cajón. Bien. El caimán. Claro y ha venido a mi armario para vengar la muerte de un primo suyo al que convirtieron en zapatos. El robalo es un pez, nada. Riss, riss, está mordiendo la madera, se siente encerrado y ahora me odia. ¿Cuánta batería tiene este ordenador? ¿Cuánta madera podrá comer eso?
Pam pam. ¿Estás nervioso? ¡¡¡Pues no haber entrado allí!!!
Eso sabe que le he encerrado
¿Quién de los dos debe tener más miedo? Yo puedo salir, él no. Repasando la situación yo tengo ventaja. Además de un teléfono.
Pam , pam!!!, ¿qué quieres, eh? Sal y dímelo a la cara, bicho rastrero.
John está en Managua, nada; Escalante debe estar tirándose a Dilayla, bueno cualquiera puede estar tirándose a Dilayla.
Si tuviera Internet os pediría ayuda por skype. Seguro que mandaríais a un equipo como el que se metió en casa de Elliot para capturar a ET. Ya me imagino: todo un ejército de hombres con trajes de control de epidemias cruzando San Carlos en dirección a mi cuarto
Riss riss, tal vez sea una termita de 5 Kg., porque se está poniendo las botas. Como el mosquito que se ha colado en mi mosquitera, cabrón…
Pum!!!!! Rediós!!! ¿Qué es eso? Un búfalo en miniatura que quiere abrir un cajón a cabezazos? Desiste y vuelve a morder. Pues no te queda nada, este armario se ha hecho con la mitad de la madera que hay de aquí a Costa Rica, mide tres metros por dos. Venga, come, come, a ver si revientas.
¿Cigarrito? No, le prendería fuego a la mosquitera.
Tengo sed. Saco el brazo, alargo la mano hasta la mesita de noche y pillo la botella de agua. ¿Y si lo ahogo? Me cargaría el armario, descartado.
¿Qué harían las personas inteligentes que conozco? Me teletransporto y se lo pegunto.
Mentirosos!!! Todos decís que abriríais el cajón!!!
El ruido ha parado. Estará haciendo la digestión, debe tener la panza llena de aserrín, si lo matara, sería muy fácil disecarlo.
Son las 3.00. Y ya, casi, no tengo miedo.
Sólo necesito un arma.
El creador de Cube debió vivir una situación parecida para idear su película.
Veamos con qué cuento: un portátil, un pijama monísimo, un nokia, una linterna de minero, un libro de Coetze y una goma de pelo. Tal vez a MacGyver se le ocurriría algo, yo estoy en blanco.
Un contratiempo añadido: necesito ir al baño. Tengo la vejiga de una ardilla, joder!
No importa, eso está encerrado y-no-pue-de-sa-lir.
Asomo la cabeza, el cajón sigue cerrado. A mear!

De vuelta en la nave nodriza, seguimos sin noticias del exterior. El mutante “K” continúa revolviéndose, prisionero, en su cápsula.
Mierda, estoy desvariando.
Ruido de nuevo, el plástico de las bolsas. Se debe estar preparando para echarse una siesta. Dale, dale, ponte cómodo, esa cama pronto será tu tumba.

Son las 3.30.
Eso duerme. Yo no puedo verme, pero imagino que debo parecer al coyote de los dibujos animados, en esa imagen al final de los capítulos cuando está agotado y tiene los ojos inyectados en sangre.
Mi correcaminos particular duerme en el tercer cajón de mi armario.
Y a mi se me termina la batería.
Sólo me queda una solución: tomarme un somnífero.
Si no volvéis a saber de mí, decidle a mi madre que la adoré sobre todas las cosas de este mundo.
29/08/07

miércoles, 29 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. ¿Y tú qué harías?


Hoy me he despedido de John hasta el sábado, se va a Managua por temas de su ONG. Me ha llamado Escalante para ir a cenar a la casa de los médicos y allí estaba Dilayla. La conozco porque hacemos deporte juntas con Xiomara y las otras chicas. Les he enseñado algunos ejercicios en un gimnasio improvisado, en el garaje de Jacqueline.
Dilayla tiene 22 años y siempre una respuesta para todo. En sus comentarios hay siempre un implícito “calla que tú no sabes nada”. Desde el principio tuvo detalles que no me gustaron, como el preguntar el precio de todo lo que ve: mi iPod, mi cámara, el portátil (que no es mío y ni pajolera idea de cuánto le costó a GH). La primera vez que se fijó en mis zapatillas de correr me dijo. “Tienen amortiguadores!!!” supuse que se refería a la cámara de aire… “Cuando te regresés a España me las regalás”.
Esta noche me fijé en como coqueteaba con todos los doctores extranjeros y entendí que su fuerte personalidad es fruto de un simple complejo de inferioridad. Quiere salir de aquí y la única forma posible es de la mano de alguno de estos médicos o de un cooperante.
Después de la cena nos quedamos juntas fregando los platos y ella empezó a hablar de los hombres. Yo esquivé todas las preguntas íntimas que me planteó y al hablar de un médico del grupo me dijo:
- Ah no, con ese no.
- ¿Por qué?
- Porque es negro
- No te entiendo
- Yo soy racista.
Lo dijo rotundamente como si estuviera dando el nombre del ganador del Oscar a la mejor película.
Dijo que entendía que los negros son iguales que ella ante la ley, pero que la ley es una cosa y la realidad otra muy distinta. Que ella tiene unas normas morales y una de ellas es no tener nunca una relación física o sentimental con un negro.
- ¿Y si conocieras a un chico inteligente, amable, cariñoso guapo y dulce? (Allí me faltó añadir rico, sólo así la habría hecho dudar).
- Sería amigo mío, nada más.
- No creo que él quisiera Dilayla, si fuera tan maravilloso probablemente no quería ser amigo de alguien con tus principios.
Y soltó una carcajada enseñando una ortodoncia del siglo XVIII.
Lo siguiente fue un largo e incómodo silencio. No sabía qué hacer, si levantarme e irme (y demostrar, por lo tanto, que soy tan intolerante como ella) o intentar hacerle entender algo de lo más básico que he aprendido de mi familia, de mi educación, de mi trabajo, de la vida…
Me quedé callada como una estúpida.
Luego nos reunimos todos en los sofás a ver una serie neozelandesa que me tiene totalmente enganchada: Flight of the Conchords. Lo mejor desde Faemino y Cansado. Pero ese capítulo lo vi distraída, dándome cuenta de que en cualquier momento, en el entorno más insospechado, puede surgir una situación que ponga a prueba tus principios y reaccionar como una babosa.
¿Qué habríais hecho vosotros?
28/08/07

martes, 28 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Dálmata


Mis dos grandes fortunas son mi familia y mis amigos. Dicen que a los amigos los escoges pero que a la familia no. Si yo pudiera escoger a una familia escogería a la mía, mil, un millón de veces.
Los amigos no los he escogido, han ido apareciendo y se han ido quedando. Casi ninguno se ha marchado.
Todos ellos forman la parte buena que hay en mi.
Pienso en ellos constantemente, en todos.
Hoy me he acordado especialmente de una amiga.

Marce es un corazón cubierto de niña bonita.
Llegó a mi vida “de rebote”. No la necesitaba, yo ya tenía todo, y apareció ella. Vino a unirse a un racimo de perlas perfectas y se quedó pegadita en un extremo, para no separarse nunca.
Marce y yo tenemos una canción que escucho todas las mañanas para borrar rápidamente las pesadillas de la noche anterior.
Una vez, bajo el sol de Sevilla, vi como le temblaban las piernas al hablar de alguien a quien quería. Esa fue la primera vez que me hizo llorar.

Marce hace que Ghandi, a su lado, parezca un vendedor de coches usados.
Probablemente unas cuantas gotas de egoísmo harían que su vida fuera más sencilla y de paso que a mí me fuera más fácil estar lejos de ella.
Dejó de lado, en pleno apogeo, una exitosa carrera en el deporte porque le pareció más importante ayudar a los demás. Ahora pretende cargar los problemas del mundo sobre sus fuertes hombros de tenista.
A veces me gustaría cubrirla con un paraguas de oro para que no se me rompiera, de tantos golpes que le quiere dar la vida. Pero ella cogería ese paraguas y se lo daría a otro.
27/08/07

domingo, 26 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Cinemanía


Esta mañana me ha tocado lavar ropa, no creo que nada de lo que me traje vuelva a casa, todo lo estoy destrozando al lavarlo en el lavadero de piedra, además, como soy una patosa, siempre me hago heridas en los nudillos.
A mediodía me he ido a casa de los médicos. Es un edificio de dos plantas donde viven los doctores extranjeros que trabajan aquí, cada uno ha cocinado algo de su país. Yo he hecho torrijas, por primera vez.
Hemos traficado con música, tengo al colectivo médico y de cooperación enamorado de mis 17,7 megas de temazos. Yo he conseguido nuevas cancioncitas para continuar enviándoos la canción de los viernes, como siempre.
He aprovechado para leer correos en su ordenador y después nos hemos tirado todos en los sofás para una sesión de cine.
Entonces ha empezado a llover, como tantos domingos en Barcelona, lluvia y pelis. La primera buenísima, Jorge, tienes que verla: Catch a fire. En castellano creo que está traducida como Atrapa el fuego, de Tim Robbins , sobre el apartheid.

La otra era una de esas tontas americanas, de Jennifer Aniston y Vince Vauhgn. The break up
Esa me ha puesto triste, tendré el día ñoño, fuera, llovía tanto…
26/08/07

sábado, 25 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Como hundir a un cardiólogo en un minuto


Hoy es sábado… y hay que ir a trabajar.
A mediodía tareas domésticas y, al terminar, me he ido al Kaoma a leer. El Kaoma es un restaurante de dos pisos con una gran terraza sobre el río y unas vistas impresionantes. Para construirlo han debido desforestar medio Nicaragua, absolutamente todo es de madera maciza, precioso aunque un crimen contra la naturaleza. En el Kaoma sirven jamaica, un refresco típico de esta zona, natural, hecho con una flor de té machacada y servido con hielo. Tiene un intenso color Burdeos y está riquísimo.
Cuando me he dispuesto a abrir y disfrutar de mi libro en ese bonito rincón, ha aparecido el doctor Escalante, un cardiólogo cubano que vive desde hace poco en San Carlos. Tiene 30 años, fue el primero de su promoción, ha vivido en Argel y Marruecos y es un hombre muy inteligente. Hemos estado hablando de los libros que nos gustan y de los viajes que hemos hecho.
Después de dos jamaicas fresquitos hemos hablado de trabajo y me ha confesado que se sentía muy afortunado, que ganaba un muy buen sueldo y eso le permitía enviar dinero a su familia todos lo meses.
- Realmente poca gente aquí gana tanto como yo
- Vaya, ¿y cuánto es eso?
- 15.000 córdobas
- Vaya! Eso son… eso son… 600 euros!
Sólo movida por la indignación empecé a hablar de lo que gana un médico en España, le expliqué lo que yo le pagaba a mis doctores en la clínica, lo que cobran mis amigos dentistas…
Y, cuando me di cuenta, Escalante estaba con la mirada perdida en el horizonte, más allá del margen del río. Creo que debía estar pensando en tirarse de cabeza… o ahogarme a mí en él.
25/08/07

viernes, 24 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Cosas que sí y cosas que no

Exceptuando mi sublime imitación del Pato Donald no soy especialmente buena en nada. No obstante, aquí, estoy desarrollando una extraordinaria capacidad para simultanear el trabajo de campo en Río San Juan, o las reuniones con organismos oficiales, o las borracheras con la familia, o las largas horas de lectura, o las románticas cenas de frijoles y Toña a la luz de las velas, con el teletransporte mental. Haga lo que haga, una parte de mi cabeza está en otro lugar sin resultar afectada la actividad principal.
¿Y en qué piensas? Os estaréis preguntando. Pues en las cosas que extraño, y rápidamente en las que no extraño, para no hundirme en la nostalgia. Una de cal y una de arena. Algo bueno y algo malo. Algo que me causa una heridita y algo que le pone alcohol y una venda.
Instantes que en su momento fueron parte de una rutina y ahora me parecen joyas de mi pequeña historia, caras, sabores, letras de canciones, trozos de películas, frases en libros, silencios, abrazos… sensaciones. Miles, millones, constantemente.
Imposible enumerarlas todas.
Pero he hecho una listita, al azar, de diez. Sólo diez cosas que sí echo de menos y diez cosas que me hacen soportar estar lejos de las primeras diez.
No son las más importantes, ni las más íntimas son sólo diez y diez.

1 Mi colchón de látex
2 Los carajillos de Baileys con hielo
3 El reciclaje
4 Los croissants calientes del bar bonito
5 Tocar el piano
6 Sentir el chorro de agua caliente sobre mi frente en la ducha
7 El vino
8 Los mensajes recurrentes de mi madre en mi teléfono
9 La comida de Merybel
10 A todos vosotros

1 Mi buzón siempre lleno
2 Los precios terribles
3 Las noches en los locales cool
4 Mis ataques de asma
5 El olor a curry barato del restaurante paquistaní de debajo de casa
6 Mis obligaciones como presidenta de la escalera
7 Los concursos de la tele
8 Los controles horarios de GH
9 El tráfico
10 Las asquerosas cucarachas del Raval


24/08/07

jueves, 23 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Garifona Spirit Dancers


Hoy he tenido una de esas reuniones tan aburridas con organismos oficiales, esta vez con el Delegado del Ministerio de Educación. He hablado de forma inconexa y desganada frente a un periodista de la radio, ha debido pensar que estaba borracha. La realidad es que me aburría y tenía la cabeza en algún otro lugar.
Después he dado una “clase de redacción” al formulador, que me escuchaba como uno de mis alumnos de alemán en mi ya lejana época de maestra.
De allí al cyber a enviar informes (porque seguimos sin Internet), y a leer vuestros correos. Siempre los copio en un Word y me los leo en casa, tranquilamente. Los disfruto palabra a palabra y me saben a un reserva de la mejor bodega. Os bebo a sorbos y me queda el delicioso sabor de pensar que os acordáis tan a menudo de mí. Hoy han sido 11 copas que me han emborrachado de amistad. Gracias por todas ellas.

Esta noche John y yo hemos ido al 1r Encuentro de Juventud de San Carlos, en la cancha del pueblo. Allí se reunieron jóvenes de todas las etnias que pueblan Nicaragua: miskitos, sumos, ramas, negros creole y garífonas. A diferencia de Managua, aquí, esta noche, nadie quería parecer gringo (excepto John, claro), todos proclamaban orgullosos sus raíces. Ha habido espectáculos de danza tradicional de los diferentes grupos étnicos, el atlántico Norte con el Palo de Mayo, el solar de Monimbó, con los bonitos vestidos de las mujeres y las marimbas, el Machorratón de Granada y las danzas africanas de los Garífonas, que llegaron en barcos de esclavos hace cuatro siglos desde África Occidental a la isla de San Vicente y se establecieron aquí formando una gran colonia. Cuando han empezado a sonar sus tambores, el público ha gritado animadísimo y todos han terminado bailando juntos, moviéndose hasta parecer que se les iban a dislocar los huesos. De repente estábamos rodeados de negros nica-africanos que bailaban medio desnudos a nuestro alrededor. Mientras tanto, John y yo tiesos como escobas, parecíamos dos polos de nata en medio de una noche sin luna.
23/08/07

miércoles, 22 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. ¿Enferma yo?


En el tiempo de espera en el aeropuerto y durante el vuelo me he leído el último libro de García Márquez. Qué requetebueno.
Al llegar a San Carlos el cielo estaba despejado. En este país, cuando no hay tormentas ni ciclones, los días claros son como inundaciones de luz. Al bajar del avión me he incrustado las gafas de sol para que no me explotaran las corneas.
He ido directamente a la oficina para empezar con los informes y las nuevas fichas.
De ahí a correr.
Después del esfuerzo de enviaros correos con fotografías preciosas que tardaban en salir horas esperaba comentarios como “qué bonitos paisajes” o “qué artista de la cámara estás hecha”. En lugar de eso he recibido intensos ataques a mi estado físico “estás muy delgada, debes estar enferma” o “¿es que no comes nada?”. Confieso que no logro alcanzar la ansiada meta de los 50 Kg. pero, debéis entender que trabajo 14 horas diarias y hago mucho más deporte aquí que en Barcelona. Además, en San Carlos no puedes pararte en una panadería a comprarte un Donut, ni puedo beberme un litro de leche merengada de la Servent.
Aquí hay poco donde escoger. No hay apenas carne y la que hay, tiene muy mal aspecto, el cerdo está prohibido por la triquinosis, no hay electricidad y, si comprara pescado, se me pudriría en la nevera, no tengo horno y no puedo hacer pasteles; y desde luego no hay supermercado donde comprar caprichos como los que abarrotaban mi despensa en casa.
Como lo que hay, pero como poco, es cierto. De todas formas os mando una foto para que, si os es posible, apreciéis, además de mi sudor, mi musculatura. Hay poca carne, pero la que hay está dura como el titanio.
Extraño la comida de casa, pero no porque me gustara tanto, sino porque para mi comer era un acto social. Las cenas de amigas en Las Fernández, la pizza de mascarpone y jabugo los martes viendo House, las porquerías viendo tres pelis seguidas con Li los domingos, el marisco de los sábados en la Boquería...
Lo bueno de esos platos no era sólo la materia prima, sino las personas con quienes los compartía y lo feliz del momento. Es eso lo que echo de menos, y no tenerlo, lo que me hace parecer enferma.
22/08/07

martes, 21 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Dean



Anoche me acosté tardísimo terminando de revisar el proyecto para la Embajada y esta mañana he engullido el desayuno mientras dos criadas, como las llama mi abuela, me planchaban la ropa.

Después de una reunión algo complicada con los japoneses, me han confirmado que van a financiar la escuela de Boca Escalera y que quieren más.
Lo he celebrado yendo rápidamente al odioso centro comercial a comprarme más libros.

En Managua el trabajo es más rápido pero los días son más largos, de la oficina a la casa. No existen terrazas donde tomar carajillos de baileys, ni calles seguras por donde pasear. Siempre encerrada.
Después de la cena he encendido un televisor que parece un acuario de tiburones y he hecho zapping: “Destilando amor”, no. “Amarte así”, no. “La viuda de blanco” no… Baseball!!! Los Mariners contra los Yankees.
De pronto, tormenta. El huracán Dean se acerca a Nicaragua a 240 km por hora.
Mañana viajo en el pajarraco de hojalata que ha de llevarme a San Carlos para seguir trabajando, espero que no cancelen los vuelos. El de mañana es mi vuelo número 25 en lo que va de año. Es un buen número, seguro que no nos estrellamos.
21/08/07

lunes, 20 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Baby you can light my fire


Es lunes y hay que trabajar. Esta mañana me he reunido con el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Managua para empezar a diseñar un proyectito de gestión de riesgos en Río San Juan. ¿Cuántas veces había soñado yo con estar rodeada de bomberos? Me han tratado como a una gran dama, apartando la silla para sentarme, ofreciéndome refrescos y regalándome copias de todos los proyectos parecidos que habían hecho hasta ahora. De acuerdo, mi tío es el Comandante General del Cuerpo y eso le quita bastante mérito al asunto, pero lo importante es que tengo toda la información que necesito.

Por la tarde he ido a comprar una cámara de fotos, es como una tarjeta de crédito, 7,2 mega píxeles y zoom no sé qué… A mi me gustaba más la mía, me la había regalado mi padre.
Al salir de la tienda nos paró la policía.
- ¿Qué he hecho, agente?
- Nada mi amor, pero déme algo para comer que no ando reales
- Yo tampoco, acabo de arruinarme.
20/08/07

domingo, 19 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. La expatriada que susurraba a los caballos


Nunca he tenido resaca, soy muy afortunada. Después de lo de anoche me he despertado como una margarita, fresca y descansada.
He desayunado con mi abuelita y me he preparado para ir con mis primos al festival hípico de Granada, una especie de carnaval, con las calles cortadas vestidas de fiesta, gente borracha y caballos por todas partes. Para estos eventos se montan tarimas con palcos para ver los desfiles, y allí estábamos nosotros, en el palco de Flor de Caña, frente a la casa de la familia dueña de la marca, los más ricos de Centro América.
A las 11 estaba bebiendo yo mi tercer roncito y abanicándome como la esposa de un torero cuando llegó el patriarca de la familia Pellas (que se pronuncia pelas, les va perfecto).
A mí siempre me han gustado los coches, pero presentarse allí con un Hummer me parece un insulto. Con lo que cuesta ese coche se podría alimentar durante un año a todos los niños de GH.
Nunca había visto tanto caballo junto, y no me refiero a los del Hummer, sino al desfile, niños pequeñitos vestidos de vaqueros, señoras maquilladísimas y con su charro (el sombrero de los ganaderos), parejas… todos montados en sus caballos engalanados.
Nos sirvieron vigorón con yuca, uno de los platos típicos de Nicaragua, el sol brillaba y todos parecían felices, como si la miseria y la tristeza se hubiera quedado en las cuadras, guardando la paja y las monturas de diario.
Después de unos cuantos vasos de ron más nos metimos en la mega carpa Extra Lite de Flor de Caña: dj’s, gogós, más ron y toda la pijería de Granada bailando y agitando sus charros al aire. Después de seis horas bebiendo, la lluvia decidió que ya no más y nos reunimos en la puerta para dirigirnos a las pick-ups.
Al salir de allí empezó una pelea de borrachos, mi primo intentó, en un principio, separar a los conflictivos para preservar la buena imagen de la marca… pero allí ya no se podía preservar nada. Algunos grababan con sus teléfonos la escena mientras más y más gente se mezclaba en el baile, esta vez de puñetazos, que continuaba al ritmo de la música. El resto de primos, novios y novias, nos encontramos apretujados entre culos de caballos que nos empujaban de lado a lado. La música seguía sonando y a mi alrededor, caras enfurecidas, caras felices, caras ebrias, todo mezclado, como los combinados de ron.
De repente, vi escurrirse, entre las piernas de los que lanzaban golpes al aire, a un niñito descalzo que serpenteaba entre la multitud recogiendo latas de refresco pisadas, y las metía en una gran bolsa. Con lo que ganara vendiéndolas, comería esa noche.
19/08/07

sábado, 18 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Bacanal!


Ayer llamaron de la Embajada de Japón, parece que les gustaron nuestros proyectitos, quieren verme el martes. Aprovecho y me voy todo el fin de semana a Managua, necesito mimos.
Avioneta guarra y a la ciudad!
Al llegar me he ido directita a la oficina de allí, a preparar documentación y a conectarme con todas las comodidades. Google: chas!, El País: chas! Parece magia, disfruto como una loca.
De repente veo una cosa negra que se mueve por el suelo y aaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrggggggggggggggggghhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!Un alacrán!!! Un compañero lo ha matado con el bote de raid, no con el spray, con el bote y a ostias!
Después he ido a casa de mis tíos y he corrido a través del jardín a ver a mi abuelita. Siempre se emociona al abrazarme, es una sensación extraña ver a alguien tan feliz con solo verte.
Por la tarde he ido con mi prima al salón, no hay can-can, ni pianista, ni vaqueros, así llaman aquí a las peluquerías.
Compritas de caprichos americanos y regalos para mis princesas. A la peque le he comprado toallitas, pañales y leche en polvo, en San Carlos lleva un trapo atado con un imperdible, espero que su madre sepa como van estos pampers high-tech, yo no he puesto un pañal en mi vida.
Hoy hay cena de primos, ha llegado uno de Miami, también otro de España, los de Nicaragua y yo, los Selva somos una plaga.
Hace unas semanas un compañero de mi primo Ricardo atropelló a otro coche y mató a una niña que viajaba en él. Pagó una suma a la familia y nadie le ha denunciado.
Mi primo se ha cruzado mucho con esa historia y desde entonces salimos con chofer. Ahora bebemos aún más.
Han abierto un nuevo club, el Hipa Hipa. Tenemos mesa y camareros reservados, se nos unen los hijos de Daniel Ortega y un grupo de amigos de Montreal, Seattle y Roma.
A la mesa no dejaban de llegar botellas y botellas de Flor de Caña y entonces yo, toda borracha y melancólica de mi vida de traductora, sentí añoranza de hablar italiano. Me dirigí amigablemente a Cristian y empecé una animada charla, hasta que llegó su novia americana y casi me pega, se pusieron a discutir y nosotros salimos por patas y les dejamos a ellos con el marrón.
De allí al Chamán, botella de ron, merengue, calor y esa imagen de aquelarre latino a la que, ya en mi segundo mes aquí, empiezo a acostumbrarme. En un momento de exaltación de la fraternidad mi primo Ricardo me rodeó los hombros con su brazo y dijo:
- No te molestés prima por el consejo que te voy a dar, pensá que tu primo te quiere y todo te lo dice de corazón.
- Claro, claro, dígame primo- contesté mientras masticaba hielo.
- Dejá un legado prima. Tenés que dejar un legado para que este mundo no se llene de mierda; porque vos tenés algo muy lindo acá- dijo mientras se golpeaba el pecho- y eso no se puede perder cuando vos ya no estés.
Le abracé muy fuerte. Tengo primos maravillosos, mi familia, por ambos lados, es la bomba.
Más ron y… a bailar salsa! Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, bailé salsa!!! Mi primo bailaba con una mulataza de impresión, su mujer con un desconocido, mi prima con otro, y venga a restregarse los unos con los otros. Todo vale mientras sea baile. Yo bailé hasta las tantas de la mañana con el dueño del local, hijo de nicaragüense y libanesa, ni recuerdo su nombre, pero me sobó más que la masajista de la tarde.
18/08/07

viernes, 17 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Los amorosos

Anoche como casi todas las noches, les leí un cuento a las niñas, bueno, y a la mamá. Es ella, la que con sus 29 años, siempre insiste en que lea otro más.
La de ayer fue una bonita historia de amor entre una piedra y un copo de nieve.
Al terminar de leer, a Scarlet y a mí se nos había erizado el vello de los brazos, como si cada pelito se hubiera puesto de pie para aplaudir emocionado.

- Vos sos como la del cuento. Sos amorosa.

Y entonces recordé el poema que trajo a mi vida, consigo de la mano, hace muy poquito, alguien lleno de Magia.


Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero llenos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

17/08/07

jueves, 16 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. New York


Seis horas en moto en caminos de lodo y piedras, ¿lo imagináis? Tengo la impresión de que todos los órganos internos de mi cuerpo se han descolgado y yacen apelotonados encima del culo.
Me he quemado la piel, vuelve mí clásica imagen con la marca de las gafas de sol en la cara.
Un nuevo insecto ha entrado en mi vida: el bocón, autóctono de la zona donde me encuentro estos tres días, más pequeño y depredador que el maldito mosquito. Atraviesa cualquier tejido en busca de sangre dulce. Debo tener unas 100 picadas. Cuando vuelva a ver a mis padres pediré explicaciones: la mitad de mi sangre es de aquí, ¿de acuerdo?, no debe ser sensible al veneno de los bichos de Nicaragua, entonces, la otra mitad… de qué es, padre, de Nocilla???????
Tengo fiebre otra vez, sigo con la medicación de antihistamínicos.

Hoy dejaré atrás Boca Escalera y sus caminos infernales, su pobreza extrema y la solidaridad de sus habitantes. Boca Escalera está de verdad, olvidada del mundo.

Desde la panga que sigue el curso del río puedo ver, a ambas costas, un universo de verde intenso. En el río hay caimanes y, en los bosques que se extienden a lo largo de las tres horas de trayecto, hay, supuestamente, tigres y pumas. En lo alto de los árboles veo a los mismos monos chillones que me han despertado esta madrugada.

Vuelta a San Carlos, el pueblito que el primer día me parecía el punto olvidado de cualquier mapa aparece ahora ante mí, comparándolo con Boca Escalera, como una gran ciudad cosmopolita. Casi revivo la sensación que tuve al bajar del bus 110 por Broadway y me apeé por primera vez en pleno corazón de Manhattan, viendo la jungla de rascacielos sobre mi cabecita.

Siempre hay un lugar más escondido, más desconocido y extremo del que algún día calificamos como el más pobre y recóndito. Sólo hay que llegar hasta allí.
Nada tiene valor en sí mismo, sólo cuando lo comparamos con otra cosa. No hay nada en este mundo que no sea lo que es a causa del contraste.

Al caminar por la callecita que lleva a casa, aún faltando unos metros, las niñas me ha visto llegar y han saltado corriendo y gritando por la calle hasta colgarse como dos monitos de mi cuello.


- volviste antes, volviste antes!!!

Qué bien sientan los abrazos de los tuyos cuando llegas a una gran ciudad.
16/08/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Los imprescindibles


Tengo el culo destrozado por mi momento amazona griega de ayer.

La reunión con la comunidad se ha retrasado dos horas por estar todos los líderes, padres de familia y miembros del consejo colaborando en la búsqueda de un padre y su hijo que habían desaparecido durante la tormenta cruzando el río montados a caballo.Todos unidos para ayudarse. En este rincón a nadie le importa mi absurdo cargo en una tarjeta.

Después de dos horas, mientras esperábamos secando la ropa en la escuela y tomando un café caliente, aparecieron todos diciendo que habían encontrado los tres cuerpos ahogados.

En la reunión con la comunidad di una pequeña charla utilizando palabrería de cooperación que nadie entendió, viendo con distancia las caras oscuras de la gente. Me sentí como la gringa que todos creen que soy. Me sentí inútil y lejana a todas aquellas personas y pensé que no servía para esto.

Le di la palabra a Eduardo, el técnico y entonces él dio un breve discurso que todos comprendieron, cercano, simple y profundo, les habló como si fueran sus hermanos, sus padres y sus hijos; y allí estaba yo, con la boca abierta viendo el trabajo de un hombre que vive como su único destino lo que para mi es una aventura, una experiencia…

Todas las cosas que os cuento: las ratas junto a mi cama, el agua fría de las palanganas, los mosquitos asesinos, la soledad, todo es circunstancial, todo lo escogí yo. En unos meses, cuando vuelva a casa de mis padres, en la puerta no habrá un cerdo, sino un descapotable; en mi casa tendré siempre abundante agua caliente, comeré foie y beberé vinos deliciosos en restaurantes de moda, jugaré a la Play y tendré las medicinas que necesite pagando con mi dinero de plástico.

Cuando me decís “vaya huevos tienes”, os equivocáis. El valor está en saber que nunca saldrás de aquí y hacer esto de todas formas.

Son ellos y no yo quienes tienen huevos.

A gente como Eduardo y los que son como él les dedico estas palabras de Bertol Brecht que aprendí cuando vivía en Viena y que desde entonces están en mi mente:


Hay hombres que luchan un día y son buenos.


Hay otros que luchan un año y son mejores.


Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.


Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.


Bertol Brecht

15/08/07

miércoles, 15 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. El fin del mundo


Hoy, muy temprano, hemos salido a Boca Escalera. Para empezar dos horas en panga (una chancleta que flota) remontando el río San Juan y al llegar, después de visitar brevemente al Alcalde para confirmar la visita el día siguiente hemos cogido las motos Yamahas AG200 de trail. ¿Para qué tanto carnet de conducir internacional? No me han pedido nada, ni siquiera me han preguntado si la sabía llevar. Dos horas más de camino imposible entre campos de palmera africana, piedras, pendientes, ríos en los que la mitad de las ruedas quedaban sumergidas, barro como cemento caliente, puentes resbaladizos y… sin casco!!!! Al llegar al Ché, un pueblecito, el camino ya era impracticable y hemos alquilado caballos. El mío, blanco y obediente, ha subido colinas escarpadas como si en otra vida hubiera sido un tractor, ha cruzado profundos charcos de barro mientras yo levantaba las piernas en los estribos y ha trotado en los tramos lisos.

Hacia las dos de la tarde el cielo se apagó y un relámpago lo partió en dos, y entonces, cayó una tormenta. No faltaba mucho para llegar y, a gritos, cada uno desde su caballo, decidimos continuar mientras el aire rugía a nuestro alrededor. Eduardo sacó de su mochila una enorme camisa de cuadros para prestármela, escondí mi USB entre el sujetador y mi pecho y así, bajo la intensa lluvia, peleando con el lodo de todos los charcos, galopé con la ropa empapada, hacia aquella aldea en el fin del mundo.
14/08/07

martes, 14 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. La gata y el americano


La noche pasada había una rata en mi habitación. “Es un hámster grande, es un hámster grande” me he repetido mientras me quedaba hecha una bolita en el centro de la cama.

Por la mañana me he vestido con mis mejores galas, es decir, sin las botas para el barro, y me he reunido con la Alcaldesa. Es increíble lo que hace un cargo estampado en una cartulina “Asesora Internacional de Proyectos” y todas las puertas se abren, soy blanca, europea y tengo un cargo. Ahí estaba la prensa tomando fotos del encuentro, y yo pensando en la rata de mi habitación…

Me han concedido todas las facilidades operativas para nuestras gestiones, todo lo que les he pedido.

De vuelta a la ofi, con mis buenas noticias, el equipo me ha dado las malas: se ha estropeado la planta eléctrica que nos proporcionaba energía, ya no funciona nada, ni los ordenadores, ni el aire acondicionado, ni la cafetera…

Ya hacía una semana, desde que nos quedamos sin proveedor de Internet, que tenía que reenviar todos los correos de trabajo desde el mío personal. Pero este nuevo contratiempo empeora aún más la situación.

Ahora sí que puedo decir que trabajo a trompicones…

Por la tarde he ido al cyber a enviar los informes y a leer vuestros correos. La chica que me atiende me dijo:

- Hola gata

- ¿Perdón?

- Así llamamos aquí a las chicas rubias de ojos claros.

¿Gata yo? ¡Pero si soy un ratón!


Mañana por la mañana salgo para pasar tres días en las comunidades más alejadas en las que trabajamos; los accesos se han hecho imposibles para los coches y, a partir de cierto punto, también para las motos. Iremos a caballo. La policía nos escoltará porque atravesamos una zona peligrosa, los bandidos asaltan en esos caminos. Como Robin Hood pero en chungo.

Durante tres días no tendré ni luz, ni cobertura, ni Internet.

Necesito, como despedida, un último contacto con lo civilizado.

Por la noche, después de una intensa sesión de deporte, duchadita y perfumada me he ido a ver a John, un norteamericano de 26 años, del Cuerpo de Paz.

Desde el principio de la calle oscura que lleva a su casita, alumbrada con mi linterna, se escuchaba a The Killers.
13/08/07

lunes, 13 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Tortilla y olé


5.30 de la mañana. Me he despertado con el ánimo deshecho por culpa de las pesadillas.
Las de siempre, tan crueles, tan reales…
He desenredado mis piernas de la mosquitera y he saltado al suelo para hacer 50 flexiones, he cogido mi iPod, he puesto Cycle al máximo y a correr!

A mediodía he ido a comer a casa de Marbely y su familia, bueno a cocinar primero y después comer. Estoy cansada de comer tanta tortilla de patata y pan con tomate. Todos quieren que vaya a su casa a cocinar lo mismo. No importa que les diga que no soy católica, que no pienso casarme, que fumo o que me gustan las películas de Wesley Snipes. No importa lo que diga para alejarles. A todos les importa más la tortilla de patata.
12/08/07

sábado, 11 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Mujercitas


En mi casa vivimos 5 mujeres.
En realidad, 5 mujeres, un perro, un loro verde, 200 lagartijas y unos 14 millones de mosquitos.
Al perro le falta una oreja.
El loro se llama Paquito.
Las lagartijas comen, en teoría, mosquitos, pero estas de aquí deben estar a dieta, las muy cabronas.

El día que me instalé en la casa invité a cenar a Scarlet (con una “t”), a su hermana Carmen que las visitaba aquel día, y a las tres pequeñas: Francesca, Rosari y Victoria.
La cena para todas me costó 4 dólares.
Al día siguiente, cuando llegué de trabajar con barro hasta las ingles, sin yo habérselo pedido, tenían comida preparada para mí. Y así hasta hoy…

Ahora, cuando voy al mercado, compro para todas y por las noches cocinamos juntas. Nos inventamos platos mezclando la cocina mediterránea y la nicaragüense. Ellas comen con las manos, y bueno, yo a veces también.

Comparto mi Nesquick con las niñas y Scarlet me tiene la comida preparada todos los mediodías.
Cada noche cuando vuelvo a casa les traigo un bombón (un chupa-chup) a las nenas y después de cenar y de fregar los cacharros con un cubo y palanganas, las mayores hablamos de lo distintas que somos, o no...

“Yo mismo, en el tempestuoso atlántico de mi ser, disfruto interiormente de una muda calma; y mientras giran a mi alrededor planetas nefastos de infinita tristeza, en lo más hondo de mi ser existe un goce plácido y eterno.”
Herman Melville Moby Dick

11/08/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. El regalo


Hoy ha llegado otro paquete para mí desde Barcelona. En él, el regalo más tierno y más lleno de emoción que me han hecho hasta ahora.
Allí estabais todos metiditos. Me hacéis sentir tan querida…
Poco más puedo decir, me dais más cariño del que me cabe en el cuerpo y hoy he sentido que iba a explotar de felicidad.
Gracias a todos, os quiero.
10/08/07

jueves, 9 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. And I'm not ready for this sort of things (Adam Duritz)



Ya llevo un mes aquí, parece que haya pasado un año, de la noche de mi fiesta de despedida, en el ático de Botoner, con todos vosotros juntos tan cerquita; de la comida en el Embruix cuando los 25 tocábamos borrachos las panderetas; del último jueves con las niñas, en el Raval y su regalo tan bonito; de esa última cena con los compañeros de GH y ese brindis a mi salud con el que me sorprendió Paco y que me hizo avergonzarme tanto.

Aquí tengo compañeros nuevos, todo es muy distinto.
Eduardo trabaja conmigo, es uno de los técnicos de mi equipo.
No sé qué edad tiene, pero sé que está casado y que tiene un hijo que padece una enfermedad, nada grave, pero el medicamento que necesita aquí es extraordinariamente caro. Lo compra por pastillas, no puede permitirse comprarlo por cajas, uno de los dos sueldos que entran en su casa se agota en comprar esa sencilla medicina.

Al hacer mi maleta calculé que leería un libro por mes y estoy leyendo uno por semana. Calculé mal.
Ha llegado un paquete para mí de Barcelona, con más libros. Cuando los encargué, me acordé del hijo de Eduardo, ni siquiera sé su nombre, y pedí distraídamente que incluyeran en el paquete un par de cajas de esa medicina.
120 pastillas, apenas 6 euros para mi…
Simplemente me acordé de él. Podía haber recordado que me enviaran aceitunas rellenas de anchoa, que aquí no hay, pero no sé por qué, pensé en el hijo pequeño de Eduardo.

Cuando he llegado a la oficina, Eduardo no estaba y le he dejado las 2 cajas sobre su mesa.
No me he acordado más, sólo eran 6 euros.

Esta tarde Eduardo ha llamado a la puerta de mi despacho mientras yo escribía con una mano y con la otra me rascaba una picada de mosquito.

- Dígame Don Eduardo

No os voy a contar lo que me dijo, porque apenas recuerdo las primeras frases, hasta que comenzó a llorar y yo deseé que terminara ese momento que no sabía cómo manejar.
09/08/07

miércoles, 8 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Fantasmas



Esta mañana me he despertado con esa extraña sensación de no saber dónde estás, pero entonces he visto el calcetín que había utilizado la noche anterior para tapar un agujero de la mosquitera y he recordado.
La luz del sol que entraba por las ventanas rotas dejaba ver lo sórdido de la habitación.
Cuando fui a recoger mis cosas vi que mi mochila se movía.
“Estos somníferos me están deshaciendo el cerebro”, pensé.
Me acerqué a la mochila, la abrí y entonces un ratón saltó de entre mi ropa, rebotó en mi pecho y corrió a esconderse.

Un ratoncito.

Me agaché a buscarle para verle de cerca, pero estaba asustado y se quedó quieto tras una de las patas de la cama.

Toda la mañana ha diluviado y hemos ido de escuela en escuela, recogiendo las necesidades que nos manifestaban los profesores. La verdad es que no hacía falta que nos dijeran nada: suelos destrozados, comedores sin mesas ni sillas, aulas sin ventanas que protejan a los niños de la lluvia…
Tanto por hacer…

Al volver a San Carlos, ya tarde, mi cámara había desaparecido, no sé de dónde, ni quiero desconfiar de nadie.
Mis padres me enseñaron desde pequeña a no lamentarme por las pérdidas materiales, a no sentir apego por las cosas, pero ahí está la sensación incómoda de pensar quién habrá sido.
A partir de ahora, y hasta que compre una nueva en Managua, haré fotos con una de las cámaras de la oficina.
He puesto una absurda denuncia en la policía.
Hice bien en aceptar el portátil de la organización, ahora veo que tampoco San Carlos está libre de pecado, y al menos este ordenador está asegurado. El mío espera en Barcelona, descansando.
Al llegar a casa había un hombre desconocido sentado en la entrada, y unas miradas extrañas en las caras de Scarlet y las niñas, he pasado de largo, saludando tímidamente, y he cruzado el patio hasta llegar a mi habitación.

Al cabo de un rato Scarlet ha llamado a mi puerta, nerviosa, y me ha explicado que ese hombre era el padre de las niñas, que había aparecido de repente, después de 9 años, cuando las abandonó sin decir nada más, hasta hoy.
Las niñas estaban calladas sin entender. Y su madre estaba asustada.
Acostamos a las pequeñas y Scarlet me contó toda la historia de su fracasado matrimonio, atropelladamente y con el miedo de una niñita que se hubiera perdido en un túnel en plena noche.
Intenté calmarla pero no supe cómo y pensé que debía dejarle descansar.

“Tengo que salir, pero vuelvo pronto”, le dije.
Quería enviar los informes de los dos días anteriores y sabía de un lugar, algo alejado, donde conectarme de noche.
Y me fui sola.

El alcoholismo en este rincón del mundo es un mal endémico peor que el dengue.
A mi paso me crucé con muchos borrachos que se acercaban a mi susurrando porquerías, y entonces yo encendí mi iPod, como si la música del piano me llevara lejos de esas caras oscuras, de esos cuerpos tambaleantes y de sus babas, y me transportara volando al soleado ático de Gloria, a las teclas blancas del piano bajo mis dedos y a su voz junto a mi diciendo “más despacio, respira”.
Envié mis correos desde una casucha sucia llena de insectos, el generador hacia temblar todo…
Al salir de allí todo se iluminó por un segundo y cayó sobre aquel rincón de ninguna parte una inesperada tormenta. Empecé a correr, de portal en portal, a oscuras, empapada, hasta que me di cuenta de que me había perdido.
Anduve más de una hora, protegiendo mi USB, sin cobertura en mi flamante móvil nuevo y sintiendo la ropa pegada, caliente sobre mi cuerpo.
Cuando llegué a la calle vi a Scarlet corriendo hacia mí y preguntándome a gritos dónde estaba, yo también corrí hacia ella, y cuando nos encontramos, me abrazó asustada.
08/08/07


martes, 7 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. El Patito Feo



Estoy en San Miguelito, una de las comunidades donde trabajamos. Hemos venido a reunirnos con el Alcalde y ultimar los detalles para empezar a construir la escuela de preescolar Patito Feo.
El trayecto-anticelulítico en pick up por caminos imposibles ha sido largo y duro, pero finalmente, por la tarde hemos llegado a este pequeño pueblo, sin luz también durante todo el día, sin agua, sin apenas nada.
La antigua escuela parece la cocina de la Matanza de Texas, pero vamos a construir una nueva, muy bonita y con un aula para cada curso.

Cuando las cosas salen, cuando veo tan de frente la necesidad de hacer lo que hacemos, no me importa que los malditos zancudos me destrocen el cuerpo.
Aunque es la historia de siempre, “ojala pudiera hacer más”…

Ahora estoy en un hospedaje, como aquí lo llaman, no llega a la categoría de hotel, suficiente para pasar una noche y seguir trabajando mañana aquí.
La puerta de mi habitación no tiene llave, sólo dos argollas y un candado; por el techo roto de madera se cuelan lagartijas y he echado tanto spray antimosquitos, que temo saltar por los aires si enciendo un cigarro.

He trabajado 12 horas y, después de la cena, me he transformado como Catwoman en la traductora nocturna: cuatro horitas más para intentar enviar mañana a Barcelona lo que he escrito sobre la India desde Nicaragua.
07/08/07

lunes, 6 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. A sus pies, señora

4.57 A.M.
Me despierto por el picor. Necesitaría una mosquitera gigante para no tocarla al moverme de noche porque si mi piel tiene contacto con ella, los mosquitos llegan atraídos por el olor de mi sangre dulce y me pican a través de los pequeños agujeritos de la tela.
Me rasco como una loca hasta hacerme una herida, por las mañanas me levanto con sangre bajo las uñas.
Hay noches que mientras me agito en sueños, me muevo tanto, que mis pies se escapan de mi blanco tipi y entonces, los malditos insectos se gritan unos a otros “eh”! que hay barra libre!
Y al día siguiente cuento seis, siete, ocho marcas de sus nocturnas bacanales…
Y siempre, siempre me pican en los pies.
06/08/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. El ataque


Al despertarme, vi que eran las 7 y que habían decidido ordeñar las vacas sin mí. Me costaba desperezarme y no sabía por qué. Cuando entró Xiomara en el cuarto y me vio, gritó asustada.
-¿Qué pasa?
- Andá a verte en mi espejito
Apenas podía ver, tenía los párpados morados e hinchados y dolor, mucho dolor en los ojos. Los mosquitos me habían comido la cara, y mis brazos y piernas estaban deformados por picadas del tamaño de manzanas.
Al ver que tenía fiebre, la familia de Xiomara me llevó al Centro de Salud, donde me inyectaron antihistamínico y me hicieron descansar.
Al despertar, la mamá de Xiomara me había preparado frijoles con cuajada y tortitas, me compraron una cocacola que no me dejaron pagarles y consiguieron un coche para que me llevaran de vuelta a San Carlos para que no tuviera que volver en autobús encontrándome tan mal.
- Lo sentimos mucho, mi amor, ya no querrá volver nunca, ¿verdad?
Yo no sabía qué contestar, sólo esperaba no haber cogido dengue.
05/08/07

domingo, 5 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. La princesa y el guisante


Ayer Xiomara me invitó a pasar el fin de semana en su finca. Cuando fui a comer a casa a mediodía se lo dije a Scarlet.
- ¿Y va a ir? Preguntó celosa
- Pues no veo por qué no, aunque queda algo lejos, en las Azucenas
- Pues la semana próxima iremos a la casa de mis padres, en Costa Rica
Hoy sábado he ido a la oficina un par de horas para intentar enviar unos informes que han preferido quedarse echando una siesta en la bandeja de salida.
A las 10 ha vendido Xiomara para coger juntas el bus.
Aquí los autocares de línea son los autobuses escolares amarillos que vemos en las películas estadounidenses, pero sin color ya, y desvencijados.
Nos subimos y botamos durante un par de horas hasta llegar a las Azucenas.
- Tal vez no te guste. No es tan civilizado y moderno como San Carlos.
Pensé que era una broma, pero no lo fue.
Nunca pensé que mi casa, mi pequeño San Carlos, fueran civilizados. Hasta que llegué a la chocita de los padres de mi compañera de deporte. El suelo era el mismo que el de la calle: tierra. No había agua ni luz, la cocina era unos bloques de hormigón apilados con leña ardiendo en el centro y un perol en el que la mamá de Xiomara cocinaba sus mejores manjares para mí.
A unos metros de la cocina estaba la letrina, la ducha era tres paredes de madera y una cortina, y dentro un barril y cubos. En la parte de atrás correteaban cerdos, gallinas y un gato de patitas blancas, hasta entonces sin nombre, desde hoy “”guantes”. Las ventanas eran de madera y no tenían cristal.

Xiomara y sus amigas, excitadas ante tan “extraordinaria” visita, me llevaron a conocer la aldea. Paseamos mientras todo aquel con quien nos cruzábamos me miraba y me saludaba en inglés.
Caminamos por el campo y jugué con un cerdito como el de la película, las chicas no entendía por qué me emocionaba tanto.
Volvimos a la casa para cenar y me hicieron sentir como a una princesa de cuento, me dieron todo lo que tenían y me preguntaron cosas sobre Europa mientras comíamos con las manos.
En la sobremesa, y es un decir, porque comimos sentados en sillas de plástico, el padre de Xiomara me habló de su pequeña comunidad. Es un hombre mayor y muy sabio, mencionó a Aznar, el perrito de Bush, dijo; me preguntó por Zapatero, conocía la historia de los vascos y de Eta; habló de África del hambre, de Asia y sus castas…
- Sabe usted muchas cosas, Bernardo. Debe leer mucho.
- No sé leer, mi chelita.

Por la noche fuimos a la discoteca del pueblo: Lasser Mix. No tengo palabras para describirla, sinceramente.
Yo llegué con pantalones militares y botas de trekking enlodadas, las chicas con minifalda y tacones blancos, impecables. ¡Pero si hemos ido por el mismo camino!
- ¿Bailamos mi amor?
- No, no, no sé bailar
- Nadie nace enseñado, chelita
Hacía 20 años que no me sacaban a bailar. Sobre la vergüenza que pasé, tampoco tengo palabras.
Toña, toña y toña.
Me divertí mucho y pensé cómo harían mis glamourosas y guapísimas amigas de Barcelona si sus excursiones a los baños en los locales cool , fueran a una letrina.
- Vámonos ya a dormir, mañana tengo que levantarme a las 5
- ¿Para qué?
- Pues para ordeñar las vacas, para la leche del desayuno.
La familia de Xiomara no tiene habitación para invitados, ellos y sus 8 hijos se reparten las pocas separaciones que hay en la casa.
Yo dormí con Xiomara en una cama de madera sin somier y con un fino colchón de tela.
04/08/07

viernes, 3 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Invisible


¿Tenéis presente esa simple costumbre de mirarnos en los escaparates al caminar por la calle? En este rincón perdido del mundo no hay escaparates, apenas hay tiendas…
Las pulperías son los comercios que existen aquí, puestos en las entradas de las casas, donde los artículos a la venta cuelgan de las marquesinas de uralita. Casi todo lo que se vende es de plástico, vasos, jarras, cubos y, sobre todo, barriles y palanganas.

Por su puesto en las pulperías no hay escaparates.

Durante el día me olvido de mi cuerpo porque no lo veo.
Tampoco hay espejos. Sólo recuerdo mi piel porque la araño insistentemente por culpa de las picadas de los zancudos.
En el lavabo de mi habitación hay un espejito, pero como no hay luz, tampoco recuerdo mi cara.

Creo que los seres humanos somos, en tanto en cuanto nos relacionamos con los demás. Yo soy lo que soy gracias a la gente que me quiere, a mis amigos, a mi familia, a mis compañeros... Vosotros formáis la imagen de mí que existe.
Vosotros, porque me queréis, me hacéis ser yo.
Ahora que no estáis, me parece que soy invisible…
…y además, en San Carlos no hay espejos ni escaparates.
03/08/07

jueves, 2 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. La vida es como una caja de bombones


Desde pequeñita he hecho deporte, también cuando he vivido en otros países. Bueno para el cuerpo y para la mente, dicen. Vale.

La primera vez que salí a correr por aquí la gente me miró.
La segunda, una chica pasó corriendo en dirección contraria y al verme gritó sonriendo:
- gutbaaaaaaaaaaaaaaaaaaaai.
Así, con ese acento. Porque aquí todos me toman por gringa.
El tercer día esa chica corría con una mujer, regordeta y con una cara muy amable.
El cuarto corrieron conmigo.
Xiomara (no, yo tampoco lo había oído en mi vida), me dijo que también a ella le gustaba correr, “de siempre”, dijo.
- yo era atleta profesional- dijo la otra chica
- ah! Y qué hacías?
- lanzamiento de peso, en Jinotepe
Eso son referencias y lo demás son tonterías, pensé.
Ahora también corre con nosotras la doctora.
02/08/07

miércoles, 1 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Después de la tormenta


Hoy me he levantado con el corazón gris y húmedo como el día. Me parecía que no hubiera más opción que estar triste, y me resigné cabizbaja.
He ido al banco a cobrar el sueldo de mi primer mes aquí y casi he sentido vergüenza, he gastado 50$ en todo el tiempo que llevo en Nicaragua, mientras en la cola la gente cobraba cheques por menos de la décima parte de lo que yo gano, para alimentar a toda su familia.
Para terminar de desanimarme, recuerdo que hoy es día 1 y debo mudarme a una casa que no me gusta porque no he tenido tiempo de escoger mejor.
Al salir llovió, cómo no…
Pero…
Hablé con mi ángel de la guarda, tan lejos pero tan cerca, y todo cambió.
A media mañana entró en mi despacho la recepcionista y me dijo:
- mire señora antes de instalarse en lo de Doña Nuvia, vaya a ver una casa, en la otra cuadra, que alquilan habitaciones a cooperantes y gente de fuera. Tienen entrada independiente y baño.
Y fui a verla.
Y me enamoré de la dueña, la hermana y las tres niñas que alquilaban las habitaciones.
Rápidamente me trasladé, las pequeñas deshicieron las maletas conmigo, doblaron mis camisetas y aprendieron al segundo mis manías con el orden. Son tan guapas y tan listas…
Colgamos mi mosquitera, me consiguieron una mesita para trabajar de noche, perchas, palanganas… y me hicieron reír.
Al volver a la oficina, feliz, había conexión y en mi correo, un mail de la compañía aérea que me informa de que van a ingresarme una generosa indemnización por el retraso en la entrega de mis maletas.
Soy repugnantemente rica.
En el trabajo todo fue bien también, nos entendimos, trazamos estrategias juntos e incluso nos reímos.
Había salido el sol.

Al terminar me fui a correr y a cada rápida pisada en el camino fui aplastando uno a uno todos los momentos de tristeza, e imaginé que bajo la tierra estaban mis debilidades, mis nostalgias estériles, mis complejos, mi falta de esperanza y pisé, pisé con fuerza.

01/08/07