sábado, 24 de febrero de 2007

GOODBYE LENNIN 3


Leotarden Bitte?

Esta mañana, después de la ducha, me he puesto toda la ropa que tengo a la vez y he bajado a desayunar. En la cafetería, los clientes escogen, utilizando un iPod, la música que se escucha en el local. Recordad si venís a Berlín Hotel Zircus, la bomba y 19 euris la noche.
Bueno, ayer, con Stefan tuvimos un día de cultura alternativa hoy vamos a ir de rollo más clásico. En la puerta de Branderburgo nos encontramos con Mattias otro amigo de la profe, ella vivió aquí en la década de los 80, y andaba con un grupillo de rojetes intelectuales que son estos que nos explican todas las cositas. Mattias es antropólogo y arquitecto, un tipo muy culto e interesante que nos explica todo el desarrollo político desde la perspectiva de la arquitectura y el urbanismo que en esta ciudad ha tenido más cambios que ninguna otra en Europa en la segunda mitad del s. XX
La última vez que estuve aquí no existía el monumento al holocausto, yo sólo lo conocía por artículos que había leído y fotos que había visto. Ahora, caminando por entre los bloques de piedra desiguales y el suelo ondulante, flipo.
La profe, que ahora me llama Noemiita, va todo el tiempo junto a mí, ríe cada vez que abro la boca y me abraza constantemente. Me siento querida. Mola.
Llegamos a Potsdamer Platz, una especie de Manhattan achatado y absurdo. Entre los rascacielos hay un gran centro comercial y... allí voy!!! a por ropa de abrigo.
Me compro dos leotardos y me los pongo en el lavabo que está limpísimo pero que hay que pagar, antes de entrar una mujer limpia la rosquilla del water y luego te invita a entrar educadamente.
Llevo los cordones desabrochados porque ahora calzo dos números más.
Visitamos la Philarmonie de Sharon, la Neues National Gallerie de Mies Van der Rohe y el museo Judío de Libeskind.
Todo lo hemos estudiado durante el curso y ahora lo vemos, lo tocamos y lo entendemos mejor.
Comemos en el museo y paseamos libremente por sus laberintos de paredes asimétricas durante tres horas. Muy fuerte el museo, muy fuerte.
De allí paseamos por Unter den Linden, los edificios de allí son del barroco (la catedral de Berlín) neoclásicos (la isla de los museos), y relucientemente modernos, como el nuevo edificio del museo de historia del japonés Pei.
Todos los edificios son gigantes y rodeados de enormes espacios libres.
El frío castiga, pero yo vivo en una burbuja de lana y disfruto casi, de un incipiente sarpullido.
Llegamos al Tacheles, un edificio que los bombardeos de la II GM destruyeron en gran parte y que se ha conservado así como centro cultural y del recuerdo, lleno de teatros, cines, bares y mil cosas más chulísimas.
Todo es extremadamente bonito y la gente taaaaaaaaaaaaaaaan educada, os he dicho ya que adoro esa ciudad?
A las 20.00 nos despedimos de la profe que ha quedado con sus amigos para celebrar, probablemente algún aquelarre comunista.
Estamos en el Check Point Charlie y desde aquí, campamos libremente por la ciudad entrando en librerías, tiendecitas y bares, como jóvenes despreocupados y consumistas que jamás han vivido una guerra ni el absurdo de una ciudad dividida.
Aquí la noche es más oscura que en casa, y mi visión es mínima, mis compañeros me han pedido que me quite las vendas, que a ellos no les importa verme el ojo así y que veré un poco mejor.
Son más majos...
Cenamos en un restaurante asqueroso que escogí yo, con raciones imposibles de terminar y cervezas como obuses.
Muy contenta y con mis compritas hechas me vuelvo al hotel pensando en todos vosotros.
Guapooooooooooooooooooos!!!!!!!!!!!!!!n/j

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