jueves, 16 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. New York


Seis horas en moto en caminos de lodo y piedras, ¿lo imagináis? Tengo la impresión de que todos los órganos internos de mi cuerpo se han descolgado y yacen apelotonados encima del culo.
Me he quemado la piel, vuelve mí clásica imagen con la marca de las gafas de sol en la cara.
Un nuevo insecto ha entrado en mi vida: el bocón, autóctono de la zona donde me encuentro estos tres días, más pequeño y depredador que el maldito mosquito. Atraviesa cualquier tejido en busca de sangre dulce. Debo tener unas 100 picadas. Cuando vuelva a ver a mis padres pediré explicaciones: la mitad de mi sangre es de aquí, ¿de acuerdo?, no debe ser sensible al veneno de los bichos de Nicaragua, entonces, la otra mitad… de qué es, padre, de Nocilla???????
Tengo fiebre otra vez, sigo con la medicación de antihistamínicos.

Hoy dejaré atrás Boca Escalera y sus caminos infernales, su pobreza extrema y la solidaridad de sus habitantes. Boca Escalera está de verdad, olvidada del mundo.

Desde la panga que sigue el curso del río puedo ver, a ambas costas, un universo de verde intenso. En el río hay caimanes y, en los bosques que se extienden a lo largo de las tres horas de trayecto, hay, supuestamente, tigres y pumas. En lo alto de los árboles veo a los mismos monos chillones que me han despertado esta madrugada.

Vuelta a San Carlos, el pueblito que el primer día me parecía el punto olvidado de cualquier mapa aparece ahora ante mí, comparándolo con Boca Escalera, como una gran ciudad cosmopolita. Casi revivo la sensación que tuve al bajar del bus 110 por Broadway y me apeé por primera vez en pleno corazón de Manhattan, viendo la jungla de rascacielos sobre mi cabecita.

Siempre hay un lugar más escondido, más desconocido y extremo del que algún día calificamos como el más pobre y recóndito. Sólo hay que llegar hasta allí.
Nada tiene valor en sí mismo, sólo cuando lo comparamos con otra cosa. No hay nada en este mundo que no sea lo que es a causa del contraste.

Al caminar por la callecita que lleva a casa, aún faltando unos metros, las niñas me ha visto llegar y han saltado corriendo y gritando por la calle hasta colgarse como dos monitos de mi cuello.


- volviste antes, volviste antes!!!

Qué bien sientan los abrazos de los tuyos cuando llegas a una gran ciudad.
16/08/07

1 comentario:

  1. Linda, mil besos....
    estas haciendo tanto bien por esas tierras!
    te quiero mucho,
    li.

    ResponderEliminar