viernes, 20 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Y como el ave Fénix renació de sus cenizas...


… el virus intestinal de Birmania.
Último día en la oficina de Managua y en su lavabo.
Últimos informes, últimos correos enviados desde aquí.
Me despido y me preparo para la juerguecita con mis primos.
Con su mejor intención mi primo nos invita a cenar en un italiano, ay… si Simo viera esos fetuccini, pediría que se volviera a proclamar la dictadura.
Vamos al local más moderno y exclusivo de la ciudad: el Moods. Obviamente vamos de parking a parking a todos los lugares.
Desde el vigilante armado con un fusil que pulula entre los coches hasta la puerta, caminamos riendo y cantando. En la entrada nos atienden como a príncipes, tenemos mesa reservada en la zona VIP. Llegan las botellas, el aire acondicionado está al máximo, decenas de camareros, empieza la música, risas, llegan más amigos y entonces, conocí a Alejandro.

Después de unas horas, con las orejas ya cristalizadas por el frío del local, mi primo se me acercó y me dijo: “Ahora prima, te voy a llevar al otro lado. A la tierra” y se golpeó el pecho.
Fuimos 6 en un coche, sin cinturón, hablando todos con el móvil y por supuesto borrachos. Aquí, si te paran, pagas al policía un pequeño soborno y continúas conduciendo.
Llegamos al Chamán, entre árboles, en una zona oscura y sin vigilantes.
Se abrió la puerta y chás! 45 grados.
Oscuridad, olor a alcohol, humedad, alboroto y… reggaeton!
Mi primo me arrastró del brazo hasta la pista elevada y allí me quedé con los ojos como ventanales sin poder creer lo que veía.
Al menos 40 parejas absolutamente enganchados él a ella y ella a él, restregándose y sudando como si bailaran sobre el mismísimo núcleo de la tierra.
Yo también sudaba pero no me movía, mi primo empezó a bailar, y mi prima, y todos los que iban con nosotros, y se mezclaban con los “tamales” que es como llaman a la gente del pueblo, a los pobres; porque en ese momento sólo importaba una cosa, y era bailar.
Y yo me alejé para esconderme en un rinconcito y seguir bebiendo, como si los vasos de ron fueran palomitas y yo estuviera en el cine viendo Matrix por primera vez.
20/07/07

No hay comentarios:

Publicar un comentario