martes, 31 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Vuelta a San Carlos


Esta mañana dejo Managua sin fecha de vuelta por el momento. Los japoneses, los daneses y los alemanes tienen ahora, la pelota en su campo.

En el aeropuerto horas de espera de nuevo, esta vez por la intensa tormenta, mientras, leo Kafka en la orilla de Haniki Murakami. Gracias Ricard por tan buen regalo.
Durante el vuelo coincido con una cooperante de Banyoles.

En San Carlos de nuevo sin luz, sin agua, sin conexión durante horas y otra vez esa desidia en las caras, en la forma de caminar, en el aire.

Por la tarde tengo una reunión con el equipo, ellos sentaditos, tomando notas y yo hablándoles como una maestra en clase. Les estoy cogiendo cariño, la verdad.
De vuelta al hotel me paro en una granjita a comprar leche, de vaca auténtica, obviously.
- Rositaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, la leche de la cooperantaaaaaaaaaaaaaaaaa
Y es que esto es muy pequeñito, y yo fácilmente reconocible.
31/07/07

lunes, 30 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. El mercado negro


Las horas antes de ir a mi cita con los japoneses han sido una locura preparando toda la documentación que me faltaba, cómo odio las tablas de Excel!
En la entrada de la Embajada los de seguridad te hacen quitarte hasta los empastes, pero ya dentro todo fue bien y salí de allí con una sonrisita de satisfacción.

Después tenía que hacer unas compras, pregunté en la oficina si había otro lugar que no fuera el maldito centro comercial y me dijeron cómo llegar al mercado negro.
La excursión fue genial, caos, nicaragüenses que no iban disfrazados de gringos, nicaragüenses negros del caribe, turcos regentando tiendas de productos chinos; falsificaciones, un policía comprando cd’s piratas, puestos de comida, vendedores ambulantes y reggae sonando por todas partes.
Compré lo que necesitaba y “platiqué” con la gente que me preguntaba de dónde era y qué hacía en esa zona.
Me sentí libre y feliz y poblé mi cerebro de las imágenes del bullicio para las siguientes semanas, en las que vería las mismas caras en San Carlos o las de mis compañeros en las salidas a las comunidades más alejadas.
De vuelta en casa mi tío me preguntó distraído durante la comida:
- ¿Dónde andaba, sobrina?
- En el mercado negro- contesté con una sonrisa.
¿No oísteis los gritos desde allí? Se puso como si le hubiera dicho que había estado cenando steak tartar con Hannibal Lecter.
No estoy acostumbrada a que me digan lo que tengo que hacer y, aunque sé que mi familia simplemente se preocupaba por mí, en aquel momento deseé haber aceptado cualquier otro destino para mi expatriación.

Durante la cena se habló de la comunión de mi sobrino, que está teniendo los mismos preparativos de la boda de Felipe y Letizia.
Mi tía comentó detalles sobre la ceremonia y me recordó que yo estaba, por supuesto, invitada.
- Sobrina, es el 22 de septiembre, no se comprometa para esa fecha
- No iré a la misa, sólo a la fiesta, ya sabe que no soy católica
- Y qué hará mientras tanto fuera de la iglesia????!!!!
- Veré El Exorcista con el portátil
Pero la cena terminó entre risas, porque, ante todo, somos Selva.

Por la noche, es decir, a las 19.30, mi prima y yo fuimos a ver la película de los Simpson, doblada al mejicano.
30/07/07

domingo, 29 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Las isletas de Granada


Hoy hemos madrugado para ir a la otra casa de mi primo Ricardo. Primero hay que ir hasta Granada que es la ciudad más antigua en pie de toda América Latina. En mi atención, antes de proseguir el camino, hacemos una paradita para que yo pueda ver las casas coloniales, las viejas iglesias y la plaza, igualita que la de su homónima en España.
Me acuerdo de mi viajecito al sur con Laia y Morales.
Volvemos al coche y, después de recorrer 3 kilómetros más, llegamos al lago Cocibolca, el segundo mayor de América Latina (nos gana por poquito el Titicaca) y el séptimo mayor del mundo. Cuando miras desde una orilla, no alcanzas a ver la otra, sólo horizonte azul, por eso los nicaragüenses lo llaman el Mar Dulce. Tiene todo lo que tiene un mar: olas, archipiélagos, fuertes tormentas y… tiburones! Los únicos tiburones de agua dulce del mundo.
Nos acercamos al puerto y llega a recogernos Don Faustino, un señor que trabaja para la familia, en la lancha de mi primo, que lleva el nombre de la abuelita.
El volcán Bombacho erupcionó hace soplecientos mil años y entonces se crearon las isletas de Granada, más de 350 paraísos tropicales de árboles de mango, monos, garzas y una casita por cada isleta.
Una de las isletas pertenece a mi primo y allí pasamos el día, tomando el sol (me he quemado), bañándonos en el lago (he flipado) y bebiendo ron Flor de Caña (me he tajado).
Mi primo Ricardo tiene mi edad, ha pasado 16 años en EEUU y hace poco ha regresado.
Mientras flotábamos sobre colchones de plástico en la piscina, con un ron Gran Reserva en la mano, le comenté horrorizada el incidente de la noche anterior.
- y miráte ahorita, prima, ve a tu alrededor. Aquí todo está al revés, Nicaragua es el único país en el que el corcho se hunde y el hierro flota. Yo amo Nicaragua.
Y yo le di un trago a mi roncito pensando en que ayer por la noche estaba en un tiroteo, ahora en un paraíso de felicidad y lujo; que a la mañana siguiente estaría rodeada de japoneses en la fortaleza tipo Pentágono de su Embajada hablando de millones de córdobas, por la tarde entre el barro y por la noche matando cucarachas en mi cuchitril de San Carlos. ¡Entended que no es fácil que me acostumbre a esto!
29/07/07

sábado, 28 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Cercadas por las balas


De nuevo a jugarme la vida en la pipilacha rumbo a Managua.
Tres horas de retraso… este país…
Vuelo más o menos correcto, bolsas de aire inevitables pero Lucky Dube en el iPod y muchas ganas de ver a mi gente en la capital.
Después de comentar la semana con la familia y comer con plato y cubiertos mi prima me lleva a la plena civilización: el dichoso mall.
En el centro comercial nos metemos en un salón de belleza y me reconcilio con mi cuerpo. Después de varios días sin ni siquiera un espejo, ya creía que tenía los ojos color café y la piel oscura. Cerré los ojos mientras cuatro suaves manos me devolvían a mi aspecto europeo.
Cenita en casa y nos vamos de copas con sus amigas y los españoles.
Después de cuatro daiquiris de fresa decidimos volver a casa y de repente, en el parking de la discoteca, nos avisan gritando que hay un tiroteo. Con los ojos como tortillas veo a gente correr y oigo, frente a nosotras, hasta diez disparos, gente huyendo, gente persiguiendo a los que huyen, gente parapetada tras los coches disparando y yo agachada, detrás de la pick up, contando a las chicas. Estamos todas.
- Bajá la cabeza, prima!
- Pero, qué carajo es esto???
Y esto es Managua.
Nos metimos en el coche y escapamos de la escena dejando marcas en el asfalto mientras las chicas se comunicaban con el resto para comprobar que todos estábamos bien.
De vuelta a casa, yo miraba por la ventana, pensando, mientras Alejandra y sus amigas reían comentando otros temas, ya habían olvidado lo vivido.
Por el camino, vi a un hombre medio desnudo corriendo como si le persiguiera el diablo, de pronto sí, salió el diablo de un callejón: un hombre armado y les perdí de vista mientras corrían hacia un final en el infierno. Y pasamos de largo, hacia la casa.
- Besito prima, hasta mañana.
Al acostarme, ya a oscuras, escuché a pocos metros de mi pared uno, dos, tres y cuatro disparos.
Esta no es la tierra que recordaba, el país de mi infancia poblado de enormes sandías y árboles frutales, perros, decenas de primos y felicidad.
28/07/07

viernes, 27 de julio de 2007

Paulo Freire


Paulo Freire nació en Recife y trabajó entre pobres que no sabían leer ni escribir.
Tras el golpe militar de 1964 abandonó Brasil para seguir educando a niños y mayores en otros países.
Ahora, entre los niños de las escuelas de Nicaragua, releo esta poesía que le dedicó Sabas Parra.



De Recife nos llegó una brisita
platicando suave de educación...
Por aquel tiempo soñábamos mundos nuevos.
Sures existiendo en libertad y nortes justos.
Maíz sabroso, cuajada y gallopinto suficiente.
Leche para los tiernos y algún oloroso banano.
Frescos de mango y café caliente para todos...
Soñábamos maestros raíces fieles del pueblo
y chavalos recitando la memoria del tiempo
en lindas escuelitas pintadas de rojo y negro.
Soñábamos Centros de Salud con su farmacia,
capacitación sanitaria en cada cuadra y lugar
y en cada verde y lejano rincón de la montaña.
Soñábamos cooperativas creando y socializando
los granos básicos, los quehaceres y el futuro
y mejorando la producción y la esperanza.
Soñábamos sures insumisos de hombres nuevos
que amasen siempre con pasión y con respeto
regalando ternura a la mujer de sus sueños.
Soñábamos un mañana sin comercio injusto,
sin deudas eternas, sin explotados ni oprimidos.
mundo donde la solidaridad vistiese de fiesta
a las gentes y convidase a sonreir al firmamento.
En eso andábamos nosotros
cuando cálida y sin apenas anunciarse
de Recife nos llegó una brisita
platicando suave de educación...
¿Qué cosa es la educación hermana? Preguntamos...
Y la brisita, con trazo firme, escribió en el pizarrón:
La educación es una herramienta
para practicar la libertad,
para cultivar la esperanza,
para desocultar la realidad
para leer el mundo y la vida,
para recuperar la Palabra,
para hacernos personas críticas
y transformar la sociedad.
La educación -siguió anunciando-
es concientización y amor,
es acción y reflexión,
es autonomía y creación,
es diálogo y liberación.
Como bien dicen ustedes
los nicas de corazón:
¡EDUCACIÓN ES REVOLUCIÓN!
De Recife nos llegó una brisita
platicando suave de educación...
De Recife nos llegó una brisita triste,
tristísima, con su definitivo adios...
Sebas Parra, junio de 1997

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Toña


Esta mañana he chateado con tres de vosotros. Me temblaban los dedos y tecleaba las letras por triplicado.
Cuando vuelva iremos al Tibidabo y nos subiremos a la noria para ver Barcelona desde el cielo, ¿verdad?
He dicho cosas que no llegué a decir cuando aún estaba allí, y es que ha sido todo tan rápido.
Volví de Birmania, en dos semanas se decidió todo, y en unas semanas más ya estaba en el avión.
Mis cinco objetivos, tan importantes, en apenas unos días.
Cinco de cinco… y mi vida dio la vuelta.
Cinco de cinco cueste lo que cueste.
Y aquí estoy, revisando los cinco y sus costes… y es que sí que ha sido rápido…

Después de secarme los mocos fui a la inauguración del nuevo hospital de san Carlos. Allí estaban la Ministra de Salud, la Alcaldesa y el Embajador de Japón, que financió el proyecto.
“Yo también quiero sus yenes”, pensé. Y me fui hacia él decidida con mi aspecto deplorable y mi coletita rubia.
El señor era tan bajito que casi le saqué un ojo con mi USB al presentarme. Fue encantador y, después de unas frases de vendedora de teletienda, conseguí una cita con él en su Embajada el lunes a primera hora.
Eli, tendrías que haberme visto… esa es tu Gener.
Continuó la visita al hospital entre enfermos, médicos y flamantes camas azules. Y metida en ese capítulo de Antomía de Grey nicaragüense pensé que iba a ser complicado cambiar, de un día a otro, de expatriada machaca a representante formal de la organización.
La tarde fue una locura preparando los proyectitos que quiero que nos pague el japo, más los informes, las rendiciones. Por la noche, después de mi sesión de spa-palangana me uní a mis compañeros para ir de copas.
Toña, toña y toña…
Nunca pensé que me acostumbraría a la cerveza, aunque la verdad es que no tengo más remedio: aquí no saben qué es el vino.
Ummmmmmm, ese paseo en noria, que sea con una botella de rioja en la mano, ¿se considerará eso botellón?

- Vamos señora, le vamos a enseñar a bailar salsa
- Ni hablar
Y me escapé contenta hacia el hotel.
Salgo en el primer vuelo a Managua.
Mañana veré a Alejandro, mi reducto español en Centro América.
27/07/07

jueves, 26 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Las escuelas


Hoy he ido a algunas de nuestras escuelas a supervisar e identificar. Los niños corrían hacia mí al verme sacar la cámara, todos querían ser fotografiados y se abrazaban y sonreían para posar para la cooperante española, como me presentaba el técnico.

Supongo que si mi familia no me hubiera llevado a Europa cuando aún era pequeñita, ahora tendría hijos que estarían jugando con estos niños.
Todo depende a veces de tan poco.

En Centroamérica la gente se inventa los nombres, cogen la mitad de uno, la mitad de otro y construyen el que les gusta; cuanto más complicado mejor, que sea único y que suene a princesa de otro mundo o a galán de telenovela.
Todo en la vida es cuestión de gustos, pero a mi me tiembla la voz cuando paso lista y tengo que leer a gritos cosas como Yanaira Davinka Acevedo Dávilaaaaaaaaaaaaaaaaa, o Danilo Yefri Cáceres Mendozaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Cuando de verdad se me pusieron los pelos de punta fue con los niños Bruslí y Mel Gibson.
Pero en fin, no soy nadie para juzgar.

A la hora de volver al pueblo se me ocurrió ir en la parte de atrás de la pick up.
- ¿Está segura señora?
- Por favor Helman (sí, así se llama uno de mis compañeros), ¿quién cree que soy?
Maldita la hora en que se me ocurrió sentarme ahí atrás y recorrer el camino de vuelta, lleno de baches, piedras y lodo, saltando como un chimpancé en una colchoneta gigante.
Al llegar me tiré al suelo con las gafas torcidas y el cóccix hecho puré de frijoles.
- ¿Está bien señora?
- Claro, claro- y me alejé cojeando.

De vuelta al hotel me senté de lado para escribir mis informitos escuchando a Julieta Venegas para acordarme de mi peque y que se me hinchara el corazón.
Mi querida Marce, que imprescindible te me has hecho.

26/07/07

miércoles, 25 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. El malecón


Hoy es festivo aquí, se celebra el 58 aniversario de la proclamación del Departamento de Río San Juan.
A pesar de ello voy a la oficina y trabajo cinco horitas.
A mediodía empezó a llover una lluvia como yo no había visto en mi vida, no se veían gotas, sólo agua y más agua en una gran cascada horizontal.
Mi compañera y yo fuimos a comer sopita a un restaurante. Utilicé mi impermeable para cubrir el portátil, y yo me empapé. Parecía que me hubieran sacado del río San Juan, ahora tan turbio y gris.
Hablamos de religión y yo le hablé del budismo
- ¿Esos son los Ave Crisna?- preguntó con una dulce curiosidad
- No, no exactamente

Después de comer decidimos volver al hotel para descansar un rato antes de sentarnos juntas a trabajar con nuestros ordenadores.
Intenté dormir pero tuve pesadillas, las mismas de los últimos meses.
Me levanté y me puse el impermeable para dar un paseo por el malecón.
El cielo estaba oscuro a pesar de la hora, la lluvia había dejado el aire como muerto. No hay electricidad, el mundo aquí se ha parado.
Miré a la gente sentada en sus tiendecitas y todos y todo me pareció triste.
25/07/07

martes, 24 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Desaprendiendo a comer


Lluvias toda la mañana no hay Internet.
El generador que hay en la oficina permite que los ordenadores trabajen y escribo dossieres de presentación e informes. Lo de la conexión asquerosa ralentiza mi comunicación con España, tendré que aprender a ser más autosuficiente.
Llueve, llueve mucho.
A mediodía me como unos cereales con leche mientras sigo trabajando.
Por la tarde conocí al responsable de Solidaridad Internacional aquí, un hombre inteligentísimo al que escuché con la boca abierta. Ojalá salga bien todo y podamos trabajar juntos. Me fijo bien y el tío es idéntico a Pancho Céspedes.
Tres horas hablando con él, me duele la lengua, creo que no abriré la boca hasta mañana.
Después de escribir mis informes, regreso al hotel arrastrando el portátil.
Marlene ha salido a las comunidades y no volverá hasta mañana, así que me toca cenar sola. Me paro en un puestecito donde una señora gorda y sonriente asa carne en una enorme parrilla. Me prepara res con tajada (banano frito) y chile en una hoja de plátano, y lo cierra haciendo un paquetito. Con las mismas manos que toca la carne, me da los dos sucios billetes de 20 córdobas de cambio.
No hay cubiertos ni servilletas.
De esta me cicatriza el estómago.
De postre me como un millón de pequeños mosquitos, los chayules, que vuelan veloces hacia mí. ¿Será porque soy blanquita? Comparada con los locales soy una linterna encendida.
He trabajado 14 horas, creo que babeo y tengo los ojos medio cerrados mientras fumo mi Belmont de antes de acostarme en el porche de mi hotelito.

Me acuesto agotada y de pronto me acuerdo de Capitán.
Qué rica la sal…

Cri cri cri… hacen los ratoncitos que corren por encima del falso techo.
24/07/07

lunes, 23 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Aibó, aibó


A las 7 en la ofi, conozco a la gente y por fin trabajo de campo.
Barro.
Intrigas.
A mediodía comida en el mirador con vistas mucho mejores que la comida.
Reunión de 3 horas con los técnicos.
Me vuelvo al hotel para seguir trabajando y me bebo una Toña. Juas, no puedo evitarlo, es que me hace mucha gracia.
Aquí hay mucha gente que trabaja en cooperación y se nos distingue porque todos llevamos un USB colgando del cuello.
Ceno con mi compi Marlene en un sitio peor que el del mediodía pero con una interesante conversación. Es una mujer muy sencilla e inteligente. Yo apenas hablo, escucho e intento aprender.
Al subir a mi habitación piso una cucaracha, pego un salto y chafo una lagartija.
Me encierro y enciendo un inciensito, ¿servirá de algo?
Parece que mi habitación hubiera encogido, ah no, es que he abierto la maleta.
Mi lavabo es una esquina de azulejos con un barril negro lleno de agua al que sólo le falta la pegatina de Biohazard.
Bajo al lavabo comunitario con pijama y botas de trekking a lavarme los dientes.
Son vuestras 6 de la mañana, ¿qué estaréis soñando?
23/07/07

domingo, 22 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA, San Carlos de Río San Juan


6 de la mañana, preparo mi maleta y desayuno con mi familia.
Ellos se preparan para ir a una comunión y yo me quedo a pasar la mañana con la abuelita. Ella está triste y yo le explico que intentaré venir tan a menudo como pueda.

Me voy al aeropuerto y dejo atrás el tráfico, los peligros y el dulce encierro con mi familia recién reencontrada.

El trayecto a San Carlos se cubre en una avioneta para diez pasajeros, pipilacha la llaman, un Dragón Khan de 120$ el ticket. Las bolsas de aire nos sacuden y revuelven el estómago, pero la vista es preciosa: el lago, el verde y el río San Juan…
Aterrizamos en una pista enlodada y nos dirigimos al pueblo en camioneta. Aquí la gente sí camina tranquila por las calles, todos parecen adormecidos por una calma resignación, y no les importa la lluvia, parece que nada les pudiera hacer correr.

Descarto el primer hotel por ser demasiado caro y me hospedo en el Costa Sur. La habitación no tiene baño, ni hay agua caliente, ni por supuesto aire acondicionado y ni siquiera está demasiado limpio, pero la gente es agradable y la realidad es que no hay nada mejor aquí.
La dueña tiene una bebita monísima.

Me instalo lo mejor que puedo en mi cuartito de 2x2 metros, no hay armario, ni tampoco perchero, así que dejo mi maleta en el suelo y abro mi portátil para ponerme a trabajar.

Cuatro horas más tarde y medio ciega ya, una compañera y yo salimos a cenar a un restaurante de dos pisos sobre el malecón, la vista es preciosa y los mosquitos gigantes, empieza su festín y el mío.
El servicio es lento pero voluntarioso, la comida rica, pescado del río. Todos los comensales me miran con curiosidad. No hay ningún europeo, de hecho ningún blanquito.
La cerveza de aquí se llama Toña, me parto.
En el camino al hotel veo todo tipo de insectos, enormes, voladores, pequeñitos, reptantes… todos me dan náuseas.

De vuelta a mi habitación me siento a escribir mientras escucho mil ruiditos extraños que vienen de las esquinas de la habitación, de encima del falso techo de madera, del tubo fluorescente del pasillo…
Espirales antimosquitos, repelentes, insecticidas, cacharrito que emite un sonido que les ahuyenta…
Les imagino sobrevolando la habitación y desde un gran angular, morirse de la risa viéndome preparar semejante despliegue.
“A por la rubia”, deben decirse entre ellos.
Me da igual, también me compré una crema para las picadas.
22/07/07

sábado, 21 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Quiero ser como Beckham


Los sábados se trabaja en Managua, así que me levanto tranquila y leo el periódico y desayuno mientras converso con las sirvientas. Juanita, la cocinera se fijó en mi colgante y me dijo.
- qué bonito, se ve brillante
- es de oro
- y eso lo lleva del cuello, por la calle, en su país?
- Claro
- Y no la violan?
Tengo ganas de ir a San Carlos, correr por el pueblo, pasear, salir sola a tomar café…

Hoy cenaremos en casa de mi primo con su familia y veremos el Chelsea-LA.

Al llegar a la casa de Masaya jugamos con los 8 niños: los 3 de mi primo, los 3 de mi prima y los de los vecinos. Alejandra y yo somos sus ídolos, las tías solteras que se disfrazan con ellos y corren por el jardín.

Durante el partido las mujeres babeamos.

Cenamos sopa de cola, con verduras típicas y una cuchara de cáscara de verdura seca. Bebemos ron, obviamente.
En la pausa para las noticias: asesinatos, violaciones y corrupción.
Mi tío y yo discutimos sobre la pena de muerte.
Bebemos más.

Durante el regreso a casa de mis tíos, en el coche, me desvanezco desnucada, rezando por que no me explote el hígado después de semejante semana.

Antes de acostarme me acerco a la habitación de mi abuela y la observo dormir, durante unos minutos, tan pequeñita…
21/07/07

viernes, 20 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Y como el ave Fénix renació de sus cenizas...


… el virus intestinal de Birmania.
Último día en la oficina de Managua y en su lavabo.
Últimos informes, últimos correos enviados desde aquí.
Me despido y me preparo para la juerguecita con mis primos.
Con su mejor intención mi primo nos invita a cenar en un italiano, ay… si Simo viera esos fetuccini, pediría que se volviera a proclamar la dictadura.
Vamos al local más moderno y exclusivo de la ciudad: el Moods. Obviamente vamos de parking a parking a todos los lugares.
Desde el vigilante armado con un fusil que pulula entre los coches hasta la puerta, caminamos riendo y cantando. En la entrada nos atienden como a príncipes, tenemos mesa reservada en la zona VIP. Llegan las botellas, el aire acondicionado está al máximo, decenas de camareros, empieza la música, risas, llegan más amigos y entonces, conocí a Alejandro.

Después de unas horas, con las orejas ya cristalizadas por el frío del local, mi primo se me acercó y me dijo: “Ahora prima, te voy a llevar al otro lado. A la tierra” y se golpeó el pecho.
Fuimos 6 en un coche, sin cinturón, hablando todos con el móvil y por supuesto borrachos. Aquí, si te paran, pagas al policía un pequeño soborno y continúas conduciendo.
Llegamos al Chamán, entre árboles, en una zona oscura y sin vigilantes.
Se abrió la puerta y chás! 45 grados.
Oscuridad, olor a alcohol, humedad, alboroto y… reggaeton!
Mi primo me arrastró del brazo hasta la pista elevada y allí me quedé con los ojos como ventanales sin poder creer lo que veía.
Al menos 40 parejas absolutamente enganchados él a ella y ella a él, restregándose y sudando como si bailaran sobre el mismísimo núcleo de la tierra.
Yo también sudaba pero no me movía, mi primo empezó a bailar, y mi prima, y todos los que iban con nosotros, y se mezclaban con los “tamales” que es como llaman a la gente del pueblo, a los pobres; porque en ese momento sólo importaba una cosa, y era bailar.
Y yo me alejé para esconderme en un rinconcito y seguir bebiendo, como si los vasos de ron fueran palomitas y yo estuviera en el cine viendo Matrix por primera vez.
20/07/07

jueves, 19 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Patria libre o morir


Hoy se cumplen 28 años de la revolución sandinista. Una revolución del pueblo para acabar con la dictadura que se convirtió al poco en un gobierno con dueño que desplazó a los verdaderos luchadores y que ha dividido al país.
Ernesto Cardenal la llamó la Revolución perdida.
Hoy en Nicaragua vuelve a haber un índice del 48% de analfabetismo, desempleo, sueldos irrisorios, delincuencia y decepción generalizada.
Hoy tampoco puedo salir de la casa sola.
Hace calor y pienso en que hace sólo unos días, un día soleado como hoy, me levanté y di un paseo por el Raval, compré el periódico y caminé hasta el Gótico para sentarme en el Oviso y desayunar con Li.
Echo de menos andar entre la gente y fijarme en las tiendas, los bares, y sentirme libre, aunque entonces no lo valorara.
Esta mañana escribo junto al ventilador en mi enorme prisión familiar mientras los niños me piden jugar conmigo y escuchar música de mi portátil.

A las 11 mi tía me pregunta si quiero un ron.
- juas!, un ron a las 11, se imagina?
- blanco o dorado, sobrina?
- Glups… gracias tía, nunca he bebido ron y es demasiado temprano para mi.

Mi prima se despierta y mientras se despereza me pregunta
- y ay primita, los amores?, no me contó
- tía! Dorado y con hielo!
Alejandra y yo hablamos durante horas bebiendo uno de los orgullos más representativos de este país: Ron Flor de Caña.

Después de comer fui en coche y acompañada, al centro comercial a enviar las traducciones que hice anoche.
Detesto los centros comerciales, siempre me han parecido que existen para reflejar la vida “perfecta” con que sueñan los infelices. Aquí son un lugar seguro donde no ser asaltado y apaleado por unas córdobas.

Por la noche me senté a cenar mirando el plato y sin poder comer, el ron y la conversación de la mañana me habían revuelto el estómago. Mi tío me miró con ojos de posguerra y me dijo con una sonrisa: “aprovecha Macario, que esto no es diario”, y comí con desgana, la mirada perdida e imaginando que me salían alas.
19/07/07

miércoles, 18 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Eterna Managua


A las 7 entro en la oficina. Me niego a ir al aeropuerto hasta que me llamen. Mi Outlook continúa sin funcionar.
Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr…
Me voy a la Cancillería a recoger mi carné de cooperante, sin él no puedo, en teoría, trabajar aquí.
- Señorita Gener, necesito una copia certificada de su titulación universitaria.
- !!!!!!!!!!!!!!!!
En una hora sale mi avión para San Carlos. Anulo mi billete otra vez.
Empiezo a estar nerviosa, debería estar en San Carlos trabajando en los proyectos y no metida en un despacho.
Aunque mis maletas llegaran ahora a Managua no podría irme porque mañana es festivo en todo el país, el aniversario de la Revolución Sandinista. No hay vuelos, no se trabaja.

Teléfono. Mi equipaje acaba de llegar.
Vayapordiossssssssssssssssss.
Vuelta a cruzar la ciudad esquivando indigentes y oportunistas que venden banderolas del FSLN. Hace tanto calor…

Ya tengo mis cosas, mis libros, mi ropa, mis repelentes contra los mosquitos, mi pequeño mundo arrugadito en una maleta.
Me iré el domingo, no vale la pena gastarme 120$ por un solo día de trabajo, el fin de semana iba a volver a Managua de todas formas.

Por la noche cocino cosas muy ricas para toda la familia y me encierro en mi cuarto para hacer una traducción.
La verdad es que quería estar sola.
18/07/07

martes, 17 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. ¿Pero qué mierda pasa con mis maletas?


Otra vez mi tío me acompaña al aeropuerto con los seguros de la puerta bajados.
En el mostrador de la compañía me informan de que mis maletas siguen en España, que jamás han salido de allí. Monto un cristo que ni Sandino en su momento más exaltado. Nada, que ya me llamarán.
De vuelta al centro me compro un móvil y me voy a la oficina.
El correo no funciona.
Odio la ropa que llevo.
Parezco sarnosa por culpa de los mosquitos.
Se me agota el positivismo.
Os echo de menos.

Por la tarde mi prima me acompaña a comprar ropa y anulo por enésima vez mi pasaje a San Carlos. La mujer de la agencia de viajes me debe odiar.
En casa me ducho con palanganas, me pongo mi nueva ropa yankie y me siento para que mi abuela me peine.
Nos vamos todos a cenar, los niños se quedan con las sirvientas.
De la cena poco puedo explicar, apenas recuerdo que bebimos 7 botellas de vino entre 6 y que antes de vomitar en el lavabo del restaurante, le prometí a la embajadora, que cenaba con nosotros, que en unos días le conseguiría pipas Churruca a cambio de cofinanciación para nuestros proyectos.
De vuelta a casa tropiezo con todos los muebles que hay camino de mi habitación, me acuesto vestida mientras todo Centroamérica da vueltas alrededor de mi cabeza y los mosquitos se atan la servilleta al cuello para devorarme una vez más.
17/07/07

lunes, 16 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. Perdón, ¿y mis malditas maletas?

5.30 A.M. gritos, risas, saltos, criadas correteando para intentar poner uniformes… aquí los horarios son diferentes, ya me acostumbraré.
Mi tío y yo salimos hacia el aeropuerto, la forma de conducir nicaragüense es una locura.
- Tío, ¿usted nunca ha matado a nadie conduciendo así?
- Conduciendo no.

En el aeropuerto nadie sabe nada de mis maletas. Estoy horrorizada. Dicen que ya me llamarán.
De vuelta al centro mi tío dice que me va a llevar a la oficina de GH Managua, le digo que no se preocupe, que ya iré sola.
- Prohibido ir sola a ningún sitio, prohibido subirse a un taxi, prohibido caminar por la calle… Managua es peligroso y vos sos una chelita (rubia) ingenua.
Primer contacto laboral con la gente de aquí: otro ritmo, otra forma de hacer… me va a costar no perder los nervios.
Anulo mi pasaje a San Carlos otra vez. Es imposible e inútil viajar allí sin mis cosas.
Paso el día intentando enviar correos (la conexión es nefasta) y buscando noticias de mis maletas. Por la noche se unen a la cena familiar mi otro primo con su esposa e hijos. La imagen es de un capítulo cualquiera de “Dallas”: sentados en el jardín bebiendo, rodeados de niños, sirvientas y una gran batería de pick ups en la entrada de la casa.
Llevo tres días con la misma ropa.
Me acuesto borracha otra vez.
16/07/07

domingo, 15 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN DE AMÉRICA. ¿Mis maletas?


Hoy domingo debería irme a San Carlos de Río San Juan, donde están nuestros proyectos y yo voy a trabajar, pero mis maletas no llegan y voy a tener que cambiar mi vuelo de hoy para salir en el primero de mañana lunes.
En esta casa viven ocho personas (ahora conmigo nueve) y tienen cuatro sirvientas, chofer y jardinero… pero no hay agua ni luz durante gran parte del día.
Desayuno copioso: frijoles con arroz, zumo, fruta, café y pan con jalea. Mi familia y yo leemos el periódico que nos hemos repartido por secciones mientras comemos en silencio.
Después de ducharme utilizando cubos y palanganas, me he sentado de espaldas a mi abuelita para que me desenrede el pelo mientras me cuenta como era yo de pequeñita.
Yo recuerdo que no me llevaba bien con ella, no entendía su carácter y a menudo le respondía con insolencia.
Su mente, durante todos estos años, ha procesado los recuerdos anulando completamente cualquier imagen hostil y reinventando escenas para conservarlas de la forma más agradable en su memoria. Y así les ha hablado a todos de mí en este tiempo. Para todos yo era una niña atenta y dulce que se desvivía por su querida abuela.
Supongo que esa es la magia de la vejez.
Ahora tengo la oportunidad de proporcionarle momentos de cariño incondicional para que repueblen su anciana memoria y que los retenga, el tiempo que le queda, sin el esfuerzo de decorarlos para ser feliz.

En mi maleta van los repelentes antimosquitos. A mi familia no le pican así que no tienen nada para darme. Espero no enfermar de dengue.

Acompaño a mis tíos y mis sobrinitos a hacer la compra. Aquí todo es estilo americano. Estoy horrorizada pero disimulo.
A la hora de pagar propongo hacerlo yo, pensé que se me tirarían al cuello, pero la realidad es que el país está mal y saqué mi tarjeta tranquilamente sin que nadie intentara evitarlo.

Mis sobrinos son divertidos, educados e inteligentes. Sólo llevo aquí unas horas y ya siento que les quiero.
Después de comer entre el trajinar de las sirvientas, el alboroto de los niños y mi continuo interrogatorio sobre los alimentos, mi prima y yo nos vamos a encontrar con sus amigas para ver el Argentina-Brasil.
Local americano, comida americana, nicas con ropa gringa hablando medio español y medio inglés… bueno, mejor no me quejo, mañana estaré en medio de ninguna parte.
Por la tarde seguimos sin tener noticias de mis maletas. Mi tío dice que por la mañana me llevará al aeropuerto a reclamar.
Para cenar hago dos maravillosas tortillas de patatas y pan con tomate que mi familia al completo cubre de ketchup. En fin…
Después de la cena bebimos vino chileno que estaba a unos 15 grados por debajo de su temperatura ideal, aquí todo lo meten en la nevera.
Nos sentamos fuera a hablar de los Selva. Somos una familia pintoresca, no hay duda.
Me pongo un pijama prestado y me acuesto borracha, esperando poder recuperar mañana mis maletas.
15/07/07


sábado, 14 de julio de 2007

DESDE EL CORAZÓN, DE AMÉRICA. Managua, la familia

Como ya es costumbre en mí la noche antes de tomar cualquier vuelo, no he dormido.
La última noche la pasé con mis compañeros y me fui sin decir adiós.
Al llegar a casa hice la maleta, mareada, escuché música, dije adiós a algunas fotos que prometí no volver a ver y me senté a ver las paredes de la casita de colores.
Último café, última ducha en mi pequeño cuarto de baño y último abrazo a mi veci.
De camino al aeropuerto me fijé en las calles, en el color del cielo y lancé besos al aire con el pensamiento, para mi Barcelona querida.
Me despedí de mis padres en el aeropuerto de Barcelona. En su mirada la balanza se paró exacta en el punto de equilibrio: a un lado la pena de verme ir, y al otro, la alegría de saber que iba a reencontrarme con la parte olvidada de mi sangre. Y allí se quedaron, con los ojos dulces, mientras yo empujaba mi maleta y me giraba de vez en cuando para decir adiós.

Y entones, di media vuelta al mundo.

Llegué a Managua, aunque mi maleta no. “Ya se la llevamos a la casa”, me dijeron.
En la salida del aeropuerto, me recogió una prima hermana a la que jamás había visto. “Eres bien Selva, te reconocí enseguida”.
Ya en la casa, Alejandra, otra prima, y después tres niños, mis sobrinos, que sonreían curiosos al ver a su tía española. Después mis tíos, a los que apenas recordaba y por fin la abuelita.
Estaba al fondo de la casa, de pie, apoyada en un caminador; menuda y frágil.
Ella se me quedó mirando con los ojos muy abiertos, como si quisiera abarcar todo mi cuerpo de una sola vez, en una sola toma, por si yo volvía a desaparecer otros 25 años.
De su mirada gris, por las cataratas, cayeron unas lágrimas lentas, pequeñitas.
Y entonces yo me incliné para abrazarla.
14/07/07

viernes, 13 de julio de 2007

Últimas palabras desde el Raval


En unas horas salgo hacia el aeropuerto, aún no he hecho la maleta ni he vaciado la nevera.

Todo irá bien, las cosas importantes las llevo en la cabeza y a mi gente en el alma.

Lo próximo que escriba será desde el corazón, de América.

miércoles, 11 de julio de 2007

Gloria


Esta noche Gloria y yo nos hemos dicho “hasta pronto”.
Cada una se marcha a un lado del planeta, ambas para seguir nuestros respectivos destinos.
Te llevaré a mi lado, tan cerca como todos estos años frente al piano; y tan adentro como en este último tramo, más espiritual, en el camino del budismo.
Me llevo las melodías que me enseñaste a tocar y la luz que me mostraste, esa que hay dentro de mí.
Sé que echaré de menos todas las noches tocar las piezas que aprendí a hacer mías, y tu paciencia de joven maestra; y sé que en mis decisiones estarás tú y tu capacidad de dar amor.
Gracias por hacerme amar la música, por ensanchar mi corazón, por darme tanto a cambio de nada.

sábado, 7 de julio de 2007

Gerard


Hoy me he despedido de ti y, al irme, te he mirado de lejos durante unos segundos, tu también me mirabas con esa sonrisa mágica que suaviza todos los dolores y que convierte en simples contratiempos mis catástrofes.

Casi he querido pedirte que no crecieras hasta mi vuelta, que te mantuvieras intacto, con esa misma sonrisa, para no perderme ni un sólo momento de esta vidita tuya tan llena de luz.