lunes, 6 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. A sus pies, señora

4.57 A.M.
Me despierto por el picor. Necesitaría una mosquitera gigante para no tocarla al moverme de noche porque si mi piel tiene contacto con ella, los mosquitos llegan atraídos por el olor de mi sangre dulce y me pican a través de los pequeños agujeritos de la tela.
Me rasco como una loca hasta hacerme una herida, por las mañanas me levanto con sangre bajo las uñas.
Hay noches que mientras me agito en sueños, me muevo tanto, que mis pies se escapan de mi blanco tipi y entonces, los malditos insectos se gritan unos a otros “eh”! que hay barra libre!
Y al día siguiente cuento seis, siete, ocho marcas de sus nocturnas bacanales…
Y siempre, siempre me pican en los pies.
06/08/07

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