miércoles, 22 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. ¿Enferma yo?


En el tiempo de espera en el aeropuerto y durante el vuelo me he leído el último libro de García Márquez. Qué requetebueno.
Al llegar a San Carlos el cielo estaba despejado. En este país, cuando no hay tormentas ni ciclones, los días claros son como inundaciones de luz. Al bajar del avión me he incrustado las gafas de sol para que no me explotaran las corneas.
He ido directamente a la oficina para empezar con los informes y las nuevas fichas.
De ahí a correr.
Después del esfuerzo de enviaros correos con fotografías preciosas que tardaban en salir horas esperaba comentarios como “qué bonitos paisajes” o “qué artista de la cámara estás hecha”. En lugar de eso he recibido intensos ataques a mi estado físico “estás muy delgada, debes estar enferma” o “¿es que no comes nada?”. Confieso que no logro alcanzar la ansiada meta de los 50 Kg. pero, debéis entender que trabajo 14 horas diarias y hago mucho más deporte aquí que en Barcelona. Además, en San Carlos no puedes pararte en una panadería a comprarte un Donut, ni puedo beberme un litro de leche merengada de la Servent.
Aquí hay poco donde escoger. No hay apenas carne y la que hay, tiene muy mal aspecto, el cerdo está prohibido por la triquinosis, no hay electricidad y, si comprara pescado, se me pudriría en la nevera, no tengo horno y no puedo hacer pasteles; y desde luego no hay supermercado donde comprar caprichos como los que abarrotaban mi despensa en casa.
Como lo que hay, pero como poco, es cierto. De todas formas os mando una foto para que, si os es posible, apreciéis, además de mi sudor, mi musculatura. Hay poca carne, pero la que hay está dura como el titanio.
Extraño la comida de casa, pero no porque me gustara tanto, sino porque para mi comer era un acto social. Las cenas de amigas en Las Fernández, la pizza de mascarpone y jabugo los martes viendo House, las porquerías viendo tres pelis seguidas con Li los domingos, el marisco de los sábados en la Boquería...
Lo bueno de esos platos no era sólo la materia prima, sino las personas con quienes los compartía y lo feliz del momento. Es eso lo que echo de menos, y no tenerlo, lo que me hace parecer enferma.
22/08/07

1 comentario:

  1. Hey! porfín te veo la carita! Me gusta, a pesar de que la fotografía
    apenas llega a la ansiada meta de los 10Kb. Mil microbesotes a la
    microfoto!!!
    Yagovski

    PD: Guapa.

    ResponderEliminar