sábado, 15 de septiembre de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Isla de Roche


Me he despertado con los gritos de los niños jugando a fútbol y el olor a tortitas que preparaban las criadas de mi primo (no deja de extrañarme esa forma de llamar a esas dos encantadoras señoras). He salido de la habitación y me he quedado viendo lo que me rodeaba durante unos minutos. Agua dulce, palmeras, palos de mango y otros árboles frutales que doblaban sus troncos hacia el lago, como si dos manos gigantes estuvieran sosteniendo con fuerza un gran ramo bajo la superficie. Mis seis sobrinos corriendo felices, la piscina como un vaso flotando en una ponchera; las hamacas guatemaltecas de colores vivos y la lancha amarrada con los salvavidas abrazando los diez asientos. En frente, el volcán, coronado por un aura de niebla que le hacía parecer una montaña nevada.
Me he sentado al borde de la isla y me han servido mi zumo de naranja, huevos, tortitas con sirope y café calentito.
Mi primo zarandea y besa a las criadas, que le adoran, y Don Faustino ha venido con su lanchita a traernos la prensa y la comida para el mediodía.

Sé que hay que encontrar el placer en las cosas simples, que el secreto para ser feliz es apreciar la belleza de la sencillez… pero qué narices! Esto es el paraíso y me gusta.
Esta semana fue fiesta en Cataluña y yo trabajé; también fue fiesta en Nicaragua y también trabajé; mañana domingo cogeré el primer vuelo a San Carlos (no quiero ni pensarlo) y sé que iré directamente a la oficina desde la pista de aterrizaje.
Hoy quiero disfrutar del lujo que me rodea, del calor de la familia y de unas horas sin trabajar.
Después del desayuno, que no deja de ser una mera excusa para poder empezar a beber, juego con los niños y recibimos a Candela, una amiga española que va a preparar… PAELLA!.
Uno, dos, tres… seis vasos de ron Flor de Caña con hielo picado y Seven Up antes de comer, los Palacagüina de fondo, todos cantando… llegó el momento de llamar a casa. Uno a uno vamos hablando con mi padre, medio borrachos, arrancándonos el teléfono de las manos. Sé que él quisiera estar aquí, pero se conforma con escuchar que estoy tan contenta y bien cuidada.
La paella fue soberbia, nada que ver con esa masa seca que nos dieron los de la AECI. Bebí vino navarro y llegó el turno de la típica sobremesa de borrachos: mi primo y yo contándonos la vida, con un trago en la mano y granos de arroz pegados en las camisetas.
Ricardo me contó que se había enfadado con sus hijos porque para el día del padre le habían hecho un bonito mural con frases cariñosas, corazones, dibujos y… billetes de dólar pegados.
- ¿Y porqué hicieron eso?- les preguntó
- Porque vos tenés reales, papá
No creo que yo tenga nunca ese problema.
Me voy a servir otro roncito.
15/09/07

3 comentarios:

  1. que envidia me ha dado lo de la paella, jeje bueno mas lo de la sobremesa, aqui ni saben lo que es eso...
    Anghard dice que vendra el 5 de Octubre y que se quedara hasta el 17. Simple dato, por si pudieras...
    Iremos a San Francisco y de alli a las vegas! jeje

    Jo! como me impresiono ayer tu email, buf no me quito de la cabeza el horror que tuvo que pasar esa chica.

    Amiguita eres tan inteligente, ensenyas taaanto! me encanta todo lo que cuentas, como lo narras, lo divertida que

    eres, y guapisiima! que ganas tengo de verte y presentarte a mi mundito, yo toda ancha de tener una amiga como tu.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. jejejee a lo bueno se acostumbra una rápido eh!!!

    Mímate,mujer, que te lo mereces.

    ResponderEliminar
  3. Duró poco, vuelvo a estar en Culomundo.
    Y tú deberías estar en la cama... ¿No son tus dos de la mañana?

    ResponderEliminar