miércoles, 25 de junio de 2008

PETER P’AMB TOMÀQUET. Como ser una catalana inmadura

No sé prácticamente nada de la vida, he evitado siempre adquirir experiencia y así conservar el placer de sorprenderme por la emoción del acierto espontáneo y la metedura de pata.

Tal y como están organizadas las cosas podemos envejecer, pero no crecer, porque al parecer, a este mundo se viene a tener cada vez más responsabilidades, a ganarse los descansos y las diversiones, a sufrir bastante y a hacerse mayor.

La otra opción es no madurar, no tener objetivos a largo plazo, no querer conseguir lo obvio para el resto, ver lo que hay por el mundo y concluir que la vida es una golfa y decidir gozar hasta la náusea.

Yo hablaré de la segunda opción.

Capítulo 1.
¿Estudias o trabajas?
Hay una diferencia gigantesca entre ser inmadura y ser una chupasangre sin dignidad. Nada de vivir de los padres. Para alcanzar el estatus de Peter P’amb tomàquet es imprescindible haber tenido desde muy temprana edad autonomía para acceder a los lujos, placeres o vicios que sólo se consiguen a cambio de dinero.
Así que, sí, hay que trabajar.
Ahora bien, como se trata de ser feliz, no vale con tener un Mcjob y vivir amargada ocho horas de lunes a domingo, no: hay que tener un trabajo divertido, abismalmente alejado de los números y las corbatas; mínimamente bien pagado y coherente con las acciones. Es decir, descartado ganar una pasta pero trabajar en una empresa fabricante de bombas de racimo, ni ir de divertida porque te gusta Love of Lesbian pero hacer auditorías doce horas al día con un traje y tacones.
Ser una PPT ocupa todo el tiempo, no valen transformers!
Nadie dijo que fuera fácil.

Una forma de asegurar la no madurez es estudiar eternamente. No me refiero a la cutrez de suspender toda la vida o matricularse desde los 18 a una sola asignatura por año. Hablo de acumular carreras, postgrados, doctorados, carnés absurdos, títulos, licencias para competir en circuitos de karts, todo lo que implique seguir estudiando, tener exámenes y presentar trabajos.
Ya, es duro, pero infla el currículum y funciona.
Bien, pues ya tenemos la base: un trabajo chachi y una carpeta llena de apuntes.
El próximo capítulo: ¿Qué me pongo? Y el aún más delicado: ¿Me pongo?


Bonus Track: Hoy para no envejecer esucharemos a The Gossip

7 comentarios:

  1. Mmmm este post podría llegar a gustarme, pero no se bien que es lo que destila si fina ironía o sublime cinismo. No siempre es tan facil escoger los trabajos...aunque lo de las bombas de racimo tiene que tener su aquel...

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  2. mola! debo tener el síndrome peter p'amb paella. =)
    pero la palabra inmadura no me gusta, no se dónde está escrito q dejar de estudiar, formar una familia, vivir eternamente en el mismo sitio, ahorrar o tener un trabajo q te chupa la vida son signos de madurez.
    no tener objetivos a largo plazo es ser LIBRE para hacer lo q te de la gana, y eso está muy bien!

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  3. La teoría es interesante, pero implica la no-maduración como una opción elegida por el sujeto, lo cual facilita mucho las cosas.
    Para aquellos que, como yo, la no-maduración no es una elección, sino una inevitable e indisoluble parte de su ser físico, metafísico y fisiológico; las cosas no pintan tan japi...

    Aunque tiene sus ventajas, he de reconocello.

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  4. ¿Qué te pones? Como sigas este post tendrás que ponerte una bolsa del mercadona en la cabeza para que no te reconozcan en el barrio!!!!

    ;-)

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  5. eeh totalmente de acuerdo!!
    lo q ud describe se me aplica...
    pero
    solo vivi en BCN 2 años,
    puc parlar catala i tinc una filla catalana....
    ancara califico?

    que se pone, ud. pregunta?
    eeehmmm unas capsulas de md van bien....

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  6. De ahi al planeta de Mongo, un paso.

    Flash, aaaaah!

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