viernes, 3 de agosto de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Invisible


¿Tenéis presente esa simple costumbre de mirarnos en los escaparates al caminar por la calle? En este rincón perdido del mundo no hay escaparates, apenas hay tiendas…
Las pulperías son los comercios que existen aquí, puestos en las entradas de las casas, donde los artículos a la venta cuelgan de las marquesinas de uralita. Casi todo lo que se vende es de plástico, vasos, jarras, cubos y, sobre todo, barriles y palanganas.

Por su puesto en las pulperías no hay escaparates.

Durante el día me olvido de mi cuerpo porque no lo veo.
Tampoco hay espejos. Sólo recuerdo mi piel porque la araño insistentemente por culpa de las picadas de los zancudos.
En el lavabo de mi habitación hay un espejito, pero como no hay luz, tampoco recuerdo mi cara.

Creo que los seres humanos somos, en tanto en cuanto nos relacionamos con los demás. Yo soy lo que soy gracias a la gente que me quiere, a mis amigos, a mi familia, a mis compañeros... Vosotros formáis la imagen de mí que existe.
Vosotros, porque me queréis, me hacéis ser yo.
Ahora que no estáis, me parece que soy invisible…
…y además, en San Carlos no hay espejos ni escaparates.
03/08/07

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