Ohhhhhhhhh Dana

En mi edificio vive gente joven muy divertida, la verdad es que se podría filmar una teleserie. Iolanda que es pintora, le alquiló el tercero a Luizzz y Max de Texas y Moscú respectivamente, uno azafato -o como quieran llamarse- y el otro médico; Gemma, del 4º, la fotográfa, yo la ratona y la última adquisición: Dana.
Dana es una belleza exuberante de 1,85 que sale a tender la ropa en tanga de leopardo.
Dana es malagueña.
Dana antes, era un señor.

- Nenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- grita ella desde el balcón
- Sí? -Contesto sacando la cabeza de entre mis apuntes
- Vamos a tomar unas cañitas, que tú debes estar hasta el coño de estudiar y así saco a Lulú pa’que mee.
- La verdad es que me estoy quedando dormida, me tomaré un café contigo y así me dará el aire.

Caminar con Dana por la calle es como trasladarse a una película de Esteso y Pajares de los 70. Todos la miran, todos le dicen guarradas…

Temperatura agradable, palmeras, el Tibidabo iluminado…
Paquistaní que aparece con un ramo de rosas y me mira.
- ¿Qué? –le digo yo
- Compra rosa
- ¿A quién?
- A chica
- ¿Cómooooooooooo?
Dana entonces me ha mirado con una mezcla de compasión y dulzura y me ha dicho:
- Tienes un cutis precioso
- Ah, pues muchas gracias vecina
- Si quieres te enseño a maquillarte, que te sacaras más partido nena

Al de un rato hemos vuelto a casa dando un paseo mientras Lulú –un pomerania de 50 cm- se ha lanzado al imposible con un Basset.

Igual mañana me pongo falda.