lunes, 7 de febrero de 2011

Para Luís. Capítulo 3

Capítulo 3

Está lejos, muy lejos de sus amigos, ahora sus socios en un delito. “No haremos daño a nadie, bajo ningún concepto” Eso fue lo imprescindible para todos: podían convertirse en ladrones pero no podían cambiar tanto como para llegar a ser asesinos.

Robar, robar algo que no es de nadie, que pertenece a la historia, al tiempo. Un tesoro es un tesoro, es inherente al propio concepto que lo roben –piensa L.-

Ahora hay que ser paciente, no volverse loco con el aislamiento, con el vacío y con la nostalgia. “No hace ni diez días que llegué aquí y ya añoro hasta el cocido madrileño, me espera un año duro. Tendré que aprender a controlar la melancolía. No puedo volver, no puedo llamar, no puedo escribir… No debería pensar”

Cucho saltó del sofá y caminó curioso por el gran apartamento.

“Tal vez me haya sobreestimado. Tal vez para mí sea más difícil que para los demás vivir sin lo que amo. Tal vez no necesite todo ese dinero…”

Los diez días de huída le han agotado mentalmente y ya casi no sabe ni qué quiere.

“Mi cabeza, mi cabeza… debo ocuparla… Mi cabeza…”

Head on de Jesus & Mary Chain suena para intentar distraerle. Cucho vuelve y le mira desde el umbral del salón como un vecino que se quejara de la música en una fiesta.

“Tienes razón… yo tampoco tengo el ánimo para esto.”

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