jueves, 13 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina


Hoy se ha celebrado un concierto benéfico a favor de los damnificados por el huracán Félix en la Casa de Carlos Mejía Godoy. Para los más jóvenes o los que no estén familiarizados con la música latinoamericana, este hombre y su grupo, Los de Palacagüina, fueron la bomba en los 70, eran los cantantes de la revolución, los representantes de la música nicaragüense. Recuerdo una noche de juerga paterna máxima en mi casa de Barcelona: yo tenía cinco años y ellos, mis padres y unos amigos, tocaban la guitarra y cantaban en el comedor de casa. Allí estaba yo, con mis ricitos dorados rodeada de señores de piel oscura que engullían ron y hablaban de forma muy distinta a los padres de mis amigos. La verdad es que crecí con una gran confusión musical: en la escuela me hacían aprender el Gegant del Pi y mi madre me cantaba en casa la Misa Campesina Proletaria. Los padres de mis compañeras de colegio eran personas serias y muy correctas. Mis padres eran hippies y tocaban la guitarra.
En fin, dualidades que probablemente son la explicación de bastantes cosas.

Esta noche he visto a Carlos Mejía Godoy después de un montón de años.
En el concierto participaban muchos otros artistas, Clara Grun, una joven pianista con una voz dulcísima que me hizo tener ganas de pegarle un empujón y robarle el teclado, Norma Elena Gadea, una mítica de la música latinoamericana, cantautores y al final, el momento de la juventud y la canción protesta del s. XXI: Perrozompopo.
Para quienes no les conozcan, son una especie de Macaco, pero mucho mejores en mi opinión (tironcito de la sangre).
En su web se lee:
"Nicaragua es un país exótico y lleno de contradicciones, de amores y locuras incontenibles, un país de preguntas, un país con poder, religión, poesía y sociedad, un país donde la política, la cooperación internacional, las estrategias mundiales, las grandes transnacionales, nosotras y nosotros, como en la ensalada de Galeano, todos los días tomamos café y tratamos de arreglar el problema de nuestros pequeños mundos.
Aquí hay música que habla de eso.
Otro mundo es posible, aún cae agua de muchos ojos".
Cuando salió al escenario el cantante acompañado de un cajonista soberbio, nos volvimos locos, parece que todos los cooperantes habían vuelto de Puerto Cabezas, porque estuvimos todos los españoles que hay en Nicaragua cantando y saltando como posesos, comiendo tapas de tajada y tortillas con frijoles molidos y bebiendo Toña, mucha Toña…


3 comentarios:

  1. Ayyyssss, esa toña... Quizás debería mandarte algunas Moritz por Fed-ex, por plantear una nueva dualidad a esas de las que hablas...

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  2. Mejor unas copas de vino, aunque tú no bebes, claro (qué valor!) cuando nos veamos prontito.

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  3. He vuelto a ver el vídeo de este tío... ¿Tú has visto lo bueno que está?
    Ais...

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