viernes, 21 de noviembre de 2008

LA SANGRE DE MIS VIENAS I



Hace mil años me dieron una beca para estudiar en Austria. Para mí esa fue la excusa para escapar de una familia que me asfixiaba así que, aunque la beca era para un semestre, supe desde el principio que nunca volvería a casa.

Viena es mi triángulo de las Bermudas: a pesar de la nieve, del dialecto, del sol desahuciado meses y meses; yo mestiza, yo mediterránea llegué y quedé atrapada durante años.

Allí conocí a un escritor californiano atormentado, a una madre y una hija con una historia de aristas imposibles, a tres amigas para siempre, a un suizo que hizo heridas de las que aún veo las cicatrices y a más gente que formó la extraña constelación que aún hoy veo de noche en el cielo cuando miro las estrellas.

Sé, como todo el mundo, que los problemas se los lleva uno a cuestas pero hoy, vuelvo a Viena, a helarme el culo mientras busco respuestas otra vez, o a esconderme o a yo que sé qué.

Bueno, os voy contando...

3 comentarios:

  1. Que Proustianos estamos todos últimamente, copón! Un besote guapa!

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  2. Es que creo que Austria está lleno de fisuras espacio-temporales y portales dimensionales.
    O eso me han dicho.
    Espero que lo disfrutes.

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