Hace tres días que no tenemos electricidad en San Carlos. Tres días sin luz son tres días sin agua, bebiendo Mirinda caliente y agotando para lavarme el ínfimo charco con insectos flotando que queda en mi barril.
No queda batería en mi portátil ni en mi móvil. No funciona el ventilador y hace tantísimo calor que se me ahoga hasta el alma. Sólo mi iPod sobrevive e, irónicamente, ahora suena Patience, de Mica P. Hinson.
A las 6 de la tarde oscurece aquí y la vida se apaga. Cuando teníamos electricidad había cierto ritmo en este páramo olvidado, lento, pero lo había. Hoy las 6 de la tarde son mis antiguas 2 de la mañana. Hoy se adelantó el turno de las ratas y las arañas y se solapó con el mío. Debería pensar que hay gente que está peor que yo. Los Médicos sin Fronteras en Somalia, por ejemplo; pero probablemente ellos tienen un generador y un carácter más fuerte que el mío.
Hace unos días la pequeña Francesca me abrazó y me dijo que me quería. Yo le pregunté por qué y respondió “porque vos siempre estás contenta”.
A la luz del sol, o de las bombillas, estoy siempre contenta, es cierto, puede que más que mucha gente. Empujo a pataditas la parte más triste, la más sórdida que hay en mí y la dejo salir cuando el mundo duerme y nadie me ve. Es mi forma de administrarme el ánimo. Me parece más práctico compartir la felicidad. A las penas las tengo bajo control de noche y a solas. Es mi ratito de insomnio, apenas unas horas, más las que me roba en forma de pesadillas. Hace ya muchos años que aprendí a hacer eso.
Pero antes mis noches duraban 5 horas y ahora duran 12. Ahora me parece que la tristeza se esté vengando apagándome la luz para agrandar su parcela y hacerse un imperio… y aquí estoy yo, luchando con un papel, un bolígrafo y una vela.
01/09/07
No queda batería en mi portátil ni en mi móvil. No funciona el ventilador y hace tantísimo calor que se me ahoga hasta el alma. Sólo mi iPod sobrevive e, irónicamente, ahora suena Patience, de Mica P. Hinson.
A las 6 de la tarde oscurece aquí y la vida se apaga. Cuando teníamos electricidad había cierto ritmo en este páramo olvidado, lento, pero lo había. Hoy las 6 de la tarde son mis antiguas 2 de la mañana. Hoy se adelantó el turno de las ratas y las arañas y se solapó con el mío. Debería pensar que hay gente que está peor que yo. Los Médicos sin Fronteras en Somalia, por ejemplo; pero probablemente ellos tienen un generador y un carácter más fuerte que el mío.
Hace unos días la pequeña Francesca me abrazó y me dijo que me quería. Yo le pregunté por qué y respondió “porque vos siempre estás contenta”.
A la luz del sol, o de las bombillas, estoy siempre contenta, es cierto, puede que más que mucha gente. Empujo a pataditas la parte más triste, la más sórdida que hay en mí y la dejo salir cuando el mundo duerme y nadie me ve. Es mi forma de administrarme el ánimo. Me parece más práctico compartir la felicidad. A las penas las tengo bajo control de noche y a solas. Es mi ratito de insomnio, apenas unas horas, más las que me roba en forma de pesadillas. Hace ya muchos años que aprendí a hacer eso.
Pero antes mis noches duraban 5 horas y ahora duran 12. Ahora me parece que la tristeza se esté vengando apagándome la luz para agrandar su parcela y hacerse un imperio… y aquí estoy yo, luchando con un papel, un bolígrafo y una vela.
01/09/07
Yo tengo electricidad, ventilador, no hay bichos en mi habitacion , ... pero
ResponderEliminarme faltas tu y mucho.
Amiga vuelve ya!
Te quiere,
li.
Cuánta razón tiene Francesca cuando describe tu carácter; es fantástico conocer y convivir con gente alegre y positiva como tú. No cambies nunca (y de trabajo tampoco, jejeje).
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