martes, 8 de julio de 2008

Mammy Blue, no esas cursiladas de toda la vida.



Los niños de mi generación (y los de 30 años antes y después) se durmieron con las mismas nanas. La nana es un género pobre, ciertamente.
Duérmete niño, duérmete ya y fuera.
Las nanas, cuando te conviertes en madre, te las enseñan –imagino- las cuñadas, o las hermanas mayores, madres, suegras… Mujeres adláteres en fin.

La señora de la foto, cruzó el océano Atlántico para estudiar poesía y pintura.
En plena aventura europea, perdió la cabeza por un hippy paliducho de ojos claros y tuvo una hija.
No tenía absolutamente a nadie que le enseñara a cantar nanas así que echó mano de lo que tenía cerca.
Este temazo marcó la vida de la señora de la foto y de la ceporra que sostiene en sus brazos, a saber: un servidora.

Los Pop Tops parecen una mezcla de la Kelly Family y los Boney M. Cantaban soul y fueron los primeros que le echaron valor y utilizaron como base el Canon de Pachelbel para una canción pop.
Nadie diría, ¿verdad? que eran madrileños…

16 comentarios:

  1. A mi yo creo que no me han cantado hasta que encontré al payaso de mi marido que me canturrea hasta los anuncios de la tele.
    "Agüanachuchureiiiiiiiii" es el tonopolitonosonitono de CSI.
    Creía que las nanas ya no existían fíjate.
    Ole por la mama de Nina!

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  2. Mmmm no se no se. yo ya sabes que musicalmente soy un clásico, además de pelín hortera. Toda una semana montado en una grua con los mejores "éxitos" de Camela, es un experiencia que no se la deseo a nadie. Mi mama me cantaba las de toda la vida, coco incluido.

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  3. yo ya por aquel entonces estaba en las nubes y no puedo recordar ninguna nana como tal, lo más parecido eran aquellas canciones tristes cantadas en gallego que mi padre recolectaba magnetofón en mano por los pueblos del interior.



    eso si más tarde vendría lullaby

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  4. Lo dicho, hermanas...

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  5. Vosotras, sois todas maravillosas también, las de siempre y las nuevas.

    Juan, tú eres capaz de encontrar poesía en un olla flotando en un río, ya sabes...

    Ender, To Build a Home es una buena naná también, no?

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  6. Joer... la señora madre... que atractiva era de joven!!!!

    A quien has salido tu?

    :-)

    lo de los eructos... se puede estudiar por correspondencia?

    firmado: uno que reflexiona y, en ocasiones, se flexiona

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  7. Joder, si eran cuarenta y la madre! Digno del Rolling Stones Rock&Roll Circus

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  8. Ricard: Si después de tantos años y tanto capítulo de Frasier con pizza y lambrusco no has aprendido a eructar como yo...

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  9. Vaderetrocordero, son muy míticos los Pop Tops, no me negarás.
    Espero que haya pronto otro encuentro galáctico y que coincidamos. Lástima el sábado...

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  10. menuda niñorra fuiste!!

    las nanas y las canciones infantiles en general son muy raras (veáse "el corro de la patata")

    lullaby es una nana muy guay!me la apunto para cuando tenga churumbeles a los q cantar...si algún díaaprendo a cantar,claro.

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  11. nanas: yo torture a mi hijilla con
    madonna - little star

    aunque venga de madonna
    la letra es taaan de verdad !!!

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  12. jojojojo qué gran documento audiovisual! Un melocotonazo!

    Y la portada de Boney M. canela fina...

    ¿Qué pasó el sábado, que todavía no me he enterado? Te perdiste una gran cena y posteriores ardores de escándalo...

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  13. Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.

    En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.

    Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.

    ¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso!

    ¡Imposible saber cuál es la verdadera!

    Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.

    ¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?

    El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...

    Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquella desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.

    Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.

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