martes, 17 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. ¿Pero qué mierda pasa con mis maletas?


Otra vez mi tío me acompaña al aeropuerto con los seguros de la puerta bajados.
En el mostrador de la compañía me informan de que mis maletas siguen en España, que jamás han salido de allí. Monto un cristo que ni Sandino en su momento más exaltado. Nada, que ya me llamarán.
De vuelta al centro me compro un móvil y me voy a la oficina.
El correo no funciona.
Odio la ropa que llevo.
Parezco sarnosa por culpa de los mosquitos.
Se me agota el positivismo.
Os echo de menos.

Por la tarde mi prima me acompaña a comprar ropa y anulo por enésima vez mi pasaje a San Carlos. La mujer de la agencia de viajes me debe odiar.
En casa me ducho con palanganas, me pongo mi nueva ropa yankie y me siento para que mi abuela me peine.
Nos vamos todos a cenar, los niños se quedan con las sirvientas.
De la cena poco puedo explicar, apenas recuerdo que bebimos 7 botellas de vino entre 6 y que antes de vomitar en el lavabo del restaurante, le prometí a la embajadora, que cenaba con nosotros, que en unos días le conseguiría pipas Churruca a cambio de cofinanciación para nuestros proyectos.
De vuelta a casa tropiezo con todos los muebles que hay camino de mi habitación, me acuesto vestida mientras todo Centroamérica da vueltas alrededor de mi cabeza y los mosquitos se atan la servilleta al cuello para devorarme una vez más.
17/07/07

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