viernes, 23 de febrero de 2007

GOODBYE LENNIN 2


Hipotermia
A mi companyera de habitación le ha sonado el despertador a las 07.00. La hubiera asfixiado con la almohada.
A las 09.00 hemos quedado todos para desayunar en la cafetería del hotel. El desayuno es estupendo, un all-u-can-eat completísimo por 5 euritos.
Me he comido un huevo de pato hervido, 3 tostadas de pan negro diferentes con tres tipos distintos de embutidos y quesos, un zumo de naranja, un bol de müsli con yogurt, una tostada de plan blanco con nutella y un café con leche. Además me he hecho un bocadillito y me lo he guardado en la mochila para luego, estilo Dublín.
Con las panzuquis llenas, salimos del hotel para encontrarnos con Stefan un amigo de Marta que es sociólogo y trabaja como taxista. Con él paseamos por Kreuzberg y vimos de cerca los escenarios de todas las películas de las que hablaba en mi trabajo de final de curso: vimos la explanada de autocaravanas de Prinz in Höhleland, comimos en el Bar de Herr Lehmann, paseamos por las calles de Berliner Maifest... Nos explica muchas cosas del carácter de los berlineses, de los movimientos alternativos, de ocupas, de locales, tendencias...
Mis pies están congelados, las rodillas me duelen mucho por el frío, es terrible... Si tuviera más confianza con esta gente me pondría a llorar. Llevo un vestidito de tirantes, debajo una camiseta finita de manga larga y encima el abrigo más fino que tengo. Ni siquiera tengo bufanda.
Todos se compadecen de mí y la profe me pregunta cada poco cómo sigo.
Mientras todos tomaban café me escapé y me metí en una tienda, compré una camiseta interior, una bufanda y calcetines gruesos (no tenían leotardos). A la profe le compré también unos guantes porque los suyos estaban en la maleta que nunca apareció. Si ya tenía el excelente asegurado, con el puntazo de los guantes me gané la matrícula.
Después del café nos metimos por los patios interiores de las casas, en los que hay tiendas, restaurantes, teatros... Todo es taaaan bonito...
Cenamos en un sitio precioso, las raciones son enormes, el servicio perfecto, los camareros guapos, la comida rica... Adoro esta ciudad.
En cada café, en cada comida y cada cena, nos vamos conociendo todos más, son gente muy agradable, estoy muy contenta.
Copita en la Kulturbrauerei, una fábrica de varias naves, de ladrillo visto que está dedicado a exposiciones, museos, tetaros, conciertos.... no hay nada parecido en casa. Todo es genial pero yo me muero de frío.
Hemos caminado tantos kilómetros... necesito llegar al hotel y quitarme las botazas.
Sigo con el ojo tapado, ya veréis las fotos. Todos me cuidan y cada vez que me miro en un espejo lo veo menos hinchado.
De vuelta en el hotel caigo muerta en mi cama de Ikea, pero antes de que pudiera dormirme, mi compi empezó a roncar.
Ummmmmmmmmmmm, no importa, solo quiero estar tapadita y estirada.
Un beso grande para todos.
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