sábado, 29 de septiembre de 2007

Somos lo que decidimos


No tenía mucho mérito dejar todo lo bueno de mi mundo aquí. Mi sangre esta hecha de la sangre de dos familias de guerreros, de poetas, de aventureros…
Sólo seguí el instinto de las raíces, no puse nada de mi parte.
Sí fue duro, es cierto, pero yo ya sabía que no eran unas vacaciones.
Tampoco andaba buscando llenar ningún vacío espiritual, de eso ya me intento ocuparme aquí. Además, esos vacíos no se llenan escapando de los bares ni las tiendas de ropa, ya sé. Se llenan trabajando duro, no importa desde qué lugar del planeta. En ese sentido no creo haber avanzado nada, por cierto.
No soy una una sacrificada, hace ya tiempo que ayudo, en la medida de lo posible y a mi manera, a que el mundo sea un poquito mejor. Y pronto el trabajo me llevaré a otro continente a hacer otro poquito más.


Dicen que los resultados de los viajes, surgen transcurrido un tiempo. De acuerdo, doy ese margen para las conclusiones.
Hoy, sólo unos días después, el balance no es positivo.
Sólo dos certezas hay, de momento, en el fondo del saco que se habrá llenado cuando mire atrás.
Hoy sólo sé que la familia y los amigos siguen siendo lo más importante en mi vida y que los viajes no sirven para olvidar.

He vuelto a sentir el abrazo de mi madre, he vuelto a pasear por mi Raval querido.
Reaparecieron los amigos, mejores que antes, aún más amorosos, más entregados.
Resurgieron los amantes, dormidos durante una estación.
Volvieron los vinos, el agua caliente, volvió el piano y la electricidad.

Y nació la necesidad de cuidarme de una maldita vez. De no distraerme más ocupándome de sólo de los que tenía cerca para no darme cuenta de que el trabajo más duro seguía pendiente, al final de la lista.

Mis cinco objetivos al volver de Birmania los alcancé todos, en un tiempo record.
Ahora tengo un invierno para otros cinco.
Deseadme suerte.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Mi otra mitad


Durante el tiempo de espera en Madrid me leo Las pequeñas memorias, de José Saramago.
Un vuelo más y aparezco por fin en Barcelona.

Mi padre estaba apoyado en una barandilla con sus grandes ojos azules y una sonrisa marca de la casa.
- ¿Qué quieres hacer, hija?
- Llévame al Raval
No sentamos en una terraza, yo miraba hacia todos lados mientras hablaba atropelladamente.
- Me encanta tu barrio- dijo él.

Hace frío. Qué extraño se siente el frío viniendo del trópico.
Después de un carajillo de Baileys y una breve conversación pagamos una cuenta terrible y nos metimos de nuevo en el coche.
Subimos por paseo de Gracia, sin baches, sin barro, sin tormenta, sólo el olor a cuero nuevo de la tapicería y luces, y gente guapa con cara de tener mucho dinero y ningún problema importante.

- Te he traído un paquete- le dijo mi padre a mi madre distraídamente
Y entonces ella me vio, gritó y lloró.

Aún no he entendido por qué esta vez mi madre me ha extrañado tanto. He hecho viajes más largos, más lejos. He vivido en otros países, he pasado meses sin hablar con ella. Pero esta vez sentí su alegría al verme como nunca antes.

Charlamos un poco, les di sus regalos y me fui.

Al llegar a casa, mis pequeños lujos me esperaban cubiertos con plásticos. Miré hacia mi adorado amplificador Harman Kardon y caí en la tentación de escuchar Facto Delafé asumiendo los riesgos y las consecuencias.

“Que sí que sí que bien
Que me encanta escucharte
Adoro sentirte, verte moverte y sorprenderte de pronto
haciéndote cosquillas en las rodillas
Hoy luce el sol en mi corazón
Mi niña, mi amor, mi rayo de luz
El camino que lleva a tu casa es mi alegría
Los días tranquilos transcurren serenos
Tus pasos los míos peinando el sendero
¿Quien dijo que los muertos no iban a resucitar? Hoy llego mas puro que el agua mineral
Tu cara, tu casa, tus ojos sonriendo, mi cara La brisa, la mañana, el sol por la ventana
La calma, caricias, tu respiración las nubes en el cielo y pasa un avión
dibuja una línea blanca algodón, tu almohada, tus ojos, tu mirada, estoy en tu casa, adoro tu casa
Cambio de color pasa un avión traza una línea ahora de plata de plata la medalla del subcampeón
Hoy gano tu ganas ganamos los dos
Hoy gano tu ganas ganamos los dos
Hoy gano tu ganas ganamos los dos
Esto no se para
Esto no se para
Esto no se para
Esto no se para
Esto no se para…”

Enciendo el ordenador y leo mi correo. En la carpeta de “Mails a Nicaragua” hay 616 correos vuestros, mi alimento más nutritivo estando lejos. Gracias por cada una de vuestras palabras.

Es de noche, escribo, en silencio.

Voy a ducharme, por fin.
Abrí el grifo de la ducha y las tuberías, durante este tiempo adormecidas, recibieron la petición con un redoble de tambores.
Y entonces salió agua caliente.
La recibí casi como una bendición mitológica y la dejé caer largo rato sobre mi cuerpo, mientras pensaba en mis niñas de San Carlos, en el calor, en la falta de agua y de luz, en la tierra mojada, en los volcanes de Nicaragua...

Al salir del baño, la casa se fue llenando de olor a almizcle y, de las paredes de colores, empezaron a brotar los recuerdos.
26/09/07

A mi abuela, a los Selva, a los Gener, a mi tierra olvidada, a la otra que nunca olvido, a los amigos de siempre, a los nuevos, a los de Petaluma. A la nostalgia.


Un ratoncito.

martes, 25 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Please, do not leave baggage unattended


Después del primer vuelo del día, aterrizo en Costa Rica. Por todas partes tiendas de café… y libros. Obedezco el consejo de Txomin y compro uno de Isabel Allende, a la que siempre había dejado de lado simplemente por ser tan famosa.

He llamado a mi madre fingiendo estar aún en Nicaragua, no tiene ni idea de que regreso tan pronto.
- Mi niña, te extraño, nunca he vuelto a la estrella desde que te fuiste.

La estrella es el mosaico que hay en el suelo del subterráneo de Plaza Cataluña, donde se unen el metro y los ferrocarriles. Siempre quedamos allí. Ella llega siempre unos minutos antes de la hora acordada y, al llegar yo, la veo absorta, escuchando a los músicos, sean los que sean, no importa el estilo. Mi madre les aplaude y les sonríe fascinada. Cuando me acerco y le saludo dice:
- ¿Escuchaste? Qué lindo tocan, ¿verdad?

Paseo por el aeropuerto. Después de haber estado en el de Bangkok, todos me parecen ridículos.
De repente, chas! Bar de fumadores. Creí que ya no existían, “voy a tomarme un capuccino”, pensé.
Bajé unas escaleras que llevaban a un sótano inmundo, abrí una puerta de cristal oscuro y entré en el bar de los gremlins. El antro estaba lleno de humo y tenía un aspecto más sórdido que el de los peores after que había visitado en mi antigua vida descarriada. Las luces eran de neón azul, no había ventanas y la música, terrible, sonaba demasiado alta. Absolutamente todos lo que allí estaban, fumando, uno tras otro, montones de cigarrillos, bebían alcohol, y las pocas mujeres que había, parecían prostitutas.
Salí de allí horrorizada, ya fumaría en casa.

En los otros bares, parejas de españoles de vuelta de su viaje de luna de miel disfrazados de intrépidos expedicionarios.

De repente miré a mi derecha y… mi mochila! me la han robado!
Me sentí desnuda, idiota y triste a la vez. Sólo una vez me había ocurrido algo así antes, hace sólo unos meses, cuando me robaron mi bicicleta en la puerta de casa. Sólo era un hierro feo que ni siquiera me había costado dinero, fue una herencia. Pero yo pasaba por complicado momento de lucha y frustración y esa bicicleta era entonces lo más sólido de mi vida. Recuerdo que me sentí intensamente desgraciada.
Ahora, en ese aeropuerto, alejada de mis dos mundos, sentí algo parecido.

- Esto es tuyo, ¿verdad? Te lo dejaste en la librería
Un chico moreno, sonriente y gay como si no hubiera mañana, me restituía con un dulce pestañeo la mochila y mi confianza en la bondad humana.
Le agradecí el gesto y conversé con él. Curiosamente ambos tomaríamos el mismo vuelo a Madrid y como había asientos libres, nos sentamos juntos.
Aldemar tenía una conversación alegre, chistosa y muy femenina, fue un rato divertido. Sus gestos eran más dulces que los míos y tenía una mirada muy pícara.
Después de la típica charla de viajes, países y comida le pregunté:
- ¿Y a qué te dedicas?- pensando que contestaría “peluquero” o “diseñador”
- Soy cura. Dominico.
“Hay que joderse”, pensé. Pero en seguida me froté las manos viendo la oportunidad de una interesante discusión sobre religión.

Y así transcurrió el vuelo, lanzándole yo flechas en llamas que él apagaba con una sonrisa y una presumida sacudida de cabeza.

Siempre tengo suerte con la gente que conozco en los aviones. Excepto en el vuelo a Atlanta, hace cuatro años, en el que me senté con el clon de Ignatius J. Reilly de La Conjura de los Necios y pasé 10 horas aguantando un mortal ataque de aerofagia.
25/09/07

lunes, 24 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Cuatro botes de Relec más tarde...


Dejé en San Carlos toda mi ropa de batalla (la bonita siempre estuvo en Managua). Le di todo a Scarlet y las niñas: toallas, sábanas, ropa, cepillos de pelo…
Siempre viajo con cosas viejitas que casi no utilizo, las uso hasta reventarlas en mis destinos de aventura y las regalo antes de irme. “Así volveré más liviana”, pienso, pero al final los regalos ocupan más espacio del que llené al preparar la maleta.
Esta vez casi no puedo ni cerrarla.

He pasado toda la mañana con mi abuela.
- Voy a escribir una carta para que le des a tu madre- dijo
Y yo me quedé frente a ella, viendo como escribía con una letra minúscula que el peso de los años hacía inclinarse hacia abajo y unas lágrimas sin consuelo le surcaban las arrugas de su piel anciana.
Y por varios minutos recordé mi infancia en su finca de Masaya, recordé los perros y la inmensa familia y los árboles altos y las grandes frutas, y me di cuenta de que ella perdió todo aquello en una guerra que le dejó poco más que ese orgullo indio que la mantiene en pie.
Y me di cuenta de que yo no sé qué es perder.

Ese mediodía no conseguí comer.
Recogí mis maletas y esperé al chofer.
Me despedí de los monos – mis sobrinos- de mi tía y de mis primas. Recordé el momento, hace unos meses, en que vi por primera vez a Alejandra y las dos nos miramos examinándonos y reconocimos, curiosas, que nos parecíamos, aunque en distintos tonos.
Alejandra, Alita, no está triste. En sólo tres semanas volará a mi ciudad que yo convertiré en la suya y la cuidaré tanto como mi familia me ha cuidado a mí.

Por fin me acerqué a mi abuela, que no conseguía siquiera mirarme a la cara y me dijo:
- Pediré a Dios por vos, mi amor.
Y yo se lo agradecí de corazón, porque pedirle a ése, su dios, aunque no sea el mío, era lo más grande que ella creía que podía hacer por mí y lo valoré como el regalo más inmenso que alguien pudiera entregarme.

Mi tío apareció entonces, le arrancó la maleta de la mano al chofer y me dijo: yo la llevo, súbase al auto.

Por el camino vi de nuevo a los mendigos, el tráfico loco que ya no me altera y escuché la radio de los bomberos mientras erguía la cabeza pensando que había saldado cuentas con la sangre.
En el aeropuerto mi tío me abrazó brevemente, sin pena, sino con una sonrisa de aprobación y me despidió después con la mano, mientras yo me saltaba la cola del pago de impuestos, con mi carnet de cooperante en la mano.

Pd: Hace cuatro meses Euge, Pato y yo vivimos una aventura en Asia. Parece que Birmania ahora despierta. Un saludo a Santea, Neymo, Stephen, Mr. Robin y toda la gente de ese maravillosos país oculto.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/monjes/vuelven/desafiar/Junta/Militar/birmana/elpepuint/20070925elpepuint_9/Tes 24/09/07

domingo, 23 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Los Selva


Las mañanas de domingo en casa de los Selva Arnold son aburguesadamente tranquilas. Las palomas se arrullan en los palos de mango, las criadas preparan el desayuno y lavan ropa a mano, el periódico salta la verja del jardín y, uno a uno, los miembros de la familia nos levantamos perezosamente.
Yo soy la primera que se sienta a la mesa y la última que se levanta. Voy leyendo las partes del periódico que circulan en silencio, montando un puzzle de actualidad de este país caótico entre pancakes, zumo y café.

Septiembre termina, a estas alturas estaría, normalmente, escapando de Barcelona y las fiestas de la Mercé; entre Ibiza y Formentera, entre el descarrío y el paraíso. Este año ni una cosa ni la otra. Por un minuto he tenido la sensación de que me habían robado un verano: las vacaciones, las claritas y las fiestas en la playa, las terrazas en las cálidas noches del Raval… Nada de eso existió el verano de 2007.

Para no atarme demasiado estrecho el corsé de la nostalgia que tan a menudo me altera la respiración, me fui de compras con mi prima. Cuatro libros más para mí y uno para un gran amigo…
Me compré también los cd de Perrozompopo, hay cosas que no deben bajarse de Internet…

Paseamos por el mercado de artesanía: madera, cuero, guayaberas, cotonas bordadas, hamacas y pendientes de coco. Las vendedoras te asaltan amablemente: “¿que necesitás mi amor?” Compré pinolillo, dulces de cajeta y rosquillas somonteñas. Todo lo que comía de pequeñita. Esta vez la hija se lo dará a la madre, y no al revés.

Al volver a casa nos sentamos a conversar con un ron en la mano, haciendo planes para la cena. Yo cocinaré para todos.

Allí donde voy me ofrezco para cocinar. Todos dicen que se me da bastante bien, pero la realidad es que siempre cocino para gente que quiero y ellos nunca serán objetivos en sus juicios. La conciencia me obliga a reconocer que lo hago en parte como agradecimiento “te estoy ocupando la casa, déjame que haga algo por ti a cambio”.
La cuestión es que esta noche me quedó divino, qué leches. Allí estábamos todos, disfrutando de mis platos estrella, brindando con vino chileno y riendo cuando yo, en plena carcajada, rompí a sollozar. Detrás fue mi prima Au, y mi tía, y todos me gritaron que me callara, intentando evitar el desastre y, de repente, todos nos estábamos gritando, “pará, carajo!”, “pará vos!” y golpeándonos en los hombros, nerviosos, mientras los niños nos miraban pensando en lo ridículos que se nos veía.
Nos esforzamos en darle un giro rápido al ambiente y volvimos a reír, esa es la auténtica imagen de los Selva, la carcajada y el trago.

Más tarde me llevé de puntillas la tristeza a la cama, la trasladé escondida como contrabando y me dormí tarde, muy tarde.
23/09/07

sábado, 22 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Doctor Livingstone, supongo.


Anoche, al llegar a casa, todas las mujeres de la familia Barrios incluida la abuela y una tía de los Chiles con sus hijas me esperaban en una pequeña fiesta sorpresa, con su humilde comida, pero en sus mejores platos, con más luces encendidas de las necesarias y con música. Scarlet hasta se había maquillado para la ocasión. Las niñas llevaban ropita limpia y clips en el pelo y bebimos Toña…
Al final de la velada, cuando quise ir a acostarme, empezaron a darme un regalo cada una: libros. “Sabemos que es lo que más te gusta, a vos” y yo no quería ni pensar en el esfuerzo que les debería haber supuesto eso y Francesca miraba al suelo enfadada porque yo me iba a ir y, bueno, no sigo porque me voy a electrocutar si continúo llorando sobre el portátil.

Esta mañana me ha despertado el sonido de los mangos cayendo sobre el tejado de zinc y el de los zanates saltando sobre cada ondulación como señoritas apresuradas con tacones altos.

En mi último vuelo de San Carlos a Managua me deleito con el paisaje que dejo atrás. El lago Cocibolca con sus islas como setas verdes, aparecía como el pequeño mar del pequeño mundo que estos meses me tuvo tan absorbida y me convirtió en un ser medio de acá y medio de allá. He vivido en San Carlos sin identidad definida, sin orgullo de ninguna patria ni derecho a criticar por no ofender a alguna de las dos partes de mi sangre.
Desde la perspectiva de mi pajarito de hojalata, los animales eran como minúsculas piezas de maqueta, inmóviles y los tejados de zinc parecían sacapuntas metálicos incrustados en capas de musgo.
- ¿Te vas para no volver?
Aparté la mirada de la ventana y vi a mi derecha a un chico rubio de ojos muy claros con aspecto inglés.
- Probablemente- contesté

Durante el resto del trayecto conversé con Gilles Dawson, un aristócrata rebelde educado a caballo entre Londres y Lisboa. Vivía desde hacía 7 años en Chile trabajando en su propia fundación que velaba por la conservación de la cultura indígena, (no, si lo que no me pase a mí…).
Me pidió que le recomendara un lugar donde alojarse en Managua antes de tomar su vuelo a Santiago la madrugada siguiente.
Le dije que yo siempre me había quedado en casa de mi familia, pero que justo entonces iba a tener una reunión en un hotel frente al aeropuerto.
Aterrizamos a las 10.30 y tuvimos que tomar un taxi para atravesar los escasos 50 metros que nos separaban del hotel Las Mercedes. Habríamos muerto si hubiéramos intentado cruzar los 5 carriles de la Panamericana.
El avión de Txomin, mi sustituto para San Carlos y con quien debía reunirme allí, no pudo aterrizar la noche antes en Costa Rica y había tenido que dormir en Panamá. Me llamó y me dijo que llegaría en un par de horas.
- Te espero en la piscina- le dije.

Gilles fue a reservar su habitación y apareció unos minutos más tarde con un camarero que traía dos deliciosos desayunos continentales.
Charlamos sobre su pasado y sobre mi futuro. Yo le hablé de Vanuatu.

A mediodía apareció Txomin, el compañero de GH a quien yo aun no conocía. Sobre él tenía la misma idea que tengo de todos lo auditores: personas serias que trabajan con números.
Txomin apareció en bermudas y con una gran sonrisa, se quitó las gafas de sol y salto a la piscina para nadar conmigo. Lo siguiente fue pedir una botella de Ron Flor de Caña. Gilles dijo que se marchaba para dejarnos trabajar pero le convencimos para que se quedara con nosotros. Mientras hablábamos de trabajo él se mantenía al margen, leyendo “The Conquest of the Incas”; cuando dejábamos el tema GH de lado, se unía a nuestra conversación con opiniones brillantes.
Otra botella de ron.
Saltábamos de la cooperación a la literatura, a las relaciones, a los viajes… Las horas pasaban y allí estábamos los tres como turistas, tomando el sol, bebiendo y charlando.
A las tres nos dimos cuenta de que no habíamos comido y pedimos cosas ricas (el hotel es de cinco estrellas) y nos sirvieron en la misma terraza de la piscina.
Otra de ron, venga.
A las seis el sol se puso y allí continuamos, en bañador ellos y bikini yo, bebiendo más y más ron y hablando de lo divino y lo humano.
A las ocho y media y sin verme con fuerzas para terminar la cuarta botella, pensé que debía vestirme e ir a casa de mi familia que debía estar sintiendo lástima por mí y mi eterna reunión.

Estaba calcinada, fascinada por haber conocido a Gilles y feliz por pasarle el relevo a Txomin, que me pareció un hombre inteligente, divertido y mucho más capaz que yo de solucionar los problemas que se habían presentado en Río San Juan.
- La cuenta por favor- dijo Txomin
- El caballero inglés pagó ya todo- contestó el camarero

Les dejé a los dos en su hotel, encantados de haberse conocido.
Gilles me prometió que seguiríamos en contacto y Txomin y yo nos despedimos con un:
- Nos vemos en Malawi.
22/09/07

viernes, 21 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Su proyecto, gracias


4.30, suena el despertador, pongo los pies en el suelo y fiusssssssssssssssss, una rata se me escurre entre los tobillos. He sentido un escalofrío y toda mi piel se ha estremecido en una oleada de los dedos de los pies hasta la cabeza, como esos estúpidos records Guiness de piezas de dominó cayendo en cadena.
He salido corriendo hacia la oficina y cuando he llegado allá, compitiendo con un aguacero descarriado, un compañero me ha preguntado:
- ¿Y ay?
- ¿Qué?
- Su computadora
- ¿Qué computadora?
La que me había dejado en casa retrasada del carajo!

Estoy tan cansada que no sé en ni dónde estoy, tengo que apuntarme todo en papelitos, incluso las cosas más importantes, porque todo se me olvida. A veces en mi despacho, mientras redacto un informe grito hacia el resto de la oficina: QUÉ DÍA ES HOOOOOOOOOOOOOOOOOOOY?, porque no consigo situarme. También debo esforzarme para saber si ya he comido o no, y así con todo.
Después de las 7 horas de trabajo de antes de mediodía me he ido a casa y me he acostado desnuda, con la respiración desbaratada por el calor insoportable y mi cuerpo cubierto de millones de pequeñas gotitas. Las sábanas empapadas, imposible descansar. Sólo quería que llegaran las dos de la tarde para que volviera la electricidad, regresar a la oficina y conectar el aire acondicionado.
Y llegaron, y trabajé cuatro horas más y envié por fin a España todas las fichas de los proyectos.
He salido de la oficina diciendo “hasta luego”. Pero no voy a volver nunca. Terminé aquí. Odio las despedidas, hace tiempo que me hablaban de la fiesta que harán el día que me vaya. Mañana me voy a Managua, sin decir adiós a mis compañeros.
Sólo el pensar en un abrazo suyo me hace morderme los labios para no llorar.

He dejado las cosas en casa y he ido a dar un paseo, el último por San Carlos. Me he acercado a la casa de los médicos para despedirme de Escalante y regalarle unos cd con recopilaciones con lo que pensé que podría gustarle más. “Ven a visitarme algún día”, le dije. El asintió sabiendo los dos que eso era casi imposible.
Y volví a casa a pasar la última velada con mis cenicientas.
Ya era de noche, ya sólo se veían por la calle los borrachos oscuros que aparecen siempre a estas horas, como los muertos vivientes de una película de terror. Son el lado de la decepción de Río San Juan, son los que se hicieron un día demasiadas preguntas y a quienes no les gustaron las respuestas. Cuando me dicen obscenidades al verme, saben que jamás recibirán una respuesta positiva, lo hacen sólo para que me sienta mal, para quitarme la alegría; lo hacen porque no soportan que yo aún esté del lado de la esperanza y quieren arrastrarme al suyo, siniestro y hostil.
Pero yo sigo caminando, bajo la lluvia fina, acompañada por mi fiel guardaespaldas desorejado.
Y no pierdo la sonrisa.
21/09/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Anay


Yo no sé nada de informática, pero nada nada… Un día instalé en mi blog un cacharrito que refleja los países desde los que se entra en la página. Seguro que sirve para muchas cosas, pero yo nunca sabré utilizarlo. Me he dado cuenta, sin embargo, de que sí hay algo en él que me resulta muy interesante y es que, gracias a esa ventanita mágica he descubierto que existen ciudades que se llaman Virú, Petaluma (esta es la mejor), Antofagasta, Tlalnepantla, Vught y Ogíjares, entre otras.
Aquí en Río San Juan, la emoción más fuerte del día es el momento del enjuague bucal con Listerine así que, desde hace un tiempo, mi hobby es mirar en ese recuadro planetario y descubrir cada día el nombre de una nueva ciudad desde la que alguien, probablemente por error, ha caído en mi blog. Ya veis con que poquito soy feliz.

Y hablando de Internet…
Hace unos meses leí un sencillo un poema que me encantó, cuando un día me sentí identificada con su contenido copié los versos y el nombre de su autora en mi blog junto con un bonito dibujo que parecía haber sido hecho especialmente para ese poema.
Hace unos días, durante mi ración de tres horitas de conexión tuve una sorpresa: Anay Sala, la autora, me había escrito. Después de una absurda discusión sobre cuál de las dos se sentía más honrada porque la otra le escribiera, iniciamos una interesante correspondencia e intercambio de cuentos y poemas.
Sigo pensando que la que debe sentirse honrada soy yo, de todas formas la lección para mí es que Internet, además de enseñarte nombres de ciudades raras, es una forma genial de mantenerte cerca de los que quieres y conocer a otros que pueden hacerte también olvidar las ratas, las lluvias y la soledad.
Gracias Anay por entrar en mi vida de una forma tan bonita, tienes un e-mail.
20/09/07

miércoles, 19 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Las muñecas de Famosa se dirigen al portal.


El mes próximo vamos a regalar balones gigantes, camiones y juegos a los niños de nuestras 32 escuelas de Río San Juan.
Ayer empezamos a hacer el recuento y clasificación de todos los juguetes. Cuando abrí la chirriante puerta de la bodega y vi aquella montaña inmensa de cajas de cartón sin identificar, estuve a un pelo decir “da igual, lo hacemos a ojo”. Pero no, había que contar.
Las cajas que hemos destripado para el recuento estaban cubiertas de caca de rata y pipí de murciélago. Entre ayer y hoy hemos contado 8.000 juguetes, uno a uno.
No recordaba trabajos físicos como este desde que, a los 16 años, trabajé en una hamburguesería y me tocaba siempre limpiar la cocina mugrienta por responderle mal al encargado.

Los técnicos de GHN eran antes soldados. Son trabajadores incansables y con quienes más a gusto estoy. Arístides por ejemplo, es un crack con la moto, podría ganar el París Dakar sin problemas a pesar de que se pararía a saludar a todos los beduinos que encontrara por el camino. Mario es uno de los más divertidos, me encanta trabajar con él, excepto por el hecho de tener que ver su uña del dedo pulgar izquierdo, que mide cuatro centímetros; o como se acomoda los huevos delante de mí mientras me habla de nuestras escuelas. Agustín es como un gladiador romano, fuerte y resolutivo, lástima también que tenga esa costumbre de vaciarse los mocos de la nariz presionando una fosa nasal y haciendo fuerza hacia fuera desde la otra.
Da igual, todas esas cosas son parte de una imagen de sencillez a la que ya me he acostumbrado. La próxima vez que vea a un hombre con gomina o bien afeitado, creeré que es patinador artístico.
Esta mañana, durante el recuento, hemos bromeado y reído. Su forma de comportarse y su positivismo, me han hecho vivir esas horas de sudor y cansancio como algo divertido. Está claro que no podemos controlar las circunstancias, pero sí la actitud que tomamos frente a ellas.
Tengo mucho que aprender de estos hombres.

Esta noche me he despedido de John Sullivan para siempre. Se va a EEUU para hacer un examen, cuando él vuelva, yo no estaré. Los dos hemos reconocido que probablemente jamás volveremos a vernos.
Nos hemos dado la mano y un breve beso en la mejilla, cada uno fue para el otro un pequeño tablón donde agarrarse cuando estar lejos de casa nos ahogaba.
19/09/07

martes, 18 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. La masai blanca

Ayer vi la primera película de las 200 que me grabó Salva. La verdad es que no he tenido mucho tiempo libre y me ha apetecido más leer, ya paso suficientes horas al día frente al portátil.
Pero ayer no conseguía dormir y vi La Masai blanca, una película de Hermine Huntgeburth. Lo primero que me atrajo (además de que me encanta, por razones obvias, el cine alemán) es que la protagonista me recordaba a mí: rubia, ojos claros, flacucha y con el pelo de estropajo, como yo.
Al principio se ven imágenes de autobuses atestados de africanos con los techos sobrecargados de bolsas y macutos… y entonces recordé mi viaje a África.

Fue mi primer viaje después del accidente, y representaba dejar atrás una época sórdida de condena a la inmovilidad y de dolor.
Ese accidente puso fin al boxeo y a la esgrima y por él tuve que reestructurar mi vida deportiva y muchas cosas más. Por él también, desplacé un poco la medicina tradicional y descubrí las terapias alternativas que, en mi caso, resultaron mucho más efectivas.
Era un viaje importante, bueno, todos lo son, pero en el punto en que me encontraba, había puesto muchas esperanzas en ése concretamente. Era un viaje de aceptación de mis nuevas limitaciones y el inicio de una vida diferente que podía ser, y fue, más completa y llena de sentido.
Por todo ello era importante escoger bien la compañía (estaba demasiado débil para viajar sola), y escogí la mejor: Iolanda.
Iolanda con “I” era mi vecina. Yo me había comprado hacía un tiempo un piso frente al suyo, nos separaba apenas medio metro al principio, después ya ni eso…
Teníamos mucho en común, aunque ella es más espontánea y artística y yo más tosca e insegura.
Ella había viajado ya por medio mundo y eso nos acercaba aún más.
Estaba claro, haríamos juntas ese viaje.
Algunos habéis leído ya esas crónicas, son muy divertidas, casi chistes, porque el periplo africano resultó ser excelente en todos los sentidos.
Nunca olvidaré ese viaje, uno de los mejores de mi vida.
La película de anoche me hizo recordar nuestros trayectos eternos en autobuses, coches, trenes; las puestas del sol en el Rif, la comida cocida en ollas de piedra; los tambores…

Yo volví dispuesta a conocer más mundo, como siempre. Pero Iolanda tiene, hace ya mucho, medio corazón en África.
Al poco tiempo se fue a vivir a Zimbabwe para cubrir un puesto diplomático. Desde allí me escribía correos maravillosos explicándome como era su casa en Harare, sus nuevos amigos y su amor por Bruno, un músico angoleño, guapísimo y apasionado.
Iolanda tuvo que abandonar todo aquello por motivos de trabajo y no me dio tiempo de visitarla allá, aquellas vacaciones viajé a Croacia y Europa del Este.
Pero hace apenas dos días, me dio la noticia de que tiene un nuevo destino. Guinea-Bissau.
Esta vez sí iré a verte- le dije.

África para mí, es Iolanda.
18/09/07

lunes, 17 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Nazim Hikmet


Desde hace unos días, gran parte de mi actividad se centra en tareas que más tienen que ver con una película de Scorsese que con la cooperación. Correré un tupido velo.

Hoy cuando he entrado a trabajar era de noche, y cuando he salido, también.
A mediodía he tenido veinte minutos para comerme un sándwich guarro.
Tengo unas ojeras de oso panda y la convicción de que de todo lo que hago sólo la mitad está bien hecho.

A las cinco, cuando llego a la oficina, lo primero que hago es buscar la taza que me regaló Gabi la noche de mi despedida, para llenarla de café soluble e intentar despejarme. Entonces veo salir el sol y aparecéis en el chat.
La taza ha dado media vuelta al mundo y, en ella, hay escritos unos versos de Nazim Hikmet, escritor turco muy comprometido; están en italiano pero los traduzco aquí para que veáis lo bonitos que bonitos son:

El más bello de los mares
es aquel que no hemos visto.
El mejor de nuestros hijos
todavía no ha nacido.
Nuestros días más hermosos
aún no los hemos vivido.
Y lo más lindo de todo aquello que tengo que decirte
todavía no lo he dicho.
Nazim Hikmet

Y bueno, en estos días llenos de problemas, con la taza en mi mano, releo los versos de Hikmet para ver si se me pega un poco de su esperanza.
17/09/07

domingo, 16 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. "Aunque tú no lo sepas"


Anoche, al regresar de la isleta, mis primas y yo fuimos de compras y al cine. Yo aún tenía el chip ricachona insertado en el hipotálamo y las invité a todo sin pensar que me estaba quedando sin efectivo y que en San Carlos no hay cajeros; pero lo pasé muy bien, mis primas son geniales. Tuve uno de mis ataques de risa-rebuzno en el cine, cuando buscando a oscuras mi móvil para quitarle el sonido, me equivoqué y de un tirón saqué unas bragas, delante de todo el mundo.

El vuelo a San Carlos ha sido nefasto. Hemos atravesado una tormenta y la Cessna Caravan se ha sacudido como una coctelera. Los otros ocho pasajeros se han agarrado a los respaldos de los asientos que tenían delante y libros y cámaras han caído por el suelo. En estos vuelos no hay espacio para azafatas, así que nadie controla si tienes bien abrochado el cinturón. Yo, que soy una anarca, estaba casi estirada en mi asientito con la apasionante Guía Metodológica de apoyo a proyectos y acciones para el desarrollo abierta sobre las piernas y una caja de Oreo en las manos, y he botado hasta casi tocar el techo.
A través del cristal apenas se veía el lago Cocibolca, parecía que el cielo nos hubiera tomado por un sonajero.

Al aterrizar preferí no pasar por casa para sólo saludar a las niñas y volverme a ir, así que me encerré en la oficina y me puse a trabajar durante seis horas seguidas. Sólo cuando ya el pueblo se había encerrado en sus casas, yo volví a la mía.
Y allí estaban mis cenicientas, con la ropa viejita, viendo tele en sus pequeñas sillitas de plástico; Vicky retozando por el suelo sucio y su madre preparando esa comida monótona que ellas no pueden comparar con nada. Los perrozompopos-lagartijas- correteaban por las paredes comiendo mosquitos y Tigre se rascaba las heridas sangrantes de las garrapatas.
Scarlet y yo preparamos una cena rica con cosas que en San Carlos no existen.
Me he dado cuenta de que soy la cabeza de familia, desde que vivo aquí me hago cargo de la alimentación de todas. Hubiera sido imposible prepararme unos macarrones con salsa boloñesa (de bote) y comérmelos viendo como ellas me miran rebañando su plato de frijoles. Eso me ha otorgado, tácitamente, una serie de derechos que sólo los familiares próximos tienen, como decirles a las niñas que no anden descalzas, que no vean esa basura de telenovelas, que lean… Y aconsejar a Scarlet en sus problemas, regañarla por su inocencia infantil a la hora de afrontar responsabilidades y guiarla en cuestiones básicas de higiene y educación para las niñas.
A cambio, yo recibo muchísimo más.

Después las niñas me acompañaron a mi habitación para guardar la ropa que mi abuela había perfumado. Tensé las cuerdas de mi súper mosquitera deseando esconderme allí para leer y acompañé a las niñas a su cama.
Ya era tarde para leerles un cuento y les di las buenas noches creyendo, ingenua, que podría volver a mi habitación sin pagar un peaje.
- pues cantános una canción para dormir
- no sé cantar, y tampoco sé ninguna de ese tipo
Caras de decepción. Busco en todo mi cerebro. Negativo, jamás he cantado ninguna nana.
Pero como yo me atrevo con todo y consigo lo que puedo, las “estafé” con una canción de Quique González, lo más dulce que se me pudo ocurrir.
Recursos que tiene una.

16/09/07

sábado, 15 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Isla de Roche


Me he despertado con los gritos de los niños jugando a fútbol y el olor a tortitas que preparaban las criadas de mi primo (no deja de extrañarme esa forma de llamar a esas dos encantadoras señoras). He salido de la habitación y me he quedado viendo lo que me rodeaba durante unos minutos. Agua dulce, palmeras, palos de mango y otros árboles frutales que doblaban sus troncos hacia el lago, como si dos manos gigantes estuvieran sosteniendo con fuerza un gran ramo bajo la superficie. Mis seis sobrinos corriendo felices, la piscina como un vaso flotando en una ponchera; las hamacas guatemaltecas de colores vivos y la lancha amarrada con los salvavidas abrazando los diez asientos. En frente, el volcán, coronado por un aura de niebla que le hacía parecer una montaña nevada.
Me he sentado al borde de la isla y me han servido mi zumo de naranja, huevos, tortitas con sirope y café calentito.
Mi primo zarandea y besa a las criadas, que le adoran, y Don Faustino ha venido con su lanchita a traernos la prensa y la comida para el mediodía.

Sé que hay que encontrar el placer en las cosas simples, que el secreto para ser feliz es apreciar la belleza de la sencillez… pero qué narices! Esto es el paraíso y me gusta.
Esta semana fue fiesta en Cataluña y yo trabajé; también fue fiesta en Nicaragua y también trabajé; mañana domingo cogeré el primer vuelo a San Carlos (no quiero ni pensarlo) y sé que iré directamente a la oficina desde la pista de aterrizaje.
Hoy quiero disfrutar del lujo que me rodea, del calor de la familia y de unas horas sin trabajar.
Después del desayuno, que no deja de ser una mera excusa para poder empezar a beber, juego con los niños y recibimos a Candela, una amiga española que va a preparar… PAELLA!.
Uno, dos, tres… seis vasos de ron Flor de Caña con hielo picado y Seven Up antes de comer, los Palacagüina de fondo, todos cantando… llegó el momento de llamar a casa. Uno a uno vamos hablando con mi padre, medio borrachos, arrancándonos el teléfono de las manos. Sé que él quisiera estar aquí, pero se conforma con escuchar que estoy tan contenta y bien cuidada.
La paella fue soberbia, nada que ver con esa masa seca que nos dieron los de la AECI. Bebí vino navarro y llegó el turno de la típica sobremesa de borrachos: mi primo y yo contándonos la vida, con un trago en la mano y granos de arroz pegados en las camisetas.
Ricardo me contó que se había enfadado con sus hijos porque para el día del padre le habían hecho un bonito mural con frases cariñosas, corazones, dibujos y… billetes de dólar pegados.
- ¿Y porqué hicieron eso?- les preguntó
- Porque vos tenés reales, papá
No creo que yo tenga nunca ese problema.
Me voy a servir otro roncito.
15/09/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Fiestas Patrias y el padre violador


Hoy y mañana es fiesta en Nicaragua: las Fiestas Patrias.
Hoy 14 de septiembre se conmemora el 151 aniversario de la Batalla de San Jacinto, -os cuento un poco- que marcó el principio del fin de la presencia de los filibusteros (me encanta esta palabra!!!) en suelo nicaragüense, tras la derrota inflingida a los invasores en 1856.
La acción del sargento Andrés Castro, quien ya sin municiones, mató de una certera pedrada a uno de los mercenarios, es hoy uno de los tres cuadros oficiales del gobierno sandinista, junto a los retratos del prócer Augusto C. Sandino y del poeta Rubén Darío.
Por azares del destino, la Batalla de San Jacinto ocurrió 35 años después de que Nicaragua se independizó de la corona española, el 15 de septiembre de 1821, por lo que ambas efemérides se celebran juntitas en el llamado Mes de la Patria.
El acto central de este viernes está previsto para la Plaza de la Revolución capitalina, e incluye un desfile de estudiantes, bandas de músicos y majorettes o como las llamen aquí y la entrega de premios a los mejores alumnos y profesores por el presidente de la República, Daniel Ortega.

Hasta aquí este podría ser el texto de cualquier portada de un periódico de aquí… pero le vamos a dar un giro…
Llevo toda la semana viendo la cara de Daniel Ortega en todas las cadenas televisivas, en los periódicos, revistas y “mantas” como llaman en Nicaragua a los anuncios enormes que se ven por la calle, en rotondas y carreteras.
Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo han creado un gobierno de populismo de izquierdas que nada tiene que ver con el sandinismo revolucionario. Sus antiguos compañeros del FSLN le acusan de haberse impuesto para perpetuar su mandato y, muchas otras personas, de adueñarse de bienes del partido, pero la peor acusación es otra…
Daniel Ortega tiene una denuncia en la Corte Interamericana por el abuso de su hija cuando era menor de edad. Y es presidente.
Zoilamérica, y ya bastante tenía la niña con cargar con semejante nombre, asegura haber sido reiteradamente violada por Ortega desde los 12 años hasta los 22, y que incluso el tipo la obligaba a acostarse con otros hombres mientras él miraba.
Imaginad cómo se sienten las mujeres de Nicaragua. No puede haber mayor reflejo de impunidad social y estatal de un agresor que el que éste sea presidente de su país. Ortega, por ser presidente, tiene inmunidad para ser juzgado
Nicaragua es un país donde entre el 30 por ciento de las menores y el 53 por ciento de las mujeres adultas han sido abusadas físicamente en algún momento de su vida y donde menos del 10 por ciento de los casos llegan a término de reparación para las victimas del abuso y la violencia según fuentes de la Red de Mujeres contra la Violencia en ese país.
Aquí tenéis el link del testimonio de Zoliamérica.
http://www.sandino.org/zoila.htm://
Mi familia y yo no asistimos a ninguno de los eventos de las Fiestas Patrias, nos vamos a las isletas, a descansar y alejarnos del careto de Ortega.
14/09/07

jueves, 13 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Nunca morimos.


Nunca he tenido miedo a la muerte, hasta hace muy poco porque era algo que no me había planteado: uno de tantos temas profundos sobre los que las personas inteligentes reflexionan mientras yo veo películas de puñetazos o me como un bocadillo de pan con Nocilla mirando la pared de la cocina.
Pero desde hace ya bastante tiempo no tengo miedo a la muerte simplemente porque la muerte no existe.
Me explico:
Hace unos años conocí a uno de los hombres más inteligentes del mundo. No lo digo yo, es uno de los nominados al Nobel de física. Tal cual.
“¿Y de que conoces tú, so pertarda, a alguien así?” Pues de la forma más insospechada y con todos los puntos para que cada uno pasara por la vida del otro sin dejar huella. Pero como él diría, tenía que ser así. Qué bueno.
Las casualidades no existen.
J. y yo nos hicimos amigos rápidamente. Él iba a estar una temporada en Barcelona antes de volver a la Universidad de Saarland, donde estaba desarrollando un proyecto de física. De allí fue a Tailandia, China y luego a Trieste y adonde la física le llevara.
A pesar de la distancia y de la obvia diferencia de CI, hemos mantenido siempre una bonita relación. Nos escribimos cada uno desde el lugar del planeta donde las circunstancias nos coloquen, J. tiene un sentido del humor delicioso y siempre consejos reconfortantes para mis desvelos. Su enfoque para cualquier clase de materia es para mí siempre revolucionario y nuestras conversaciones encienden todas las luces en la residencia de mi mente.
J. es otro doblón de oro en el cofre del tesoro de mis amistades.

Una noche, cuando aún estaba en Barcelona, entre copas de Duero y quesos exquisitos surgió el tema de la muerte. J. me contó que las personas jamás mueren. “Qué buen rollo” pensé. La explicación (en mi básica expresión, que poco tiene que ver con sus palabras acertadas y concretas) es que al relacionarnos con otras personas nuestros átomos -porque somos pura materia y átomos- chocan y producen energía formada por esa unión única, por ese momento. Esa nueva energía creada está en el aire vibrando en diferentes frecuencias y nunca se destruye. Así, aunque nos pudramos en un frío nicho o ardamos en un crematorio, no morimos, porque el habernos conocido y el haber sentido algo los unos por los otros, creó la parte eterna de nosotros que revolotea en la atmósfera. Aunque nos olviden, aunque nos odien, que se jodan, no morimos. Mi adorada abuela paterna está conmigo, y Gaspar, mi primer novio, también, y todos mis perros y mis hámsters. Si un día cualquiera, en San Carlos, todos los mosquitos se ponen de acuerdo y terminan por chupar toda mi sangre, da igual, estaré cerquita vuestro, siempre molestando. ¿No es significativo que las partículas de altas energías se llamen “rayos penetrantes”?
Nuestra esencia molecular está en el aire y perdurará por los siglos de los siglos.

Esa idea me hizo pensar en lo importante que es que esos choques de moléculas sean positivos, que esos encuentros y fusiones se basen en relaciones llenas, en entrega, en pasión y en lealtad… Aunque sólo sea para no contaminar el ambiente.

En nuestra correspondencia más reciente el tema protagonista es la cooperación, y más concretamente, los sentimientos contradictorios sobre el tema que últimamente me ocupan el pensamiento. Todo se puede analizar de muchas formas: política, periodística o socialmente. Me atrevo a copiar una parte aquí de su último correo, para que tengáis la oportunidad de ver esta problemática desde el prisma de la física cuántica, y en palabras de un genio:

n!-quería decirte dos cosas que me quedaron, una es que te felicito por el padre que tienes, le dije a un amigo el día que te conocí, -he conocido hoy a la hija de un samurai, un sensei,... - y mi percepción estuvo buena pero veo que me quede corto, mi memoria aunque buena no es tan nítida, pero me alegro de saber quienes somos todos los que estamos!-como siempre desde hace unos días discutimos en el network de los que estudiamos en el instituto balseiro, el net de los genios, que dicho sea de paso es un net muy salvaje donde decís algo y te cortan en pedacitos con la respuesta, esta muy bueno para ponerse a prueba, ...desde hace unos días discutimos la distribución de ingresos y la de la riqueza, parece ser que la especie humana, responde a una ley matemática que, leída en el plano social, es Injusticia!¿Sabes que descubrí?, que uno de mis experimentos me permite interpretar esta ley que hasta ahora es un misterio, pues es independiente de las sociedades etc.descubrí que esta Injusticia se produce por una acción elemental y común a cada uno de los seres humanos, la acción de proteger a la familia, nuestra esencia como mamíferos, repetida millones de veces tiene como consecuencia un mundo injusto, donde no hay igualdad de oportunidades etc., guerras desocupación, etc. esto me dejo un poco pasmado, uffs. Esto es: el interés de uno es mas importante que el de la mayoría, en cualquiera de sus formas desde la familia al individualismo!, pues nadie antepone el interés de la mayoría al de uno, ninguno de nosotros los llamados dualistas lo haríamos!, solo en Vulcano pasaría una cosa así pero no en la tierra...
Chau, pasala un poco bien, ya veo que te estuviste mimando, ta bueno.

J.

13/09/07


DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina


Hoy se ha celebrado un concierto benéfico a favor de los damnificados por el huracán Félix en la Casa de Carlos Mejía Godoy. Para los más jóvenes o los que no estén familiarizados con la música latinoamericana, este hombre y su grupo, Los de Palacagüina, fueron la bomba en los 70, eran los cantantes de la revolución, los representantes de la música nicaragüense. Recuerdo una noche de juerga paterna máxima en mi casa de Barcelona: yo tenía cinco años y ellos, mis padres y unos amigos, tocaban la guitarra y cantaban en el comedor de casa. Allí estaba yo, con mis ricitos dorados rodeada de señores de piel oscura que engullían ron y hablaban de forma muy distinta a los padres de mis amigos. La verdad es que crecí con una gran confusión musical: en la escuela me hacían aprender el Gegant del Pi y mi madre me cantaba en casa la Misa Campesina Proletaria. Los padres de mis compañeras de colegio eran personas serias y muy correctas. Mis padres eran hippies y tocaban la guitarra.
En fin, dualidades que probablemente son la explicación de bastantes cosas.

Esta noche he visto a Carlos Mejía Godoy después de un montón de años.
En el concierto participaban muchos otros artistas, Clara Grun, una joven pianista con una voz dulcísima que me hizo tener ganas de pegarle un empujón y robarle el teclado, Norma Elena Gadea, una mítica de la música latinoamericana, cantautores y al final, el momento de la juventud y la canción protesta del s. XXI: Perrozompopo.
Para quienes no les conozcan, son una especie de Macaco, pero mucho mejores en mi opinión (tironcito de la sangre).
En su web se lee:
"Nicaragua es un país exótico y lleno de contradicciones, de amores y locuras incontenibles, un país de preguntas, un país con poder, religión, poesía y sociedad, un país donde la política, la cooperación internacional, las estrategias mundiales, las grandes transnacionales, nosotras y nosotros, como en la ensalada de Galeano, todos los días tomamos café y tratamos de arreglar el problema de nuestros pequeños mundos.
Aquí hay música que habla de eso.
Otro mundo es posible, aún cae agua de muchos ojos".
Cuando salió al escenario el cantante acompañado de un cajonista soberbio, nos volvimos locos, parece que todos los cooperantes habían vuelto de Puerto Cabezas, porque estuvimos todos los españoles que hay en Nicaragua cantando y saltando como posesos, comiendo tapas de tajada y tortillas con frijoles molidos y bebiendo Toña, mucha Toña…


martes, 11 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. AECI


Hoy 11 de septiembre La Embajada de España en Nicaragua y la OTC Nicaragua, realizará un recepción con los cooperantes españoles en el Instituto de Cultura Hispánica de Managua el a las16:30hrs, con invitación a autoridades y personalidades Nicaragüenses para que intervengan sobre el papel del cooperante español en Nicaragua, País que ha recibido desde hace más de 20 años la colaboración de muchos cooperantes.


Así decía la invitación que me llegó a las oficinas de Managua.


Me presenté puntual y cuando llegué me encontré un jardín precioso, con criadas nicaragüenses vestidas con trajecito negro y delantal blanco, sirviendo copas con una sonrisa.
Y señores con traje.
Y señoras maquilladas.
Y yo en chancletas.
En el discurso de inauguración, la responsable de la AECI dijo que la mayor parte de los invitados, aún habiendo confirmado su asistencia, no habían podido estar presentes por haber tenido que volar al norte, a ayudar en las tareas de acción humanitaria por todo lo del huracán. La mayoría de las ONG que trabajan en Nicaragua son organizaciones de emergencias, hay pocas ONGD…
La tal Elena habló de los logros del gobierno y de la Agencia, del Estatuto del cooperante y de política.
Charlé con algunos españoles, sobre la comida que extrañábamos, sobre todo. Pero me sentía fuera de lugar.
De repente una especie David Bisbal tostadito empezó a berrear versiones tecno de los de Palacagüina, invitándonos a unirnos a él mientras movía los rizos. Las criadas sirvieron platitos con paella y empanada gallega. Pero a esas alturas yo ya estaba horrorizada y los mosquitos escribían a mordiscos en mi piel “tú aquí no pintas nada”
Y me fui.
Me perdí las charlas porque no creí que me interesara nada de lo que pudieran decirme.
Pensé que aprendía más sobre cooperación escuchando a la gente de Los Chiles, o de las Azucenas, o de Boca Escalera…

Me metí en el centro comercial a comprarle regalitos a mis niñas de San Carlos y luego a casa a intentar digerir la paella reseca y a trabajar tanto tanto…

Son las 2 de la mañana, sigo trabajando y me ronda la cabeza esta sensación extraña como de haber asistido en pijama a una boda de millonarios.
11/09/07

lunes, 10 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Spaaaaaaaaaaaaa


Llevo tres días en Managua y he comido más que en toda la semana anterior. Me siento regordeta y sana. Aquí veo más caras, leo más periódicos y trabajo con luz y conexión todo el día. Sólo va a durar una semana, pero voy a aprovecharla al máximo.
Ya no me parece extraño ir a trabajar con chófer ni que por la calle no se vean más personas que las que mendigan en los semáforos. Aquí está muy claro, sólo los pobres caminan, porque a los ricos les asaltan. Yo no soy rica, desde luego, pero el portátil y el iPod me convierten en una presa apetitosísima para ladrones y asesinos. En Nicaragua más de 400.000 armas de fuego están en manos de civiles.

Al terminar una jornada de sólo 11 horas (me parece que estuviera de vacaciones), me he dado el regalo de la temporada. Me he ido con mi prima a un Spa.
Hace cuatro meses estuve en Bangkok y me dejé sobar en varios establecimientos de esos que te tocan hasta el páncreas, pero no tenían muchos recursos y el servicio era despersonalizado “una turista más que viene a que la manoseen, que pase”. Chiringutos de belleza barata, ideal para los que como yo, llegábamos de un país perdido, con olor a pobreza y olvido.
Aquí me han atendido chicas muy amables que comentaban entre ellas mi tipo de piel, de pelo y no sé que más. Se quedaron horrorizadas al ver las heridas de las picadas, pero alabaron el buen estado de mis pies, “es que hace mucho tiempo que no uso tacones”, les expliqué.
Cremas, perfumes, masajes… Placer físico puro, sin consecuencias, desengaños, ni responsabilidades posteriores, sólo pagas y ya.
Me endosaron una cantidad enorme de productos que, según ellas, eran absolutamente imprescindibles para mi vida, los compré todos. Siempre he sido muy fácil de convencer. Al final me había gastado allí más que en el total de los últimos dos meses. Prometo que sentí que lo merecía.

Por la noche, mientras cenábamos juntos, he sentido que formaba parte de esa familia, no como alguien que llegó de España a visitarles, sino como si siempre hubiera estado allí. Reímos, discutimos, aparecemos en pijama con legañas por las mañanas, nos damos besos de buenas noches…
Esta noche, al abrazar a mi abuela me ha dicho “qué bien huele, mi tierna”
10/09/07

domingo, 9 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Félix

El huracán Félix ha destruido el norte del Caribe de Nicaragua, se cuentan ya 113 muertos y casi 100.000 personas han perdido todo.

Desde que llegué, me he dedicado a leer todo lo publicado de Gioconda Belli. Poetisa revolucionaria, feminista, sensual y muy muy muy nica.
Ahora, a propósito de Félix, copio sus versos aquí.


¿Dónde escondo este país de mi alma
para que nadie más me lo golpee?

Nicaragua herida sangra lodo
Por las llagas abiertas de su corazón

¿Quién te sanará país pequeño?
¿Quién te protegerá
Ahora que los volcanes
doblan la cresta anonadados
Y llega el turno de sobar la piel de los ríos
y calmar la fiebre de los lagos.

¿Quién, después de la cólera y el trueno,
Te cantará una canción de cuna para apaciguarte
para que volvás a tener fe
y te alcés sobre verdes montañas
a divisar el horizonte?

¿Qué nos estás diciendo vos,
mi país de los aguaceros inclementes
agitando tu pecho suelto en llanto?

¿Será la lluvia un clamor?
¿Será país de mis selvas,
que tu canto de agua implora que te lavemos las heridas,
que te acunemos como niña cansada de llorar,
para que deponiendo nuestra humana miseria
Arrullemos el trueno de tu desesperación?

Mi tierra de fuego y de agua
Hablaste con voz ronca de país endiablado.
Shsssss. Callate ya, paisito cansado de llorar.

¿Quién le canta una canción de cuna a Nicaragua?
Empecemos. Hagámoslo todos.
Hagamos la claridad
En este nuestro país suelto en llanto.
Duérmete Nicaragua
Duérmete mi amor
Duérmete paisito de mi corazón.

Gioconda Belli

09/09/07

sábado, 8 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. 8 de septiembre, día del Cooperante

El 28 de abril de 2006 el Consejo de Ministros estableció el 8 de septiembre de cada año como el Día del Cooperante. Y digo yo... ¿me preguntó alguien a mí si me iba bien ese día? Tal vez hubiera preferido que fuera el 13 de julio, o el 5 del 5, por la rima, o, no sé...

De todas formas es una babosada... Que los que mandan se dediquen a trabajar de verdad y tal vez así, algún día, desapareceremos los cooperantes, las ong's y la necesidad de ser solidario. Entonces sí, estaría muy bien que se celebrara el día de cuando aún existían los cooperantes, en plan Réquiem.

Pero como cualquier excusa es buena para escuchar música, a todos los que andáis por el mundo intentando hacer algo por los que tienen menos, os dedico este vídeo.
Un beso.

08/09/07

viernes, 7 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Drácula


Hay días en que los kilómetros, los océanos y las horas que separan, se pulverizan. Hoy es uno de esos días. Hoy he sentido a Azpi tan cerca, que casi he tenido que mirar de reojo, por si me había querido dar una sorpresa, y en realidad estaba a mi lado. Es bastante difícil explicar algunos tipos de amistad sin correr el riesgo de que se acaben encajando en los que no son más familiares, lo clásicos. Y eso no me gustaría, así que lo dejo así: The biggest thing.

El día ha transcurrido entre preparativos de documentación y calor extremo. Mañana me voy a Managua para pasar una semana allí: reuniones con embajadas, compromisos con la AECI, gestiones en la Cancillería… y ganas de ver a la familia, de salir por la noche, de ir al cine y de reencontrarme con Alejandro, el chico malo de Ibiza que ha regresado a vigilar sus inversiones después de un mes de descarrío vacacional.
Esta noche, como despedida con mis señoritas caseras, hemos preparado una cena especial, con cositas ricas, Toña y coca-cola, lectura doble de cuentos y calor humano de gente humilde que hace ya tiempo que olvidaron que pertenecen a mundos diferentes.

Al acostarme, después de leer para mí sola, he oído un ruido extraño, nuevo y diferente. Un sonido como de abanico impaciente que venía de las cortinas.
He encendido la luz esperando ya cualquier cosa de esta casa que las noches convierten en una broma de Halloween y he visto lo último que me faltaba por ver.
Un murciélago.
Le hice una foto y pensé en lo cansada que estaba, en toda esta semana sin horas de sueño, de trabajo intenso, de calor, de falta de recursos, de obstáculos y de nostalgias. Y le dejé allí, sin fuerzas para encontrar una solución. Me metí en mi mosquitera y deseé que no pudiera atravesarla. Si lo consigue, tendré una entrevista con el vampiro… y no sería la primera…
07/09/07

jueves, 6 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Ya no más


Esta madrugada he abierto los ojos de golpe, como un interruptor, y he mirado el reloj (mi reloj Nike de snowboard con alarma para bajas temperaturas, tan apropiado para el trópico, donde vivo). Las 5.10, me he quedado dormida. Pero, ¿dónde está el despertador? Debajo del colchón!!!! Lo he escondido sonámbula!!!
A la oficina corriendo.
Correos, fichas, skype, pura actividad en España y yo, sorbiendo un café para rearmarme como un rompecabezas.

Entonces la cibernética paloma mensajera de Internet me trajo una alegría, muy simple, insignificante, pero la agarré para que me durara todo el día si fuera posible. Me hacía tanta falta que no puedo compartirla.

A mediodía he acompañado a Scarlet al único banco, sin cajero y sin nada, que hay aquí. Hemos ido a reclamar unos cargos desorbitados que le han hecho mensualmente y que ella no entendía. Seguramente un error. Le habían dicho que su saldo estaba a 0, y no podía ser…
- Son penalizaciones por no llegar al saldo mínimo estipulado
- ¿Le han notificado a la señora Barrios que iban a efectuarse esos cargos?
- No señorita, ella debe estar pendiente de las condiciones de su contrato
- ¿Ella tiene copia de ese contrato?
- No señorita, nos está prohibido dar copias a los clientes
- Es decir: firmó hace dos años un papel que no tiene y le multan sin avisar por no cumplir con una cláusula que está en ese papel.
- Sí señorita, así es.
- Disculpe mi sorpresa, en Europa las cosas funcionan de forma algo distinta
- Sí señorita, pero Europa es un país (atención al dominio de conceptos geopolíticos del director de la oficina) desarrollado. Y esto es Nicaragua.
Y así se quedó el tío, más ancho que largo después de haberle robado a mi casera 70$ al mes durante ocho meses, sin decirle nada, hasta agotar sus ahorros y dejarla en mis brazos con una desesperación que le apremiaba las lágrimas.

Por la tarde trabajé de mal humor, después fui a correr y más tarde continué trabajando con el portátil en casa. A las diez decidí que debía descansar de una vez y me metí en la cama, con mi pijamita y un agotamiento que me hacía sentir vieja.
- piuli piuli piuli (porque los teléfonos ya no hacen ring ring)
- Hola John
- Han venido unas chicas de una ONG de Nürenberg y vamos a salir esta noche. Venga vente, que se van mañana.
Y me vestí de nuevo, y de nuevo fui al Granadino y mi cabeza se exprimió otra vez para cambiar de idioma a idioma a cada girar de mi cabeza para hablar con alemanas, americanos y nicaragüenses.
Y cuando calculé que ya sólo iba a dormir cuatro horas le dije a John:
- Si mañana viene a verte Kofi Annan, y crees que tienes que llevarle al Granadino y enseñarle San Carlos, no me llames, déjame dormir de una vez.
- Ok, Globalita, ya no más.
06/09/07

miércoles, 5 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Felicidades, Padre


He dormido tres horas. Al sonar el despertador un perro callejero aullaba cerca de la casa, o tal vez era yo, que lloraba de sueño…
Me he vestido sin saber qué me estaba poniendo y me he arrastrado hacia la oficina, como siempre escoltada por Tigre, que da unos pasos, se detiene, se gira para verme enderezando su única oreja y continúa al comprobar que le sigo.

El huracán Félix está destrozando el norte de Nicaragua y aquí, a Río San Juan, ha traído lluvias que de noche amenazan con desquiciar los techos de zinc. Esta mañana la calle tiene restos de la pelea que sostuvo con el viento. Veo las fotos del satélite y pienso en lo hipócrita de esa imagen que recuerda el dulce algodón de azúcar de la infancia y que, en realidad, lleva tanta amargura en sus pliegues.

Hoy es el cumpleaños de mi padre. Hoy no puedo regalarle un libro que devoraría en dos días ni bebernos juntos el último descubrimiento de alguna bodega que, al poco, se habría hecho famosa; no puedo dedicarle Debbie al piano. No puedo abrazarle mientras le digo cuanto le quiero y le admiro, así que le llamo a su móvil.
- ¿Padre?
- Estoy en un avión a punto de despegar hija, tengo que colgar.
Y eso ha sido todo. No he insistido después, porque sé que estará rodeado de médicos en un congreso, o en algún quirófano manejando maquinitas para que un corazón maltrecho siga latiendo.
Pero he pensado mucho en él hoy, en el amor loco que siente por su esposa, mi madre, y en lo mucho que nos quiere y protege a mi hermana y a mí. Ahora hay que repartirse ese cariño con Gerard, mi sobrino. Pero está bien, hay para todos y sobra.

Ya quedó muy atrás el tiempo en que él y yo éramos como dos ciervos con grandes cuernos y luchamos hasta separarnos. Ya recuperamos el tiempo perdido entre vinos que él me enseñó a conocer, cenas y charlas hasta la madrugada que nos convirtieron en amigos, amigos que hablan de amor, de libros y de sueños.
Ya entendí que no debía enfrentarme a él para acabar perdiendo frente a su testarudez infinita. Ya me dedico sólo a aprender de todo lo que aún me puede enseñar y a comprender que para él la vida fue difícil y que por eso me inculcó la disciplina y la dinámica del esfuerzo y de la lucha. Ahora cuando miro los ojos azules que repitió para mi, sólo veo cosas buenas y un atisbo de arrepentimiento por lo que cree que hizo mal.
Ahora valoro más que antes la imagen de mi infancia en la que ese señor, al que sus amigos llamaban Sandokan, se despedía de mi con un beso antes de saltar en paracaídas, que pilotaba aviones, que partía ladrillos de un golpe vestido con un extraño pijama blanco, que grabó en mi mente el valor de la aventura, del deporte, de la lectura y los viajes.

Cuando la gente me pregunta por qué no llevo pendientes y contesto “no tengo agujeros”, siempre añado que mi padre se negó a marcarme siendo bebé, y que quiso esperar a que fuese adulta para decidir. Y así fue en todo, y así aprendí a crecer siendo libre, y por eso mi madre me llama “pájaro”.

En el día de su cumpleaños estoy en la tierra que él conoció por amor y que me enseñó a querer. La tierra de la mujer que él extrañaba mientras vivió en Angola y sólo pensaba en volver a sus brazos sin traerle a su vuelta el cólera que entonces azotaba el país. Mi padre me puso muy alto el listón en el amor, y yo ya nunca me conformaré con menos. Mi padre, siempre de viaje, me enseñó que la distancia no la ponen los kilómetros sino las personas. Y por eso hoy no le siento lejos y tal vez él oiga como, desde aquí, le digo “Felicidades, padre”.
05/09/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Salsa americana


Esta madrugada, al sonar el despertador a las 4.30, me he tirado de la cama al suelo. Era la única forma de no quedarme dormida. Me he cepillado los dientes con los ojos cerrados, cuando los he abierto y he encendido mi linternita he visto en mi cara una palidez de pollo hervido. He cogido mi paquete de cereales y la leche y los he metido en mi mochila para desayunar en la oficina.

Las primeras horas de trabajo, que por mi estado, deberían ser las más lentas, son en realidad frenéticas, es mediodía en España y tengo que estar despierta para entender a Raquel.
Abro mi bolsa de cereales y, vaya! Está llena de hormigas, ¿desde cuándo? Normalmente me los como sin fijarme…
A las 7 se va la luz y empiezan las reuniones con el personal. Ahora nos reunimos fuera, sacamos la mesa al porche y trabajamos allí porque dentro está oscuro y hace demasiado calor.
A mediodía pausa para comer. Hoy cocina Scarlet, yo incendiaría la casa si dependiera de mí estar pendiente de los fogones.
Imposible dormir siesta, el ambiente es irrespirable y no quiero que se me cuelen, en esta horita de descanso, las pesadillas.
Vuelta a la oficina y más trabajo hasta las 6 de la tarde. Las cosas salen, los proyectos avanzan y el equipo, a pesar del agotamiento, está contento.
Me voy al “gimnasio” y bostezo en cada abdominal que hago.

Al salir, sólo pensaba en mi cama, en mis sábanas azules y mi mosquitera de matrimonio, pero me ha llamado John. Ha venido una pareja de amigos suyos, también americanos a visitarle, hay que salir para que conozcan San Carlos. Me muero…
Me duché, me vestí y, arrastrándome, fui a encontrarme con los tres gringos al Granadino, un restaurante medio decente de los poquitos que hay aquí. La pareja es también del Cuerpo de Paz, y están destinados en Matagalpa, en el norte de Nicaragua, han venido aquí huyendo del huracán.
A pesar del cansancio, la velada fue genial, reímos, hablamos y bailamos hasta muy tarde. La alegría de estar rodeada de gente que siente como yo, su casa lejos, me hizo aprovechar cada minuto de la noche.
Al final, ya todos agotados, nos fuimos a casa. El otro John y Carly se quedan en casa de John Sullivan así que me acompañaron a la mía y, en la puerta, John me dijo, sin yo esperarlo, “Ojala te hubiera conocido antes”.
Y yo cogí esta simple frase para ponérmela en la almohada y no dormir sola.
04/09/07

lunes, 3 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. RNE

Me he levantado a las 4.30 de la madrugada para ir a trabajar. Calculo que saldré de la oficina de GH a las 6 de la tarde, así que respiro hondo y camino.

Esta semana se escucharán en Radio Nacional de España las entrevistas a varios cooperantes españoles de diferentes organizaciones repartidos por todo el mundo. Uno de ellos soy yo. Si ese debía ser mi salto a la fama, seguramente me pudra por siempre en el anonimato porque lo hice fatal. Hablé rápido y nerviosa. Fue un desastre. Si algún oyente pilla el programa a medias creerá que yo soy de Tartamudos Sin Fronteras.
Descartado el éxito en las ondas, sigo caminando resignada.

Al entrar en mi despacho he visto una cucaracha tan grande que le he preguntado a la gente si era de alguien. Eso debe tener hasta un chip de identificación.
Me he negado a entrar allí hasta que alguien se deshiciera de ella. Al cabo de unos minutos he podido sentarme, “a solas” y entonces… Internet! Tenemos Internet. Lástima que sólo hasta que han cortado la luz en toda la región, a las 7.30. Pero he chateado un ratito con Azpi, Salva, Morales, Raquel… todos vais volviendo de vuestras vacaciones con cuentagotas. Gracias por las fotos y por los planes para cuando yo vuelva. Cada día, un día menos.

El huracán Félix se acerca, estamos en alerta, pero este mediodía, de camino a casa, el aire estaba lleno de mariposas amarillas.

domingo, 2 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Que le den a Alicia


Esta mañana volvió la electricidad a San Carlos.
No os dejéis engañar por esta señal de progreso, el pueblo está muerto, hoy es domingo.

Septiembre ya. Julio pasó lento, agosto aún más, casi se quedó; y ahora septiembre: mi tercer mes en Nicaragua, mi tercer mes trabajando una media de 70 horas a la semana. El tercer mes sin mi Raval y sin las personas que más quiero.
En mi opinión hay una forma clara de determinar cuando, estar lejos de casa, pasa de ser un viaje largo a un “estar viviendo fuera”, y eso es cuando un día estás en el baño, abres el neceser y ves que se te ha terminado la pasta de dientes, el desodorante, el gel, el champú y el acondicionador de cabello. Ahí dices “joder, sí que llevo tiempo aquí”.

Hoy, al levantarme y ver que mi mundo sí podía funcionar abrí todas las llaves de agua de la casa y llené barriles y palanganas.
A las niñas les preparé un Isla Fantasía tercermundista con cubos y ollas y nos bañamos en el patio riendo felices. Mis princesas se conforman con tan poco… No saben qué es una nintendo ni una barby, ellas se pelean por ver quién barre la casa o enjuaga mi ropa.
Después del desayuno las he dejado jugando y he ido a la oficina a trabajar, a recuperar lo perdido si eso es posible. Todo el día…
Se me olvidó comer y a las cinco de la tarde me llamó Scarlet para pedirme un favor, el primero en todo este tiempo. Un amigo suyo había muerto y debía marcharse para asistir al entierro.
- ¿Te podés quedar con las niñas?
- Claro.

Volví a casa y les preparé una cena rica.
- Leénos un cuento, leénos un cuento
Se me terminaron los que tenía el portátil y el único que pudo prestarme Xiomara fue Alicia en el país de las maravillas. Tres niñas preciosas sedientas de literatura infantil y yo sólo tenía para ofrecerles el desparrame lisérgico de un pederasta.
Todo lo que escribió Lewis Carrol es una basura, en mi opinión, y a las niñas tampoco les gustó. Intentaron escucharme pero se distraían y terminaron pidiéndome que lo dejara. Les di la razón y prometí traerles pronto El Principito, definitivamente lo mejor que se le puede leer a un niño. Como medida de urgencia les dije que les iba a contar unas fábulas clásicas, cuentitos cortos que enseñan cosas, les expliqué.
Y así pasé una hora, mientras ellas escuchaban atentas al principio y empezaban a derrumbárseme de sueño al de un rato. La primera en caer fue Vicky, la bebé, después Francesca y la última fue la brujita mediana, que se quedó sentada en la cama con los ojos cerrados y la boca abierta, enseñando el huequito donde hacía poco hubo dos pequeños incisivos.
La recosté y dejé la luz prendida, como ellas me pidieron antes y entonces oí su vocecita que me llamaba.
- ehhh…
- dime
- ¿qué es una sigarra?

Atravesé el patio con una sonrisa en la boca y después de leer un poco a Tolle me acosté, como siempre, del lado del corazón.

2/09/07

sábado, 1 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. De noche


Hace tres días que no tenemos electricidad en San Carlos. Tres días sin luz son tres días sin agua, bebiendo Mirinda caliente y agotando para lavarme el ínfimo charco con insectos flotando que queda en mi barril.
No queda batería en mi portátil ni en mi móvil. No funciona el ventilador y hace tantísimo calor que se me ahoga hasta el alma. Sólo mi iPod sobrevive e, irónicamente, ahora suena Patience, de Mica P. Hinson.
A las 6 de la tarde oscurece aquí y la vida se apaga. Cuando teníamos electricidad había cierto ritmo en este páramo olvidado, lento, pero lo había. Hoy las 6 de la tarde son mis antiguas 2 de la mañana. Hoy se adelantó el turno de las ratas y las arañas y se solapó con el mío. Debería pensar que hay gente que está peor que yo. Los Médicos sin Fronteras en Somalia, por ejemplo; pero probablemente ellos tienen un generador y un carácter más fuerte que el mío.

Hace unos días la pequeña Francesca me abrazó y me dijo que me quería. Yo le pregunté por qué y respondió “porque vos siempre estás contenta”.

A la luz del sol, o de las bombillas, estoy siempre contenta, es cierto, puede que más que mucha gente. Empujo a pataditas la parte más triste, la más sórdida que hay en mí y la dejo salir cuando el mundo duerme y nadie me ve. Es mi forma de administrarme el ánimo. Me parece más práctico compartir la felicidad. A las penas las tengo bajo control de noche y a solas. Es mi ratito de insomnio, apenas unas horas, más las que me roba en forma de pesadillas. Hace ya muchos años que aprendí a hacer eso.
Pero antes mis noches duraban 5 horas y ahora duran 12. Ahora me parece que la tristeza se esté vengando apagándome la luz para agrandar su parcela y hacerse un imperio… y aquí estoy yo, luchando con un papel, un bolígrafo y una vela.
01/09/07

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Apagada


Hace dos semanas que se estropeó el generador de GH Nicaragua.
En San Carlos hay cortes de luz desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde. Tenemos, hasta que cerramos la oficina a las 5, tres horas de luz para trabajar. Tres míseras horas en que los ordenadores, el aire acondicionado y la cafetera funcionan.
Tres horas dan para tan poco…
El resto del día el calor es insoportable, el sudor salta mis cejas y se me mete, salado, en los ojos, mientras agoto la batería del portátil.
He intentado reorganizar a todo el equipo, repartir las tareas de acuerdo a estas restricciones. Hace ya días que entramos a trabajar a las 5 de la mañana para arañar dos horas de suministro. También trabajamos los sábados.
Las reuniones con la alcaldía, las cotizaciones, las visitas a las comunidades, a las escuelas, a las delegaciones, todo por la mañana. Por la tarde están todos clavados en sus sillas ocupados en sus tareas administrativas. No es suficiente, todo se retrasa. Seguimos sin Internet, hace casi un mes, las ocho horas de diferencia horaria se convierten en dos largos días para recibir respuestas a los correos, las consultas. Todos en GH España parecen estar aún más lejos desde hace un mes.
Paso más tiempo en el cyber que en mi casa enviando los correos de todo el equipo.
De noche trabajo en casa hasta la madrugada. De noche sigo siendo “la traductora veloz”.

Hoy viernes a las 2 de la tarde estábamos todos en la puerta comentando mi historia con la rata, esperando que llegara la luz… pero la luz no ha llegado.
Los viernes no va a haber más luz en San Carlos, no hasta la noche, nos han informado.

Ser cooperante en este país, es como ayudar a un niño a buscar a su perro perdido en un laberinto a medianoche.
31/08/07