martes, 27 de marzo de 2012

Cosas de Australia 2. Vila Toscana



Ya tenemos casa.
De la Antigua nos queda la mala experiencia de haber convivido con una cincuentona bipolar y sus dos mascotas agonizantes y la gran suerte de haber conocido a J&J.
Ojalá la relación con estos últimos dure mucho mucho tiempo.
Ahora vivimos en New Farm, un barrio “guay” en el sentido de que es el punto de encuentro de la peñita bohemia de Brisbane sin ser un barrio hippy como es West End, que me habría gustado más, pero bueno.
En New Farm están las galerías de arte, los gafapastas de brazos tatuados, zapatillas de camping de abuelo y flequillo al viento.
Es también el barrio de los restaurantes asiáticos. Eso mola porque llevamos cenando muy variado desde que llegamos aquí.
Hay dos calles principales, Brunswick, que es la alternativa y James, la más cool.
Nuestra casa va de Brunswick a James
Y nuestra casa mola.
Después de dar vueltas y vueltas y ver pisos amueblados ni fu ni fa que costaban unos 2.500€ al mes decidimos alquilar uno vacío y pagar un poquito menos.
Nuestro único requisito fue que tuviera dos dormitorios para cuando vengáis a vernos.

Tiene además un bonito jardín con un espacio con mesas sillas y barbacoas y plaza de garaje.

Cuando nos fuimos de Madrid, sabiendo que todo cuesta aquí el triple decidimos mandar un contenedor de 6m3 con nuestras cosas dentro.
Eso ha costado un congo.
Pero tenía sentido, “si todo es tan caro, lo llevamos y algo nos ahorramos…”
Pero ese contendor nunca ha llegado, nuestras cosas siguen en el puerto de Valencia esperando que algún discípulo de Camps ponga un sello y mande las cajas a Australia.
Y aquí necesitábamos esas cosas.
Y las hemos tenido que volver a comprar.
Así que los cálculos son más o menos estos:
Artículo X costó en España p.e 100 (se envió porque aquí costaba 300)
Llevar el artículo X de España a Australia cuesta 50
Comprar de nuevo el artículo X aquí porque no ha llegado 300
Total 450
Así que cada vez que como, miro el tenedor y pienso que tiene un precio medio de 30€
Alegría, alegría.
Lo otro gracioso es lo de los muebles.
Porque piso sin amueblar significa eso…
Entramos en nuestro flamante apartamento de Vila Toscana con nuestras maletas y todo estaba vacío.
Lo primero fue comprar un colchón y la primera noche dormimos en el suelo.
Al día siguiente compramos una cama.
Y el resto poco a poco porque la realidad es que no hay muchas opciones.
Existe Ikea, pero venir a las antípodas para comprar muebles suecos es una cretinez, además de que nunca me han gustado y aquí es caro, el triple, como todo.
Hay una especie de Ikea australiano que se llama Amart y que si cabe me gusta aún menos.
La otra opción es comprar en Antique shops.
Los dueños de estos sitios recogen muebles viejos, les sacan el polvo y los ponen en tiendas muy chulas con música molona y dos veinteañeros guapos sirviendo capuccinos.
Entonces ya no es un trasto viejo, es un mueble vintage.
Y vas tú (bueno, yo) y pagas 15 veces más de lo que vale y te vas a casa contento porque eres moderno y no compras en Ikea.
Estamos llenando la casa de cosas restauradas, más o menos bonitas y bastante estafa. Pero nos gustan.
Y así ando, gastando una fortuna y media al día para intentar que el apartamento de Vila Toscana parezca un hogar.
Espero que os guste.

2 comentarios:

  1. "Nuestro único requisito fue que tuviera dos dormitorios para cuando vengáis a vernos."
    Oh yeah!!!
    j.

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